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Por fuerte baja en las ventas y la decisión de los fabricantes de liquidar los stocks, los precios de los equipos en las cadenas son un 35% más baratos
09/01/2017 - 14:12hs

La evolución del mercado de computadoras en la Argentina mostró en los últimos meses una estrepitosa caída de los precios pese a la devaluación del peso y a la inflación.

Los últimos números del sector son llamativos. La lista de precios al consumidor final de una de las mayores cadenas de electrodomésticos del país muestra que los precios están ahora un 35% más abajo que en mayo de 2016.

Por ejemplo, una notebook con procesador Pentium traída del exterior cuesta $8.999, y esa cifra está $5.000 por debajo de los $13.999 que costaba en mayo del año pasado.

Las computadoras con procesadores I3, I5 e I7 cuestan hoy entre un 11 y un 26% menos que en mayo del año pasado.

En el caso de los productos fabricados en el país se corrobora una tendencia similar. La misma máquina costaba $12.999 en mayo de 2016. Quien vaya a comprarla hoy la conseguirá por un 30% menos, sin tener en cuenta las promociones que se puedan sumar.

Los números y los porcentajes pueden tener mínimas variaciones entre marcas y casas de electrodomésticos, pero la tendencia es la misma.

Entre las marcas que se fabrican en la Argentina se encuentran empresas como BGH o Compaq, mientras que HP, Samsung y Lenovo son jugadores internacionales importantes.

Este fenómeno se relaciona directamente con la rebaja anunciada en octubre del año pasado, cuando el Gobierno informó que desde este año eliminará los aranceles que se pagan para importar computadoras con el objetivo de abaratar los productos informáticos, que según su criterio afectan toda la marcha de la economía y la innovación productiva.

Los fabricantes locales de notebooks sostienen que, después de que se publicó esa información, las grandes cadenas de electrodomésticos, como Garbarino, Frávega o Musimundo, les pidieron inmediatamente un descuento sobre los precios de venta para trasladarles el beneficio a los consumidores.

Las compañías, además, no tuvieron argumentos ni deseos de abrir una discusión con los distribuidores para llegar a otro puerto. Fue mayor el temor a quedarse con un stock excesivo de máquinas cuando comience a aplicarse el arancel cero que malvender sus inventarios acumulados, que se incrementaron el año pasado.

Con el cambio de gobierno, en diciembre de 2015, se abrió la puerta a las importaciones. Un fabricante local enojado con el contexto actual sostuvo que en el primer semestre del año pasado ingresó un volumen de equipos equivalente a todo lo que demanda el mercado argentino en 12 meses.

De acuerdo con datos que maneja el sector, el mercado de notebooks en 2016 fue de unas 400.000 unidades. Según una productora local, el 35% fue traído del exterior, con un pico de importación en los primeros meses del año pasado, que luego disminuyó.

Los fabricantes siguieron produciendo, pero además, del otro lado del mostrador no había muchos compradores, debido a que la pérdida del poder adquisitivo de los salarios.

La tormenta perfecta para los vendedores de computadoras no terminó allí. Meses antes del recambio de gobierno, políticos, economistas, empresarios y consumidores descontaban que quien tomara el mando del país convalidaría una devaluación del peso, algo que efectivamente ocurrió en el marco de la salida del cepo cambiario.

Para anticiparse al futuro encarecimiento de los productos tecnológicos, los consumidores se volcaron entonces a renovar masivamente sus notebooks, lo que deprimió aún más la demanda el año pasado.

Según los productores locales consultados por La Nación, los valores actuales son "inviables" para sostener la economía del sector y encontrarán un nivel adecuado en los próximos meses.

De todas maneras, pese al desplome, los precios aún no cayeron tanto como espera el Gobierno, que prometió aplicar la eliminación de aranceles en marzo próximo. Según el cálculo oficial, desde abril las computadoras deberían costar 50% menos que antes del anuncio.

De esa manera, sostienen, alcanzarían los precios de Chile, adonde se dirigen semanalmente miles de argentinos para comprar equipos más baratos.