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Unas le tienen miedo, otras se le "plantaron": las automotrices, Trump y la dura batalla en México
19/01/2017 - 12:09hs

En medio del frío penetrante de Detroit, Estados Unidos y en tiempos turbulentos para la política estadounidense, el Salón del Automóvil (NAIAS), que se realiza anualmente en la ciudad del estado de Michigan se desarrolló en medio de un clima enrarecido. Especialmente tras los anuncios de Donald Trump en contra las automotrices

Por un lado, fue un show que careció de grandes novedades (muchas se habían mostrado en el CES, el salón de tecnología que al mismo tiempo se realizó en Las Vegas). Por otro, se palpaba el temor de las marcas anfitrionas -Chevrolet, Ford y Chrysler- por su futuro.

Los problemas recientes son tantos que no permiten apreciar la incipiente recuperación que vive la ciudad industrial, que había quedado desolada tras la crisis de 2008, con enormes fábricas abandonadas que recién ahora empiezan a ver la recuperación.

En ese marco, iProfesional dialogó empezó a dialogar con directivos de diferentes marcas para conocer las reacción ante las advertencias del magnate, quien dijo que castigará a las compañías que no trasladen su producción a los EE.UU. y que sigan importando desde México. Una posible sanción sería el pago de un arancel del 35 por ciento.

Las amenazas siguen todos los días, y el futuro de la industria es cada día más incierto ante compañías que parecen ceder a los reclamos y otras que no piensan cambiar sus planes.

"Todavía no pudimos sentarnos y explicarle (a Trump) cuán compleja es la industria automotriz, un sector que además es de capital intensivo, con períodos muy prolongados", afirmó Alan Batey, CEO de GM USA, en dialogo con iProfesional.

En cuanto a la posibilidad de relocalizar inversiones en EE.UU. a partir de las declaraciones del magnate, aseguró que "el costo de la logística es demasiado elevado como para poder hacer todo en todas partes".

En Ford también hablaron de cuestiones de negocios que llevarán a tomar decisiones, más allá de la política actual.

Sin embargo, las dos automotrices fueron las primeras que respondieron a las advertencias de Trump con decisiones que traerían calma al magnate. 

Por un lado, Ford canceló sus planes de edificar una planta en México por u$s1.600 millones. En lugar de eso,  invertirá u$s700 millones en Michigan, creando 700 empleos en territorio estadounidense.

El director ejecutivo de la compañía, Mark Fields, explicó que la decisión fue tomada "independientemente" y que la empresa no hizo ningún trato especial con Trump.

"La decisión se debió principalmente a una caída dramática de la demanda de automóviles pequeños en Norteamérica", dijo.

En dialogo con iProfesional, Carlos Galmarini, director de RRII de Ford Argentina, también remarcó que son decisiones vinculadas con la situación del mercado, restándole importancia a las presiones políticas. 

"Ford México seguirá siendo el proveedor de autos chicos del país del norte. Las tratativas de los últimos días tienen que ver con factores que hacen a decisiones de negocios", comentó.

Agregó que hay dos elementos importantes que tuvieron en cuenta al encarar el plan estratégico de la compañía: "Por un lado, vislumbramos un mejor ambiente para la industria en EE.UU.; por el otro, los segmentos que México exporta a ese mercado están sufriendo una baja de la demanda. Ford toma las decisiones en base a los negocios", comentó Galmarini.

En el caso de GM, también crearán 7.000 nuevos puestos en el país del norte y trasladarán parte de su producción de ejes para sus camionetas desde México a Michigan.

Otra de las marcas que dio un visto bueno a Trump fue Hyundai, quien anunció que planea aumentar la inversión en ese mercado un 50% a u$s3.100 millones en cinco años.

Chung Jin-haeng, presidente del grupo que abarca a Hyundai Motor y Kia Motors, negó que el plan fuera impulsado por la presión de Trump. Por el contrario, afirmó que la compañía espera una mayor demanda de automóviles en ese país. De modo que también se trató de una decisión puramente de negocios. 

"Tenemos que estar comprometidos con el mercado estadounidense, que tiene gran importancia estratégica y puede ayudar o deshacer nuestro éxito global", dijo.

Las que no cedenOtras automotrices eligieron el camino contrario, como es el caso de BMW, que también fue amenazada por el magnate.

La compañía alemana produce en San Luis de Potosí, México, para 44 países y está confiada en que los acuerdos comerciales con diferentes mercados les permitirán seguir exportando.

"La nueva planta de San Luis Potosí es parte de nuestra red global de producción. Desde allí vamos a vender a todo el mundo", desafió Ludwigh Willisch, presidente de BMW Norteamérica, la semana pasada, durante el Auto Show en Detroit.

Hace tres años, BMW anunció una inversión por u$s1.000 millones para construir su planta de México, donde ensamblará 150.000 unidades anuales de su modelo Serie 3 a partir de 2019. La casa alemana afirma que esa fábrica creará al menos 1.500 empleos.

La firma posee 31 plantas en todo el mundo. La de México será una de las cinco más grandes fuera de Alemania, además de Estados Unidos, Reino Unido, China y Sudáfrica.

Respecto de la estrategia que seguiría en caso de que Trump modifique el Tratado de Libre Comercio con México, Willisch dijo: "Vamos a ver qué pasa. Ahora mismo nada ha cambiado".

Las cuatro japonesas más fuertes con operaciones en México, Toyota, Nissan, Honda y Mazda, también dijeron que no harán cambios.

Las automotrices juegan un rol muy importante en el país azteca ya que produjeron en conjunto 1.4 millones de vehículos, casi un 40% del total de la industria mexicana, y planean elevar el total a 1.9 millones de unidades en 2019, según la Organización de Comercio Exterior de Japón.

Sin embargo, su producción actual en México es una fracción de las cerca de 4 millones de unidades que fabricaron en Estados Unidos en 2015.

Toyota fue la primera atada y la primera en responder. Dijo que mantiene los planes de construir una nueva planta en México para el Corolla a partir de 2019, en coordinación con la planta de la empresa en Mississippi, y aclaró que no repercutirá de manera negativa en la creación de nuevos puestos de trabajo al otro lado de la frontera.

"El volumen de producción o empleos en Estados Unidos no disminuirá como resultado de nuestra nueva planta en México", aclaró la compañía.

En Estados Unidos, Toyota tiene "inversiones directas por u$s21.900 millones de dólares, 10 plantas productoras, 1.500 revendedores y 136.000 empleados. Además en 2015 se exportaron más de 160.000 vehículos construidos en Estados Unidos hacia 40 países, ayudando a establecer el paíscomo un centro global exportador", agregó.

En cuanto a Nissan podría ser la principal víctima de cualquier castigo impositivo ya que estableció su primera planta en México hace 50 años y ahora fabrica más de 800.000 autos al año, la mayoría sedanes Versa y Sentra. Además, exporta casi la mitad de la producción al país del norte, donde también tiene plantas.

La guerra comercial y los problemas para MéxicoEl ataque a las automotrices tiene un trasfondo mucho más conflictivo que el enfrentamiento con un sector, según indican los especialistas.

"La presión no es solo para las automotrices. En este caso se dio porque en México se desarrolla un polo de la industria automotriz muy significativo que provocó el desplazamiento de las terminales americanas y autopartistas a esa región, pero el planteo es mucho más amplio", explicó Juan Llach, miembro del Consejo Integral de Ciencias Económicas y profesor del IAE.

"Esta situación insinúa una suerte de guerra comercial con consecuencias negativas para todos. Hay que ver en qué medida traspasa al plano legal. De lo contrario, las empresas no estan obligadas a seguirlo", comentó Llach.

Por otro lado, el especialista explicó que también podría haber impacto en el consumo de la principal potencia mundial.

"Hay que ver cómo reaccionará la demanda cuando los consumidores estadounidenses sientan que se encarecen los autos, porque si se fabrican en México por algo es. La amenaza es peligrosa", agregó.

Resulta que, en la práctica, es mucho más barato importar autos de la nación azteca que producirlos en Estados Unidos. 

Por eso en los últimos años ese mercado se convirtió en un gran comprador de vehículos mexicanos, país que proyecta fabricar cinco millones de unidades anuales en 2019.

Hay otros factores a tener en cuenta. Aunque el país azteca no es el máximo exportador de vehículos a la nación que comandará Trump (Japón, Alemania y Canadá disputan el primer lugar) tiene un par de ventajas respecto a otros territorios.

Una de ellas es que ya cuenta con más de 40 tratados de libre comercio con diferentes países y con la Unión Europea que le permiten importar materias primas y componentes con cobro de aranceles preferenciales.

¿Quién puede frenar las amenazas? Según Llach, hay que esperar la reacción en el ámbito de la OMC, en término de límites, ya que hay riesgos de que algunas posibles medidas vayan en contra de pactos internacionales.

"En Davos ya vimos la reacción del Presidente chino sobre los riesgos de una guerra comercial", agregó el especialista.

Por otro lado, nadie sabe a ciencia cierta cuál es la posibilidad de que la industria automotriz vuelva a EE.UU.

"No hay ninguna duda de que el 'fabriquen en EE.UU' de Trump resuena entre muchos votantes, especialmente en el corazón industrial del país", dijo Daniel Howes, columnista y editor de economía del diario The Detroit News.

"La verdad es que las familias y los líderes de los sindicatos, los directivos de las automotrices y los empleados que trabajan en el sector han estado esperando décadas para que un futuro presidente que lo diga".

Sin embargo, aunque la idea entusiasme, es una propuesta económica "forzada".

"Se desecha cuando los números y acuerdos comerciales dicen que tiene más sentido financiero construir productos en el extranjero e importarlos a invertir miles de millones y emplear a los trabajadores estadounidenses", dicen los expertos.

Ensamblar autos en México se hace con mano de obra barata, beneficios fiscales e incentivos para las automotrices y hasta energía más barata, detalla el reporte del Centro de Investigación Automotriz.

Eso se traduce en el precio de autos, principalmente los compactos que se venden en EE.UU. y a los cuales puede acceder el consumidor con mayor facilidad.

Para finalizar, ¿habrá impacto en la Argentina de toda esta guerra?.

El caso de GM sonó cercano cuando se piensa que el Cruze se fabrica en la planta de Alvear, en Santa Fe. Sin embargo parece que los efectos no serán graves. "Las repercusiones, por ahora, serán menores. Siempre y cuando no sea un enfrentamiento de inversiones generalizada y una guerra comercial abierta", finalizó Llach

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