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Asumió Donald Trump y el mundo está en vilo frente al cambio de rumbo de la mayor potencia global
20/01/2017 - 12:46hs

Cuando el reloj marcó las 12 del mediodía en Washington (14 horas en la Argentina), el mundo contuvo el aliento a la espera de las primeras palabras de Donald Trump como flamante jefe de la Casa Blanca. 

La figura del magnate siempre generó controversias. Pero su ascenso a la presidencia de la mayor potencia global se da justo en momentos en que reforzó la munición gruesa en contra de empresas, naciones vecinas y hasta actores de Hollywood

Trump viene de fustigar a Meryl Streep por sus críticas, de arremeter contra México por la inmigración ilegal y de culpar a compañías estadounidenses–principalmente automotrices- por el desempleo y el cierre de fábricas. 

Cuando este viernes el polémico multimillonario esté de pie frente al Capitolio y ofrezca su discurso de investidura, la comunidad internacional intentará decodificar todas las palabras, cada uno de sus gestos y hasta sus silencios. 

La expectativa estará puesta en el tono de su oratoria y en el contenido de su mensaje, una suerte de prólogo de lo que será el arranque de su gestión

Considerando que el discurso de asunción de un presidente está pensado para quedar en la historia, la incógnita es si Trump apostará a un mensaje de unidad hacia la nación –especialmente él que asume como el mandatario más “impopular”, con un nivel de rechazo del 53%-, como el que pronunció justo después de que su rival Hillary Clinton reconociera su derrota. 

O si, en cambio, optará por representar su papel más controvertido y que, paradójicamente, tan buen resultado electoral le dio: el de político furibundo, el de un “outsider” que sólo ve amenazas fronteras afuera. 

En la tarde del jueves, tiró una pista: habló de "unificar al país" e insistió con la idea de "hacer más grande que nunca" a los EE.UU.

Sin embargo, también tuvo un momento de egolatría cuando, en su propio hotel, afirmó que seguramente "un absoluto genio" había construido ese lugar. Dos caras muy diferentes en una misma tarde. 

Pero el punto central no sólo es el “Día T” y sus primeras palabras como jefe de la Casa Blanca.  La comunidad internacional estará más expectante aun de sus medidas inmediatas como presidente

Sobre este aspecto, hay expertos que sostienen que habrá que prepararse para momentos turbulentos, sobre todo en la parte política y diplomática

Así lo plantea el analista e historiador Daniel Muchnik, quien destaca que si Trump “llegara a ejecutar la mitad de sus promesas seguramente cambiarían gran parte de las reglas y convenciones comerciales, militares y sociales en el mundo”. 

En tanto, en un editorial titulado “Incertidumbre Trumpiana”, el economista ganador del Nobel, Joseph Stiglitz, afirma que la investidura del magnate en la Casa Blanca indefectiblemente marca un punto de inflexión: “Muchos votantes querían un cambio. Ahora lo obtendrán: ya nada se hará de la forma en la que se acostumbraba”.

En diálogo con iProfesional, Jorge Argüello, quien se desempeñó como representante permanente de la Argentina ante la ONU, considera que el mundo deberá prepararse para un período de fuertes turbulencias políticas: “Avanzamos hacia una etapa de alta tensión”. 

“No hay ningún indicio que permita inferir que el mandatario no va a avanzar con las medidas que adelantó durante su campaña. Tomemos el caso del muro que quiere construir en la frontera con México: ya nadie discute si se levantará o no, ni siquiera su par Enrique Peña Nieto. El debate ahora pasa por quién lo va a terminar pagando”, detalló el diplomático. 

Argüello es de los que piensa que Trump tiene margen y libertad como para aplicar su plan de gobierno: “Él va a poder designar al noveno juez de la Corte Suprema y esto inclinará la balanza a su favor, porque hasta ahora había cuatro progresistas y cuatro conservadores. Además, es un presidente que no le debe nada a su partido y posee mayoría en las dos cámaras”. 

Sobre este último punto, no todos coinciden: Muchnik cree que el partido que lo empoderó, cuando nadie creía en sus chances de llegar a la Casa Blanca, le quitará algo de margen de acción: “El Parlamento, con mayoría republicana pero con bolsones disconformes con el nuevo presidente, puede frenarlo”. 

En paralelo, Marcelo Elizondo, ex director de Fundación ExportAr, afirma que el republicano "no llegó para contribuir con el orden mundial. Seguramente alimente el desorden, porque es una figura muy disruptivaefectista, poseedora de un discurso explosivo que, por cuestiones estratégicas, mantendrá durante el primer tramo de gestión". 

Pero señala que no todo lo anunciado en la campaña lo llevará a la práctica, haciendo así referencia al teorema de Baglini, que postula que cuanto más se acerca un político al poder, más se aleja del cumplimiento de sus promesas

“Trump va a avanzar con muchas medidas, pero también es de esperar que haya una dosis de moderación”, sostiene. 

Proteccionismo versus globalización  En el plano económico aparecen las medidas menos polémicas, como la disminución del impuesto a las ganancias corporativas del 35% al 15% y un arancel del 10% -aplicado por única vez- para lograr la repatriación de parte de los u$s2,5 billones que las compañías tienen fuera de ese país. 

También promete avanzar con un inédito plan de infraestructura por la friolera de u$s1 billón para dinamizar el empleo y ganar competitividad. La contracara es el riesgo de que se dispare el déficit fiscal y que esto pegue en la inflación

Sin embargo, lo que más preocupa en la comunidad internacional es su postura antiglobalización”, contrariando la propia esencia de los republicanos, más proclives al libre mercado. 

En este sentido, los objetivos del presidente de EE.UU. apuestan básicamente a desalentar importaciones, anular tratados de libre comercio, forzar inversiones en su territorio y apostar por una política mucho más aislacionista, lo que probablemente termine generando tensiones

Este plan no sólo pone en riesgo las exportaciones (y la tasa de crecimiento) de China o México. También supone una amenaza para empresas argentinas, que dependen de la firma de puño y letra de Trump para que el país reingrese al codiciado Sistema Generalizado de Preferencias, un programa que permite ingresar a ese mercado con aranceles reducidos. 

El peligro, para los analistas, es que uno de los ejes de la campaña que se convirtió en su carta de triunfo para llegar a la Casa Blanca fue, justamente, su discurso antiglobalización.  

Trump tocó la “fibra sensible” de los estadounidenses recordando una y otra vez el declive productivo de su país: desde el año 2000, más de 60.000 fábricas cerraron sus puertas, destruyeron casi 5 millones de empleos industriales. 

Es en este contexto en el que se circunscriben las medidas más controvertidas, tales como: 

-El retiro de los EE.UU. del acuerdo Trans-Pacific Partnership (TPP). 

-La renegociación inmediatamente el NAFTA (acuerdo que mantiene con México y Canadá). 

-La aplicación de un plan de sustitución de importaciones para sectores industriales estratégicos (con el rubro automotriz a la cabeza), avanzando con la imposición de aranceles

-La revisión del intercambio comercial con China, para llevar ante la OMC todos los casos en los que consideren que existe competencia desleal. 

¿Es este el camino hacia el aislamiento de la mayor potencia mundial

Para Elizondo es en este punto donde ve más una postura efectistas que una estrategia con impacto a gran escala. 

El experto sostiene que, en una economía tan globalizada y con una matriz productiva apoyada en cadenas de valor trasnacionales, donde el diseño, las materias primas y el ensamblado final de un artículo pueden hacerse en distintas partes del mundo, el postulado de Trump tiene sus limitaciones

China y México, en la mira A partir de ahora, China será uno de los países que esté bajo la mira de Washington

Es que el gigante asiático es el responsable de generar casi la mitad del déficit comercial que la economía estadounidense tiene en su intercambio con el mundo, que alcanza la friolera de u$s800.000 millones anuales. 

“Trump parece estar empeñado en sostener una guerra comercial. Después de todo, China es más dependiente de las exportaciones a EE.UU. que viceversa, lo que otorga al mandatario una ventaja. Pero una conflicto de este tipo no es un juego de suma cero”, advierte Stiglitz. 

Miguel Ponce, ex subsecretario de Industria, alerta que si el republicano activa un “cerrojoaduanero se gatillará un peligroso sobrestock a escala mundial que meterá presión en el mercado argentino. 

Las siguientes cifras son elocuentes y ponen de manifiesto los riesgos derivados de este choque de gigantes y la posibilidad de que queden millones de contenedores a la deriva

-Vehículos y autopartes: China le vende a la Argentina por u$s532 millones, mientras que en los EE.UU. coloca mercadería por u$s13.252 millones, unas 25 veces más. 

-Juguetes: el gigante asiático exporta al mercado argentino por u$s230 millones anuales. En paralelo, despacha a los EE.UU. por u$s15.000 millones, (65 veces más). 

-Calzado: fábricas chinas ingresan al mercado doméstico bienes por u$s120 millones cada año. Pero proveen al país del Norte por un valor 115 veces más elevado (u$s14.000 millones).  

Hay riesgos”, se sincera un funcionario de larga carrera de Cancillería, en diálogo con este medio. Sin embargo, reconoce que el Gobierno aún no está preparando ninguna medida especial frente a este posible escenario. 

"La respuesta para nosotros no es alimentar el proteccionisimo. Es más integración, pero de manera inteligente", recalca. 

Dentro del capítulo chino, tan o más peligrosa como una guerra comercial, es un conflicto bélico, luego de que el secretario de Estado de Trump advirtiera que iba a cortarle el paso a Pekin a un archipiélago en el que estaría realizando ensayos militares. 

China amenazó que si EE.UU. barre con sus islas artificiales en el mar que le pertenece en el Pacífico asiático habrá guerra. Más sinceridad, imposible. China no amenaza en vano”, advierte Muchnik. 

Otro de los objetivos a los que apunta el mandatario es reducir el déficit comercial que su país mantiene con México, que alcanza los u$s60.000 millones, el 8% del rojo total. 

El magnate viene de calificar al NAFTA como el “peor acuerdo comercial jamás firmado en cualquier parte”. 

Pero lo que más preocupa a Trump es la influencia de ese país en el cierre de empresas y la pérdida de empleos

El mandatario ya ganó la pulseada frente a Ford y Toyota, que anunciaron nuevas inversiones en EE.UU. Y también logró que Carrier, fabricante de equipos de aire acondicionado, cancele planes en México. El jefe de Estado promete más resultados. 

Para la Argentina, los problemas que pueda tener la economía mexicana son aun más preocupantes que los efectos que generaría China, dado que de los más de u$s380.000 millones que exporta anualmente esa nación, el 80% tienen como destino el mercado estadounidense. 

Cambio de clima en la regiónPara los expertos, la tensa relación bilateral es lo primero que salta a la luz a la hora de analizar el vínculo que tendrá Trump con América latina. 

“No debemos esperar muchos ni estar esperanzados. Nuestra región nunca formó parte del debate presidencial. Las medidas proteccionistas que se esperan tendrán impacto negativo y afectarán el crecimiento de”, advierte Argüello. 

“Las propuestas de Trump se limitan a tres políticas muy específicas: construir un muro en la frontera con México y deportar a los 11 millones de inmigrantes indocumentados, renegociar el NAFTA y revertir el acercamiento diplomático con Cuba”, apunta Juan Carlos Hidalgo, analista del think tank Cato Institute, con sede en Washington. 

“La implementación de estas tres políticas sin lugar a dudas deteriorarán la relación con la región. A Trump le será muy difícil echarse atrás con estas medidas sin decepcionar a sus votantes”, recalca. 

En lo que respecta al acercamiento bilateral, todavía resuena la frase que el magnate le dijo a Macri por teléfono apenas ganó las elecciones: “Argentina es un gran país y tendremos la más cercana relación de la historia". 

¿Será tan así? Los analistas, por el momento, lo descartan

De hecho, varios proyectos ambiciosos que se plantearon durante la gestión de Obama para ser concretados durante una hipotética gestión de Hillary Clinton, no continuarían. 

Entre ellos figuran: 

-El pacto con la agencia oficial Small Business Administration, para la creación de 24 centros en diferentes provincias, que iban a tener como objetivo el apoyo para la internacionalización de Pymes argentinas

-La reapertura de una oficina de la Agencia de Comercio y Desarrollo en Buenos Aires y que, según el Ministerio de Producción, iba a permitir “incentivar inversiones”. 

-La creación de un foro estratégico Estados Unidos-Argentina, una iniciativa público-privada que apuntaba a mejorar y monitorear la evolución de las negociaciones bilaterales.

Para Elizondo, no habrá que esperar una relación demasiado dinámica como la que planteaba un triunfo de Hillary.

Pero el experto tampoco observa ninguna animosidad en contra de la Argentina por parte del líder de la Casa Blanca, como la que sí existe contra México o China

En esa misma línea, Enrique Mantilla, presidente de la Cámara de Exportadores (CERA) afirma a iProfesional que el país no está en la "lista negra” de Trump, porque el intercambio bilateral actualmente es muy beneficioso para los EE.UU. 

En 2016, la diferencia entre exportaciones e importaciones arrojó un déficit de u$s2.100 millones en contra de la Argentina

Esta balanza a favor de la economía del Norte hace posible imaginar, según Elizondo, la firma de acuerdos de preferencias o cupos muy puntuales y para productos determinados que requiera la economía estadounidense. Básicmaente alimentos o materias primas

“Hay una ventana para negociar, si bien por el momento parece pequeña”, sostiene. 

En lo político, ¿afectará el hecho de que en su momento el macrismo se haya jugado tan abiertamente en favor de la candidatura de Clinton? ¿O es un traspié que ya quedó en los archivos? 

Para Argüello, un experto que entiende y mucho de relaciones internacionales, se trató de “una anécdota no positiva”.  

“Estimo que no tendrá gran impacto diplomático, pero hoy se ve como una situación incómoda que debería haberse evitado”, concluye. 

Sin embargo, como quedó de manifiesto, hay un consenso generalizado de que el panorama que se abre de ahora en más para la Argentina difiere mucho del escenario con una continuidad de los demócratas. No tanto por algún tipo de daño que Trump pueda infligir, sino por los muchos efectos indirectos que amenazan con golpear a la economía.