iProfesionaliProfesional

Estimaciones de la Secretaría de Economía de México, el país podría exportar más de u$s150.000 millones en cinco años hacia otros países del súper bloque
23/01/2017 - 23:30hs

Era una de sus promesas electorales y cumplió: en su primera jornada laboral como presidente, Donald Trump firmó una orden para retirar a Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés).

"Lo que acabamos de hacer es una gran cosa para el trabajador estadounidense", dijo Trump tras firmar la orden. A fines de noviembre, Trump dijo en un video con el que dio a conocer las medidas para sus primeros 100 días de mandato: "(El TPP) es un desastre potencial para nuestro país".

"En cambio, negociaremos acuerdos comerciales bilaterales justos que otra vez generen empleos e industria en territorio estadounidense", agregó.

El TPP llevó siete años de negociaciones y fue una de las banderas de la política de comercio exterior del saliente mandatario Barack Obama.

Para Trump, en cambio, la cancelación de cuajo de este tratado fue una promesa clara de campaña que ya se cumplió.

Pero, ¿qué significa este cambio de marcha para América Latina?

El nuevo presidente estadounidense es un crítico acérrimo de los tratados multinacionales, por considerar que no contemplan las prioridades estadounidenses y ponen los intereses comerciales por encima de la generación de empleo que él considera pivote de la economía.

Su triunfo en las urnas hizo temer lo peor entre los promotores del TPP. Porque el tratado aún espera por su ratificación y el asunto no es nada fácil: se requiere el visto bueno de al menos seis de los países signatarios y estos deben representar al menos un 85% del Producto Interno Bruto (PIB) de los 12 combinados.

En la práctica, eso significa que no podrá entrar en vigor sin el visto bueno de Estados Unidos y Japón, que juntos equivalen al 79% del PIB del bloque.

Así, el supertratado económico podría estar herido de muerte antes de nacer.

El ambicioso tratado busca dar forma al mayor bloque económico del mundo y fue firmado en febrero de 2016 por 12 países entre los cuales se encuentran tres naciones latinoamericanas: Chile, México y Perú.

Para los promotores del acuerdo en esos países, el anuncio dejó sin comenzar la fiesta de varios sectores que anticipaban una bonanza comercial.

Y en las órbitas de gobierno, genera incertidumbre por un acuerdo que ha sido una parte integral de la estrategia económica de las tres naciones.

La posición de Trump es una buena noticia para China y sus ambiciones de expandir su influencia en Latinoamérica.

En su momento, la mandataria chilena, Michelle Bachelet, lo respaldó como un "gran acuerdo" de todos quienes creen "que el libre comercio como una economía abierta ha sido beneficioso".

Chile fue la nación pionera de la región en buscar sociedades comerciales distintas a las tradicionales con Estados Unidos y Europa.

Mediante la membresía, México y Perú también buscan aumentar sus exportaciones y atraer importantes inversiones de países asiáticos.

Según estimaciones de la Secretaría de Economía de México al momento del anuncio del TPP, el país norteamericano podría exportar más de u$s150.000 millones en cinco años hacia otros países del súper bloque.

Pero la retirada firmada por Trump es una buena noticia para quienes se habían mostrado críticos con el convenio desde un principio.

Varios sindicatos, por ejemplo, habían señalado que el acceso barato a mercancías del sureste de Asia -en particular de Vietnam, uno de los signatarios del TPP- y a mano de obra a menor costo pondría en jaque las posibilidades de desarrollo de la industria y las condiciones del empleo en partes de Latinoamérica.

Empresarios y organizaciones civiles en México afirmaron que el TPP representaba "un peligro para varios sectores de la economía".

Entre los más perjudicados, dicen, están la industria textil, de autopartes, la producción de leche, azúcar, acero y el comercio de medicinas.

"Nuestro peor reto es Vietnam, siempre ha sido nuestra preocupación", reconoció Alfonso Juan Ayub, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Textil en México, el pasado octubre.

Algunos incluso advierten del efecto dañino que podría tener sobre las exportaciones agrícolas de los tres países de la región.

Otros, en tanto, critican el tratado como instrumento en sí mismo: lo llaman "el Titanic del comercio", condenado a hundirse, y reclaman contra los intentos de los gobiernos de salvarlo a cualquier costo.

"Prepotentes y sin entender el mensaje político que les deja la derrota del TPP por la movilización y acción de los pueblos, destacadamente las organizaciones de izquierda y progresistas de todos nuestros países, ahora buscan una desesperada salida creyendo que pueden imponerla", opinan Alejandro Villamar y Alberto Arroyo, miembros de "México Mejor Sin TPP", en una columna publicada por la agencia Alai.