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Empresarios argentinos creen que la "crisis del limón" es sólo la punta del iceberg de lo que se viene con Trump
24/01/2017 - 13:03hs

La relación comercial entre la ArgentinaEstados Unidos no sufrirá un impacto negativo directo”, plantaba el domingo desde Washington Martín Lousteau, el actual embajador en esa nación. 

Sin embargo, bastaron algunas horas desde que el diplomático planteara este escenario positivo para el país para que cayera la bomba: la administración de Donald Trump, entre una serie de medidas proteccionistas, decidió suspender el ingreso de limones argentinos por 60 días

Esta decisión no puede analizarse de manera aislada. Para los expertos en comercio internacional, el mensaje de la nueva gestión al frente de la Casa Blanca va mucho más allá del freno a los cítricos nacionales: 

-Es la confirmación de que Trump llegó al poder con el firme objetivo de aplicar “mano dura” a las importaciones que compitan contra los productores estadounidenses

-Es la ratificación del desguace de toda la “agenda Obama”, que planteaba una ambiciosa agenda estratégica con un Estados Unidos más globalizado y que tenía a la Argentina como gran beneficiaria. 

-Además, es una prueba de que, con el magnate, no se estaría cumpliendo "teorema de Baglini", aquél que postula que, cuanto más se acerca un político al poder, más se aleja del cumplimiento de sus promesas de campaña.

Es que, durante las primeras horas de gestión, Trump ratificó todas y cada una de las medidas en materia comercial que anticipó que tomaría cuando era candidato

Como parte del desmantelamiento de la "herencia de Obama", este lunes el presidente firmó el decreto con el sacó a los Estados Unidos del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), que conformaba junto a otras once naciones y que se había constituido en el gran pilar del plan globalizador del Partido Demócrata. 

En noviembre pasado, Trump había adelantado que una de las primeras decisiones que iba a tomar era la salida del TPP, alianza al que tildó como un “desastre potencial para el país”. Y cumplió

El segundo objetivo que se propuso, y que va justamente en dirección con su espíritu proteccionista, es el de renegociar el NAFTA, pacto comercial que mantiene con Canadá y México. La cita será el 31 de enero, momento en que tendrá lugar la cumbre de presidentes. 

El objetivo de Trump se centra básicamente en anular parte de las ventajas arancelarias que tiene este último país, al que responsabiliza por el cierre de más de 60.000 industrias en los últimos quince años y la pérdida de casi 5 millones de empleos en los EE.UU. 

Ante la amenaza de castigar a las importaciones con fuertes aranceles, ya logró que automotrices como Ford y fabricantes de electrodomésticos, como Carrier, cancelaran millonarias inversiones en territorio mexicano y relocalicen sus planes en suelo estadounidense. 

Incluso, estaría a punto de torcerle el brazo a Apple, que estudia seriamente la posibilidad de desembolsar u$s7.000 millones en una planta para el ensamblado de componentes de iPhone. Una situación que, en plena campaña, parecía simplemente irrisoria

El riesgo latente es que esta nueva agenda aislacionista, enmarcada en el eslogan de campaña “Make America Great Again”, tenga un impacto más directo en la Argentina que el que se pensaba inicialmente. 

Así como las palabras de Lousteau luego fueron rebatidas por los hechos, el temor de que la conversación telefónica que Trump mantuvo con Macri–en el que le aseguró que la relación bilateral iba a ser "la más cercana de la historia"- quede en la nada ante nuevas medidas del republicano. 

En el arco político, entre los que advierten sobre el cambio de era, está el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, quien advierte que "nos metieron en la cabeza que la globalización era abrirnos y abrirnos, y ahora el mundo nos corrió el arco y vive un proceso de cierre". 

"Espero que el Gobierno sepa leer la época que empieza, una etapa que nos obliga a que el comercio exterior y el cuidado del empleo sean fundamentales”, señala. 

En diálogo con iProfesional, Jorge Argüello, ex representante Permanente de la Argentina ante las ONU, advierte que “las medidas que está dejando trascender el presidente de los EE.UU. no son propicias para la Argentina. Deberíamos estar más cautos que esperanzados”. 

La crisis de los limones, primer "test ácido" La decisión de la administración Trump de frenar la entrada de limones durante dos meses fue recibida con diversas lecturas. 

Desde el Gobierno trataron de mostrarse tranquilos. Incluso, consideraron lógica la decisión de revisar el acuerdo, algo que respondería a una simple cuestión burocrática propia del cambio de gestión, tal como lo planteó el ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile. 

Sin embargo, expertos consideran esta nueva traba como muy preocupante, dado que pone en serio riesgo más de una década de arduo trabajo diplomático que incluyó –luego del cierre propiciado por productores de cítricos estadounidenses- numerosas presentaciones ante la OMC.

Desde la Federación Argentina de Citrus (Federcitrus) habían estimado que la apertura del mercado estadounidense iba a permitir exportar unos u$s50 millones anuales. Sin embargo, este compás de espera está poniendo paños fríos a las proyecciones. 

Marcelo Elizondo, ex director de Fundación ExportAr, advierte que, a partir de este gesto, "será difícil imaginar un ingreso libre de los cítricos nacionales". 

“Esta suspensión por 60 días seguramente esté seguida por un pedido de la administración Trump de renegociar los términos del acuerdo. Podrán exigir un sistema de cuotas u otras medidas. Lo que es seguro es que las condiciones para exportar serán más duras”, alerta en diálogo con iProfesional

Esto, en un contexto en el que el comercio bilateral hace una década arroja un resultado negativo para la Argentina (ver cuadro). 

Otros sectores estratégicos que también enfrentan riesgos son: 

1. Carne: 

Esta industria viene de transitar un camino similar al de los limones: tras 15 años de prohibiciones y un largo reclamo ante la OMC, Obama había acordado la apertura del mercado estadounidense. 

En un principio, se estableció un sistema de cuotas de 20.000 toneladas anuales que podrán ingresar a ese país con aranceles preferenciales.

Pero los demócratas partieron sin dejar el "papelerío" listo. El Servicio de Inspección y Seguridad Alimentaria de EE.UU. (FSIS) se había comprometido en diciembre a entregar, recién a mediados de febrero, un informe con el listado de los frigoríficos habilitados para exportar carne fresca. 

Ahora, nadie tiene garantías de que ese informe llegue en tiempo y forma. 

Ante este cuadro, Miguel Schiaritti, presidente de la Cámara de la Industria de la Carne (CICCRA), advierte a este medio que “si Trump se pone muy agresivo, la Argentina entonces deberá volver a la OMC y exigir la apertura de su mercado". 

Esto, en tiempos diplomáticos, puede significar muchos meses de negociaciones

2. Biodiesel: 

Según Ecolatina, las empresas que elaboran este derivado de la soja enfrentan altísimos riesgos, dado que actualmente el 90% de la producción se envía a los Estados Unidos, un negocio que en 2016 representó más de u$s1.000 millones, constituyéndose en el rubro más exportado a ese país. 

“Además de la posibilidad de mayores controles, fue nombrado al frente de la Agencia de Protección Medioambiental Scott Pruitt, un hombre escéptico del cambio climático, lo que podría llegar a favorecer los combustibles tradicionales en desmedro de los ecológicos”, señalan desde la consultora. 

“Esto golpearía a uno de los ganadores de la nueva relación bilateral alcanzada tras la asunción de Cambiemos”, agregan. 

A esto se suma otro riesgo latente: desde fines de 2016 no se renovó el “blender´s credit”, un incentivo fiscal que premia a las empresas proveedoras de combustibles con un bono de u$s300 por cada tonelada de biodiesel que suman al gasoil. 

“Obama muchas veces demoró su renovación pero luego lo actualizó de manera retroactiva. Todavía es muy prematuro para decir si Trump va a eliminar el sistema. Pero lógicamente hay ansiedad”, afirmó el directivo de una de las principales compañías de "bio". 

3. Productos de economías regionales 

Para Ecolatina, "una situación preocupante también la enfrentan algunos productos vinculados con las economías regionales"

Según la consultora, la importancia de Estados Unidos para dichos sectores “genera incertidumbre ante un giro en la política comercial”. 

Dentro de este grupo, los analistas incluyen a: 

-Exportadores de arándanos: en 2016 vendieron al mundo por más de u$s120 millones y el 65% de ese monto correspondió al envíos al mercado estadounidense

-Productores de té: esta economía regional generó divisas por más de u$s90 millones el año pasado. Tres cuartas partes se colocaron en la primera potencia mundial. 

-Exportadores de miel: de los u$s160 millones que se despacharon al exterior, un 40% correspondió a los Estados Unidos. 

-Industria frutícola: las ventas al exterior de jugos de citrus, manzana y uva (que se acercaron a los u$s300 millones) dependen en un 40% del país del Norte. 

4. Sistema Generalizado de Preferencias (SGP):  

Una de las grandes apuestas del macrismo era lograr el regreso de la Argentina al SGP, un mecanismo que hasta 2011 permitió exportar a ese país productos con beneficios arancelarios por u$s500 millones. 

El SGP fue clave durante muchos años para el ingreso de vinos, quesos, carnes y otros productos de las economías regionales. Esto fue así hasta que el país fue suprimido del régimen cuando la relación entre Obama y Cristina Kirchner se tensó.

Con Macri, todo prometía revertirse: antes de las elecciones en los EE.UU. había tanto optimismo que el ministro Cabrera había adelantado que antes de 2017 la Argentina iba a volver a gozar de este beneficio. Pero hoy, todo quedó freezado

“Hay que olvidarse del SGP con esta agenda proteccionista”, dispara Ponce, ex subsecretario de Industria. 

En tanto, Enrique Mantilla, presidente de la Cámara de Exportadores (CERA), afirma que si bien todavía hay una ventana abierta, lo que está en riesgo es el propio sistema: “La pregunta más importante es: ¿Acaso Trump va a seguir utilizando esta herramienta? ¿O va a preferir ahorrarse el costo fiscal y darla de baja?”. 

¿Inversiones en riesgo? Un punto que incomoda al macrismo es si las presiones que recibieron automotricestecnológicas y hasta fabricantes de artículos del hogar por parte de la Casa Blanca afectarán a los proyectos anunciados en la Argentina, tal como sucede hoy con México

La visión oficial es que no habrá impacto. El ministro Francisco Cabrera, tras regresar de Davos, anticipó que el país va a ser testigo de una “curva exponencial de inversiones”. 

Sin embargo, en off, fuentes cercanas a esa cartera no ocultan su preocupación. A medida que Trump está cumpliendo cada una de sus amenazas, el espíritu optimista ha ido mermando

“Todavía es prematuro sacar conclusiones. La Argentina tiene un déficit comercial importante con EE.UU., superior a los u$s2.000 millones anuales. No somos el foco de sus problemas. Pero es verdad que el clima para los negocios no mejoró en estos últimos meses”, afirman. 

Un dato que no pasa desapercibido es que, del total de anuncios de inversión del exterior pautados hasta 2019 que recabó el Ministerio de Hacienda, el principal origen corresponde a los Estados Unidos, con más de u$s10.000 millones previstos (incluyendo proyectos de capitales mixtos). 

Para Ponce, la visión anti internacionalización” que plantea Trump hace presuponer que puede haber un “compás de espera para algunos desembolsos de compañías estadounidenses con los que hoy cuenta la administración de Macri”.

Elizondo es de los que coincide con la visión oficial en el sentido de que el foco del conflicto para los Estados Unidos es México y China. Y no la Argentina. 

No veo un trato tan duro por parte del nuevo presidente de los EE.UU. hacia empresas de su país que tengan planes de inversión en nuestro territorio”, afirma. 

Sin embargo, hay una realidad y es que el triunfo de Trump cambió de manera radical la agenda de cooperación bilateral que prometía abrirse en caso de que los demócratas se hubiesen impuesto en las urnas

Es que la saliente la administración de Obama dejó un tendal de acuerdos firmados con la gestión macrista para fomentar las inversiones estadounidenses en la Argentina, los cuales sólo se iban a ponerse en práctica en 2017 con Hillary Clinton en la Casa Blanca. 

Esto implica, de por sí, una menor fluidez en la cooperación gubernamental para la concreción de proyectos.  

Entre los acuerdoscajoneados” figuran medidas que hubiesen significado un espaldarazo importante para los desembolsos de empresas estadounidenses en territorio nacional, tales como:  

-La reapertura de una oficina de la Agencia de Comercio y Desarrollo de los EE.UU. en Buenos Aires que, según el Ministerio de Producción, iba a permitir “incentivar inversiones”. 

-La creación de un foro estratégico EE.UU.-Argentina, una iniciativa público-privada que iba a tener como objetivo “discutir temas clave que afectan a la relación bilateral" y que pretendía ofrecer una "visión estratégica a largo plazo”. 

-La activación de una línea de financiamiento especial para las exportaciones de empresas de capital estadounidense presentes en el país. 

-La puesta en marcha de créditos para la importación de maquinaria y bienes de capital de ese origen para ayudar a equipar a empresas argentinas

La mayoría de estos objetivos son contrarios a la visión que tiene Trump sobre las relaciones internacionales. 

“Acá se requiere de un mejor planeamiento estratégico. No se puede seguir trabajando como si nada hubiese cambiado y los demócratas siguieran en el poder. Es una nueva etapa y ya estamos viendo los primeros impactos directos”, concluye Ponce.