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Con el cambio de gobierno, se especuló mucho con el regreso de las grandes compañías de alta gama. Sin embargo, no se concretó ningún desembarco
17/02/2017 - 13:35hs

Recorrer la Avenida Alvear fue, hasta hace algunos años, algo similar a estar en las mejores calles parisinas o de Nueva York. 

Las múltiples marcas de lujo sumaban valor a la zona, y reflejaban el desarrollo de un mercado de la moda que estaba muy cerca de los porteños

Muchas de esas compañías abandonaron el país por las trabas a las importaciones, y si bien se especuló con su regreso, todavía no se concretó ningún relanzamiento.

En la actualidad, Alvear ya no es lo que era y parece lejos de concretarse.

Hermés es una de las pocas marcas importadas que resiste, ubicada en el local que alguna vez tuvo Louis Vuitton, frente al hotel Alvear.

Hoy, la avenida más emblemática del barrio de Recoleta se divide en dos: desde Plaza Francia a Callao, donde hay una variada oferta de marcas de indumentaria nacional y joyerías, y desde Callao hasta Libertad, donde hay varios locales vacíos, joyerías especializadas en compra y venta de oro, algunas marcas nacionales y no mucho más.

La caída del consumo, cierta retracción en el turismo extranjero y la prohibición de importar que tuvieron las marcas en los últimos años armó el escenario actual.

Por caso, hace dos años cerró su local Ermenegildo Zegna, firma que llegó a invertir u$s3 millones para comprar un petit hotel, hoy abandonado. Otras de las marcas que supieron brillar y hoy ya no están fueron La Mansión Polo Ralph Lauren, Louis Vuitton, Emporio Armani, Escada, Valentino, Calvin Klein, Cartier, Kenzo, Salvatore Ferragamo, y Versacce.

La tienda de relojes italiana Panerai, no sólo cerró su local ubicado entre Ayacucho y Callao, sino que después bajó las persianas de otro que abrió en la siguiente cuadra.

Los emprendedores locales también sintieron el golpe: la actriz Karen Reichardt cerró su local Amores Perros, después de dos años y medio.

No obstante, algunas etiquetas aún resisten. López Taibo, The Watch Gallery, Mont Blanc, Jean Pierre, zapatos Peruggia en sus versiones Bottier y Express, son algunas de los casos.

Lo mismo ocurre con la perfumería Bouqueterie, casi pegada a Menage a Trois, la marca de Victoria Vanucci; Perramus y la joyería Breitling.

También en esa zona, en junio del año pasado, abrieron Las Oreiro, al lado de Evangelina Bomparola y cerca de Hermés. Cardón se mantiene con dos locales a menos de 200 metros de distancia, al igual que las joyerías Santorelli y Zanotti.

También está presente la casa de calzados Prego, y las tiendas de indumentaria Brava y James Smart. Lo curioso son los grandes carteles de ‘sale' y hasta combos de trajes y camisas que se ofrecen en las vidrieras.

Para los amantes de las fragancias está Fueguía; la casa Colección Alvear de Zurbarán y, a pocos metros, varias joyerías como Ricciardi, Paul Baker y Stark, especializados compra y venta de diamantes, relojes de lujo y alhajas exclusivas. Uno de los vendedores de una joyería señaló: "Hay poco turismo pero igual, algo se vende, según BAE.

El precio promedio del gramo de oro, ronda entre los $400 y $600, depende la joya".

Además, hay varios locales vacíos: el que perteneció a Ermenegildo Zegna, el que fue de Cartier y el de la marca de indumentaria Hieber.

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