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Dujovne ratifica que su prioridad es el recorte fiscal y enví­a una fuerte señal al mercado financiero
23/02/2017 - 11:52hs

Por si alguien tenía alguna duda sobre el perfil que Nicolás Dujovne le quiere dar a su gestión, el interrogante quedó zanjado el mediodía de este miércoles. 

El titular del Palacio de Hacienda utilizó buena parte de los 32 minutos que duró su exposición -con respuestas a la prensa especializada incluidas- para definir a la política fiscal como el "objetivo central" de su mandato.

Comenzó su conferencia confirmando que su prioridad es ir corrigiendo el rojo de las cuentas estatales. 

Esto, en medio de las polémicas más candentes que surgen del actual rumbo económico -que muestra despidos en empresas de un amplio abanico de sectores- y frentea la proliferación de reclamos que llegan desde las organizaciones sociales y la CGT.

"El primer objetivo es mejorar la política fiscal; mejorar el gasto público. La Argentina gasta mucho en subsidios. En la medida en que se vayan eliminando, podremos incrementar el gasto en infraestructura para tener un mejor transporte, rutas, hospitales y una mejor política de ingresos", aseveró el ministro en el arranque de su alocución, antes de mostrar cifras y proyecciones.

"La política fiscal cumple un rol fundamental para crecer y generar empleo", completó.

Luego de aquella presentación en público que tuvo lugar apenas asumió, esta fue la primera vez que Dujovne convocó al microcine del Palacio de Hacienda para brindar una conferencia de prensa. 

Su primer anuncio -en el que pautó un descenso de un punto del rojo fiscal en cada año, hasta el 2019- no hizo más que reconfirmar que su gran misión en el Gobierno es la de ordenar las cuentas del Estado.

No por nada, Mauricio Macri decidió que se quedara en Buenos Aires mientras él trata de convencer a los empresarios españoles deque inviertan en la Argentina. 

El Presidente considera que solamente con un ordenamiento fiscal logrará ese cometido.

Dujovne, en tanto, confirmó que para 2017 prevé un rojo fiscal que ascenderá al 4,2% del PIB, pero que lo reducirá al 3,2% en 2018 y al 2,2% en 2019

Indicó que si pudiera extender el programa económico hasta el 2023, mantendría este lineamiento. 

Luego, afirmó que bajar el déficit "es una política núcleo" del programa económico del Gobierno, "junto con un Banco Central independiente que lucha contra la inflación".

Entre los anuncios, el funcionario expresó que se pautarán metas fiscales por trimestre y que éstas serán indicativas. 

Señaló que el déficit acumulado -en relación con el PBI- tendría que evolucionar de la siguiente manera:

-Al cierre de los primeros tres meses: 0,6% 

-Al finalizar el segundo trimestre: 2%

-Hacia fines de septiembre: 3,2%

-Al concluir diciembre: 4,2% 

Para cumplir con este plan, aseguró que prevé una reducción del gasto primario, en términos reales (descontada la inflación), del 1,6%. 

Dejó entrever que ese objetivo se logrará recortando subsidios a la energía. Y se disculpó por no entrar en mayores detalles sobre esta cuestión.

Lo que sí explicitó Dujovne es que no se prevén despidos en la administración pública nacional y que "no habrá cambios en la política social, que seguirá enfocada en el beneficio de la gente de menores recursos".

El guiño para los inversoresEn su alocución, hubo algo que quedó bien en claro: se dirigió a varios "auditorios" sectoriales

Uno de los más importantes es el de los inversores financieros, para quienes hubo un mensaje entrelíneas: como respuesta al esfuerzo fiscal que está dispuesto a hacer el Gobierno, se espera una baja de las tasas de interés para los créditos que pueda tomar la Argentina.

El plan de reducción gradual del déficit que propone Dujovne es "música para los oídos" de los financistas, habida cuenta de que este es un viejo reclamo tanto de ellos como por parte de las calificadoras de riesgo y bancos internacionales. 

Después de haber quitado el cepo al dólar, de arreglar la deuda con los holdouts, de emprolijar al INDEC y de otra serie de medidas, la principal demanda viene por el lado fiscal.

De hecho, las agencias de rating avisaron el año pasado (cuando elevaron la nota del país post-acuerdo con los acreedores) que para seguir mejorando la nota hacía falta un plan para contener el rojo del Estado

En este sentido, la desconfianza es palpable. Tal es así que Gabriel Torres, VP de Moody's, remarcó -allá por septiembre de 2016- que "si el año próximo, a esta altura, seguimos hablando de un déficit elevado, será un tema más que preocupante".

"Si la lógica de financiar el rojo con endeudamiento persiste, aumentará la deuda todos los años. Esto no es bueno para la nota, si bien la Argentina tiene margen", agregaba en ese entonces.

Para los grandes inversores, la cuestión fiscal viene a ser un aspecto central en su toma de decisiones. Lo era antes y lo es ahora.

Primero aplaudieron el "gradualismo" que imprimió el otrora ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay. No obstante, ante la falta de resultados se acrecentaron las dudas

Después de eso, salieron a criticar al Gobierno -por lo bajo- por la falta de avances en la materia. De modo tal que el plan Dujovne viene a acallar esas críticas

"Están tomando las medidas que pedía el mercado desde que asumió. Al poner el tema fiscal como el principal de la agenda, mejora la percepción de riesgo de los bonos", expresó a iProfesional el gerente de un banco de inversión extranjero desde sus oficinas en Puerto Madero.

La visión de este banquero -y del resto de los grandes operadores del mercado- es que un estricto control del déficit mejorará el costo de financiamiento que actualmente tiene el país. 

Al reducirlo, bajan las necesidades de salir a pedirle al mercado dólares contantes y sonantes. Además, le facilita la tarea al Banco Central en su pelea contra la inflación

"Era el tema clave que el Gobierno tenía que atacar y ahora lo está haciendo en forma consistente. El riesgo país debería bajar porque la Argentina ahora es más predecible y necesitará menos fondos para financiar el agujero en las cuentas públicas", apuntó el banquero.

No es casual que días atrás el ministro de Finanzas, Luis Caputo, haya reafirmado ante el presidente del BID la promesa de que ni la Nación ni las provincias mostrarán un déficit superior al estipulado.

"Estamos trabajando con el BID para lograr una mayor responsabilidad fiscal, para alcanzar un equilibrio financiero y para distribuir mejor los recursos entre las provincias", dijo "Toto" Caputo al terminar su reunión con Luis Alberto Moreno, titular del organismo.

En cuanto al monitoreo, Dujovne anunció que el reporte mensual de las cuentas públicas vendrá con un mayor grado de apertura "para permitir ver, con mayor claridad, cómo gasta el Gobierno los recursos de todos".

Brotes verdes en camino

En sintonía con la determinación de bajar el rojo, el ministro ratificó su confianza en que el Banco Central cumplirá con su meta inflacionaria (17% en 2017), si bien el mercado no está tan convencido de que esto vaya a suceder. 

Dujovne también se refirió a la economía real, en un intento por llevar algo de optimismo en plena lluvia de malas noticias, con cierres de fábricas y suspensiones que están a la orden del día.

Para el funcionario, hay "brotes verdes" que ya pueden visualizarse, si bien reconoció que todavía es difícil que la población los pueda percibir.

Dijo, por ejemplo, que el nivel de empleo privado volvió a dar números positivos en enero, luego de un "crecimiento modesto" durante diciembre. 

Reiteró que entre octubre y noviembre se registró la creación neta de 20.000 posiciones laborales.

"Es cierto que cuesta sentir en la calle (el crecimiento económico). Pero una cosa es que se destruyan puestos, como ocurrió durante el primer semestre de 2016, y otra bien diferente es que haya creación, tal como viene sucediendo desde agosto último", refrendó el funcionario.

Al respecto, dijo que, antes del fin de semana, el INDEC dará a conocer datos positivos sobre la actividad económica del comienzo de 2017.

El funcionario quiere dar buenas noticias, mientras que el macrismo debe transitar este 2017 lidiando con un difícil dilema a cuestas: bajar el rojo de las cuentas públicas en pleno año electoral. 

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