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Cruzado por varias internas, el triunvirato de la CGT hace equilibrio para estirar el paro y contener las grietas
09/03/2017 - 12:05hs

Con la foto de una marcha multitudinaria todavía fresca, la cúpula de la CGT se reunirá el próximo jueves para decidir sus próximos pasos, entre los que no descarta la definición del demorado paro general.

Así, el Consejo Directivo intentará cerrar las grietas que asomaron el martes, cuando algunos sectores abuchearon al triunvirato por no ponerle fecha a la huelga, lo que dio lugar a incidentes que acapararon la atención pública.

La reunión del Consejo Directivo tendrá en agenda la evaluación de la estrategia adoptada, luego de que en febrero pasado abandonara la mesa del diálogo con el Gobierno para exigir un cambio en el rumbo económico.

A pesar de que el final turbulento terminó empañando en parte la manifestación, la mayoría de la dirigencia consultada por iProfesional se mostró satisfecha con la convocatoria demostrada.

Según los organizadores, la concurrencia al acto estuvo bien por encima de las 100.000 personas, si bien no faltan quienes hablan de que se movilizaron unas 400.000.

"Fue excelente, nunca en los últimos años tuvimos esa convocatoria", dijo el vocero de la UTA, Mario Calegari.

Sin embargo, la jefatura sindical no oculta su preocupación por las crecientes tensiones internas que estallaron en el microcentro. Los sectores más conciliadores con el Gobierno apuntaron contra el kirchnerismo y la "ultraizquierda".

"Fueron los de Berazategui (el intendente K Patricio Mussi), la Unión de Docentes Argentinos y Sanidad Capital, donde está la izquierda", aseguró el titular de UPCN, Andrés Rodríguez.

En realidad, fue producto de un combo explosivo que incluye la cercanía de las elecciones, en las que el peronismo se encuentra atomizado; la interna sindical, por cómo posicionarse frente al Gobierno; y la situación laboral, que presiona a la dirigencia a endurecerse. 

Sobre ese escenario -y el palco de la CGT- se montaron el martes los díscolos, dicen en Azopardo.

Para el sector de los "gordos", más propensos a negociar in eternum, lo que se abre tras la marcha es un "compás de espera".

Son varios en la central quienes apuestan a extender en el tiempo la amenaza de huelga. "A principios de abril se fijará una fecha", afirmó Rodríguez.

Fue Héctor Daer, triunviro y dirigente de Sanidad, quien en su alocución cometió el furcio de anticipar que será "antes de fin de año", para luego retractarse.

Cerca del gremialista advirtieron que la confirmación del paro dependerá de las respuestas que dé el Gobierno en los próximos días.

De hecho, su discurso fue sugestivo en el sentido de destacar dos condiciones que debían confluir: la primera, que desde el Ejecutivo no aparezcan señales de corrección en la economía. Segundo, que haya un fuerte consenso social para la medida.

Al terminar el acto, Daer intentó minimizar la importancia de los disturbios y, sobre todo, trató de desmentir las versiones que daban cuenta de una división en el seno de la central gremial.

Atribuyó los problemas a "grupos no sindicales con manifiesta intención de querer imponer una estrategia determinada a la CGT". Ante los reclamos por la convocatoria al paro, recordó que el acto era por otro motivo, "para diseñar y peticionar una agenda de cosas que para nosotros se tienen que cambiar".

De todas formas, quedó en evidencia la presión interna sobre el triunvirato, y ya son pocos los que creen que la medida de fuerza pueda evitarse.Camioneros, metalúrgicos y la Corriente Federal que lideran los bancarios volvieron a pronunciarse en las últimas horas en favor de realizar la jornada de protesta a fin de mes.

Parte de los cánticos, que descolocaron al triunvirato, provinieron de militantes de la Unión Obrera Metalúrgica de Capital, Quilmes y Córdoba. El gremio liderado por Antonio Caló contó con la venia de las pymes industriales para que los afiliados faltaran al trabajo y pudieran asistir a la protesta.

La marcha frente a la secretaría de Industria había sido uno de los puntos acordados en febrero. El otro era la realización de un paro para la segunda quincena de marzo, si bien los miembros del triunvirato -Juan Carlos Schmid, Carlos Acuña y Héctor Daer- evitaron especificar la fecha en la movilización del martes.Internas a la vistaLa vocación "dialoguista" es parte de una postura que refleja el espíritu de la mayor parte del sindicalismo peronista: salvo bancarios y aceiteros, la mayoría de los gremios, hasta el momento, evitó ir a una huelga por su cuenta.

En otras palabras, ha venido primando la necesidad de mostrarse como interlocutores. Sin embargo, las presiones crecientes por los despidos y el impacto de las importaciones forzaron a varios gremios a adoptar medidas.

Uno de ellos es la UOM, que en estos últimos meses alentó movilizaciones e incluso avaló la ocupación momentánea de la planta de Banghó. En tanto, camioneros bloqueó algunos hipermercados.

El planteo predominante en la CGT es el de acompañar a los "empresarios nacionales" frente a las medidas del Gobierno. Así lo expresó este miércoles Pablo Moyano al participar de las protestas en Sancor ante la demora en el pago de sueldos.

Pese a encabezar los reclamos y endurecer la postura de la central obrera, el hijo del líder camionero cerró filas este miércoles con el Consejo Directivo. "No nos van a venir a correr ni los remiseros de Ezeiza, ni la Línea 60 ni los intendentes kirchneristas. Acá la única que para el país es la CGT, y la fecha la va a poner la CGT", remarcó.

La ausencia de su padre en la movilización fue utilizada como latiguillo desde el propio entorno del camionero, donde recordaron que con él "esto no pasaba".

Añoranzas del verticalismo que garantizaba el líder camionero, ahora abocado a la interna de la AFA, pero también un tiro por elevación a un triunvirato sobre el que Moyano ya no tiene la misma influencia de antes.

La tensión quedó expuesta la semana pasada con la pelea que se desató entre el líder de la UOM de Quilmes, Francisco Barba Gutiérrez, y Pablo Moyano.

El camionero se enfureció con la tríada de la CGT luego de que esta respaldara a Gutiérrez, secretario de interior de la central y aliado del kirchnerismo, quien avanzó en la normalización de las seccionales interiores, tarea que antes recaía en Pablo.

La disputa no es menor: la "chapa" de la central en las provincias la utilizan los sindicalistas para ganar espacio en las listas del PJ.

"Quieren disfrazar a los K de la CGT para pelear lugares en las listas", señalaron a iProfesional desde el entorno moyanista.

Como el peronismo está disperso y ya no hay una Cristina Kirchner que monopolice la lapicera, se agudizan los enfrentamientos en el seno del sindicalismo por sumar nombres en las boletas.

Las fricciones dentro del peronismo también preocupan al Gobierno. Desde allí también seguirán muy de cerca la reunión del Consejo Directivo y los próximos pasos.

En efecto, el regreso del sindicalismo peronista a las calles hizo aflorar la interna en Cambiemos respecto de cómo afrontar la situación.

- En un bando se alinean los que creen que hay que mostrar firmeza y desechar cualquier reclamo de un "cambio de rumbo" en la economía

- En otro se encolumnan quienes ven necesario mantener un canal de diálogo y contribuir a que no se deteriore la representatividad del triunvirato

En este último grupo aparece Emilio Monzó, titular de la Cámara de Diputados y principal dirigente del PRO, quien impulsa una apertura hacia el peronismo.

En tanto, el Gobierno salió a convocar a una nueva mesa de diálogo para discutir la apertura de aquellas importaciones que puedan estar afectando a los sectores de la industria nacional más vulnerables a la competencia externa.

Será coordinada por el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, y por el de Producción, Francisco Cabrera. Por lo pronto -a esta altura del partido-, la propuesta es vista como "insuficiente" desde la agitada sede sindical de la calle Azopardo.

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