La movilización de los gremios del 7 de marzo dejó un sabor agridulce. Es que si bien la protesta fue masiva, los incidentes del final dejaron mal parados a los integrantes del triunvirato que conduce a la confederación de trabajadores.

Hubo un punto de quiebre durante la marcha. Los sectores más radicales fueron a escuchar discursos duros y una convocatoria a un paro general que nunca se realizó. Por eso surgieron silbidos, algunos insultos y un final con el escenario "copado" los intransigentes.

Héctor Daer prometió que la semana que viene se volverá a reunir el consejo directivo para precisar finalmente la fecha de la huelga general, que podría ser la primera semana de abril. No obstante, dijo que el Gobierno aún tiene herramientas para frenar el conflicto.

"Concretamente tiene que anunciar que cambia su política aperturistas indiscriminada por una política de desarrollo, de defensa de la industria, que deja de lado la postura de ponerle tope a las paritarias, que deja de transferir directa o indirectamente recursos a los que más ganan y debe dejar de plantear un sistema con grandes tasas de interés para la timba financiera", resumió en declaraciones radiales.

Daer rechazó las versiones que indicaban que fue un llamado el Presidente el que logró amortiguar la crudeza del reclamo del pasado martes. Y aclaró que nunca se le pasó por la cabeza renunciar a su cargo pese al disgusto de los sectores que esperaban voces más firmes en el acto central que se realizó en Moreno y Diagonal Sur.