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Dólar flota en $16, pero analistas no creen que sea el precio "real" de equilibrio entre oferta y demanda
21/03/2017 - 10:30hs

Una de las cuestiones más complejas de resolver que tuvo (y aún tiene) que abordar el equipo económico es el atraso del dólar frente a la inflación, más allá de la medición que se adopte para cuantificarlo.

Para el Estudio Bein, el Gobierno heredó el cepo y un tipo de cambio bajo, que desalienta la exportación, dificulta la competencia con los productos importados y favorece el consumo de los argentinos en el exterior.

Pasó más de un año desde que Mauricio Macri asumió y, si bien las restricciones a la compra de divisas pasaron a ser historia, el precio del billete verde sigue generando problemas. En particular, a las economías regionales. 

De hecho, este es el principal argumento que -afirman desde la city- impulsaría al BCRA a intentar reducir en el mercado la abundante oferta de divisas, producto de la colocación de bonos. 

Según la entidad, el último registro sobre el índice de tipo de cambio real bilateral daba cuenta de una cifra del orden de 85. En otras palabras, 15% por debajo de la del 17 de diciembre de 2015, fecha en la que el Gobierno desarticuló el cepo.

A diferencia de lo sucedido en otros períodos, el fortalecimiento del peso se dio en un contexto de libre flotación. Es decir, sin que el Banco Central intervenga, en la medida en que la cotización se mantenga dentro de un piso y un techo determinado. 

De hecho, en muy contadas ocasiones Federico Sturzenegger intentó modificar su valor, dejando que el mercado sea el que lo haga.

Es más, el miércoles pasado -y por primera vez en el año- intervino para adquirir u$s300 millones, luego de la colocación de deuda realizada por la provincia de Buenos Aires.

De esta manera, rompió una inactividad que se venía prolongando desde el 20 de diciembre, cuando compró u$s700 millones.

El economista Miguel Bein sostiene que si bien la "película" muestra que el tipo de cambio real bilateral se viene deteriorando, la "foto" (de febrero 2017) indica que aún se conserva algo de esa mejora en la competitividad cambiaria lograda tras la última devaluación.  

Además, da cuenta de una serie de factores que han contribuido al mantenimiento de esa mejora: 

-La apreciación del resto de las monedas de la región, superado el "efecto Trump".

-Precios de las materias primas que se sostienen, pese al fortalecimiento de la moneda estadounidense en el mundo.

-La disponibilidad de financiamiento externo a tasas aún bajas.

Así las cosas:

-En relación con EE.UU., la competitividad cambiaria argentina cayó 20%. 

-En cuanto a China y a la zona euro, se perdió en promedio un 22%.

-En el único caso en que se ganó fue frente a Brasil, si bien esa mejora viene siendo de un 3%.

Este desglose permite ponerle cifras al tan mentado atraso cambiario que pregonan economistas, analistas y empresarios. 

El Gobierno, en tanto, apunta a mejorar la competitividad ya no por la vía de una nueva devaluación sino, más bien, a través de otras herramientas, como la de reducir el peso de la carga impositiva. 

Por lo pronto, tanto desde el Banco Central como por parte del Ministerio de Hacienda ratifican que no se interferirá en la libre flotación. Y que serán las fuerzas del mercado las que establezcan el precio del dólar.

Es de esperar entonces que con la fuerte entrada de billetes verdes que trae el combo "blanqueo + endeudamiento + liquidación de la cosecha", el billete verde se mantenga calmo en los próximos meses.

Inflación "mata" devaluación

Mientras sigue el debate sobre el "precio justo", lo cierto es que el billete verde sigue perdiendo terreno frente a la inflación.

El gremio de los economistas pone el foco en tres aspectos que profundizan este problema

-El bajísimo punto de partida de 2015, producto de la errática política cambiaria de la gestión anterior (cepo y blue mediante).

-El elevado "pass-through", entendiéndose como tal el traslado de la suba del billete verde a precios que tuvo lugar principalmente durante el primer semestre de 2016.

-La quietud nominal a raíz de la mayor oferta de dólares que hay en el mercado. 

"Es cierto que en el último año el Banco Central prácticamente no ha intervenido de manera relevante ni sistemática en la plaza cambiara", indican desde M&S Consultores.

¿Qué ha pasado en el "mientras tanto" con otras divisas de la región? A excepción del peso mexicano (que se fortaleció 10% tras devaluarse hasta un 17% al asumir Trump), han retornado a niveles similares a los de noviembre.

En cuanto al peso argentino y su relación con el dólar, el precio actual es:

-Muy parecido al de ese mes (noviembre).

-Se ubica por debajo del nivel del período 2003-2007 (entre $30 y $22, a cifras de hoy).

-Es bastante menor que la del primer mandato de Cristina Fernández ($20 promedio, a valores actuales).

En otras palabras, hoy día la cotización de la divisa estadounidense en términos reales (descontando la inflación) viene a ser una de las más bajas de los últimos 20 años. 

Por cierto, la "tranquilidad" cambiaria (nominal) no es producto de un boom exportador, ni resultado de una lluvia de inversiones. Tampoco consecuencia de una menor dolarización por parte de ahorristas y empresas. 

De hecho, la exportación está estancada, los desembolsos recién asoman y el traspaso al billete verde viene siendo altísimo.

Más bien, se trata de una "tranquilidad" sustentada en el ingreso de dólares por la vía de endeudamiento del sector público del formidable ingreso, por única vez, que trae el blanqueo.

Ganadores y perdedores

La apreciación del peso argentino, trae aparejada una serie de consecuencias sobre la economía

Entre ellas, favorece a las importaciones y al turismo expansivo, mientras que dificulta la colocación de productos "Made in Argentina" en el mundo.

"Con el dólar actual, solamente se sienten cómodos los exportadores agrícolas con rindes altos de la pampa húmeda que, además, no pagan más retenciones para el trigo y el maíz", observan desde M&S. 

Los que ahorran en dólares y los turistas argentinos también se encolumnan en la lista de ganadores. Más aun, en un contexto en el que la cotización actual es, en términos reales, una de las más favorables de los últimos 15 años.

"En los últimos períodos, la demanda para atesoramiento y turismo en el exterior fue muy fuerte, incluso con un tipo de cambio equivalente a $20 de hoy", consignan desde M&S. 

En la lista de perdedores aparecen los exportadores que no producen cereales ni soja en la pampa húmeda y aquellos que deben competir con los artículos importados, como el rubro textil

También el actual tipo de cambio hace que los inversores externos piensen dos veces antes de "hundir" su capital en la Argentina, ya que preferirían hacerlo a valor más alto, sostiene la consultora de Rodolfo Santángelo. 

¿Una situación estructural o coyuntural?

La pregunta del millón que se hacen los analistas es cuál sería el tipo de cambio (nominal y real) de no haberse tomado tanta deuda externa y sin el ingreso extra -y por única vez- que trae el blanqueo.

Más aun, en un contexto en el que la demanda privada sigue firme y muy por encima de la oferta derivada de los dólares que trae la exportación y el rubro inversiones. 

Hablando en plata, entre diciembre y febrero la primera (demanda) rondó los u$s8.000 millones, frente a los u$s5.000 millones mensuales de la segunda (oferta).

Ese "bache" de u$s3.000 millones por mes hasta ahora se ha compensado vía sinceramiento (diciembre), ventas de bancos (enero) y del Tesoro y las Provincias (febrero). 

A grandes rasgos, el atesoramiento de particulares y empresas, como así también el turismo, se están financiando con endeudamiento

Por cierto, este es un problema que viene de más larga data. Tanto, que habiendo pasado dos devaluaciones (la de enero 2014 y la de diciembre 2015), la economía sigue arrastrando el problema del atraso cambiario. 

Para varios analistas, el actual precio de $16 -en el que se entrecruzan hoy día oferta y demanda- viene a ser punto de encuentro bastante inestable

Es decir, es producto de un fuerte ingreso de tipo circunstancial (blanqueo más alto endeudamiento) frente a un elevado egreso que, por el contrario, es estructural (atesoramiento).

En otras palabras, no es un equilibrio de libre oferta y demanda del todo genuino ni parece tener "la pinta" de ser perdurable a largo plazo. 

El ahorro en moneda dura y el turismo se vienen financiando, en gran medida, con toma de deuda en el exterior que, por cierto, luego habrá que pagar.

Los fuertes rumores de los últimos días acerca de una modificación en la estrategia para absorber ese exceso impulsaron al billete verde más de 10 centavos en una jornada. 

El influyente economista Mario Blejer, es uno de los que advierte que el ingreso adicional de capitales no es perdurable y que "en los últimos meses se dieron hechos que no volverán a repetirse". 

"Me pregunto qué sucederá cuando se acaben los efectos del blanqueo y no se emitan tantos bonos", afirma. 

De esta forma, abre un manto de dudas sobre lo que pueda llegar a venir cuando se acabe el "hechizo" del blanqueo y haya que comenzar a pagar los dólares de la deuda.

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