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El empresario aseguró, conmovido, que fue un "día histórico" para la firma. Y repitió entusiasmado el eslógan de Cambiemos: "Hoy en la Argentina se puede"
20/03/2017 - 23:44hs

En 1958, Augusto “Pirincho” Cicaré comenzó su sueño: levantó una fábrica de helicópteros, esos vehículos voladores que lo enamoraron desde los cuatro años. Desde entonces, produce y exporta a toda Latinoamérica desde su planta de la localidad bonaerense de Saladillo.

Este lunes, el empresario de 79 años fue visitado por el presidente Mauricio Macri y la gobernadora María Eugenia Vidal, quienes fueron a cumplir con una promesa de campaña: un crédito para que pueda duplicar su producción.

Entonces, Pirincho sacó un papel de su bolsillo y leyó algunas palabras, ante la presencia de los funcionarios, los 40 empleados que trabajan en su empresa y vecinos del lugar.

“Es un día histórico para Cicaré, que me llena de orgullo", aseguró Piricho, intentando –sin éxito– esquivar la emoción. "Esta historia comenzó hace más de 60 años en mi querida Polvaredas. Una historia de trabajo, sacrificio, pasión", contó.

"Hoy este gran equipo siente un gran honor de ser reconocido. Después de un largo camino vemos que todo lo trabajado tuvo sus frutos. Hoy contamos con un apoyo inédito. Llevamos adelante un gran polo aeronáutico en Saladillo para la Argentina y la región", indicó Pirincho.

Por último, Cicaré hizo un guiño y parafraseó a los mensajes de campaña de Cambiemos: "Hoy más que nunca tenemos que seguir creyendo que en la Argentina se puede". Y acaparó los aplausos.

La historia de Pirincho

Sin saber qué eran, Augusto Cicaré vio helicópteros por primera vez cuando tenía cuatro años y se enamoró. En todas las entrevistas cuenta la misma anécdota sobre la revista Mecánica Popular, como agradecido al momento en que se cruzó con la publicación que marcaría el destino de su vida.

"Tomé una revista de esas y veo la primera experiencia que estaba haciendo Sirkosky... Cuando leí que el helicóptero podía hacer vuelo estacionario, aterrizar en un lugar en inaccesible, que servía para salvar gente, entonces me enamoré", dice.

Igor Sirkosky, nacido en Kiev en 1899 y exiliado en los Estados Unidos desde la revolución rusa de 1917, fue el primer constructor de helicópteros en serie. Para Cicaré fue la brújula. Desde el instante que vio aquellos artefactos con hélices que flotaban en el aire, se propuso fabricar uno.

Nacido hace 79 años en Polvaredas, Saladillo, a pocos kilómetros de donde hoy se erige su taller, Cicaré, que prefiere ser llamado "creador" antes que "inventor", es el mayor de cinco hermanos y a los 11 tuvo que hacerse cargo de la familia, luego de que su padre se enfermó.

Para ese entonces, Pirincho estudiaba medio día en la escuela y luego ayudaba a un tío que tenía una tornería. "Cuando se iba de viaje me quedaba a cargo, me acuerdo que tenía que subirme a la caja de herramientas para llegar al torno", recuerda.

"Ya pensando que un día iba a ser un helicóptero, y sabiendo que para la mayor parte de las piezas se necesita un helicóptero, aprendí a hacer distintos trabajos en el taller", asegura.

Al quedar su padre incapacitado para seguir trabajando, su madre le dijo que iba a tener que ponerse a trabajar en el campo para mantener a la familia. Su tío, por otro lado, había sido contratado por la empresa SIAM, y Cicaré vio ahí la oportunidad: le propuso a su madre que le comprara un torno y le aseguró que se haría cargo del negocio de su tío. "Ya tenía la clientela, la gente me conocía porque muchos trabajos los hacía yo", explica.

Para la fabricación del primer prototipo, Cicaré utilizó, entre otros materiales que poco tenían que ver con la aeronáutica, barrotes de las antiguas camas de hierro. "Lo hacía así, o no hacía nada", sostiene. Y recuerda que a ese primer ejemplar le faltó potencia pero llegó a despegarse del suelo. En aquel momento, tenía 21 años. Poco después, hizo la versión mejorada, el CH-1, el primer helicóptero diseñado y fabricado en América Latina, según Clarín.

Al enterarse de que había un argentino fabricando helicópteros en Polvaredas, el presidente Arturo Umberto Illia lo mandó a buscar. Poco tiempo después, Cicaré estaba trabajando en la fábrica militar de aviones en el proyecto de un helicóptero nacional. Con el golpe de 1966, debió regresar a sus pagos y el plan quedó trunco.

Así es que Cicaré continuó el desarrollo de la empresa por su cuenta en Saladillo, junto a su familia. Los tres hijos que tuvo con Isabel Ponce, su esposa, trabajan en la compañía. Se trata de Fernandom director y CEO; Juan Manuel, ingeniero agrónomo, y Alfonso. Desde 2010 exporta ejemplares ultralivianos a Europa, Australia, Medio Oriente, Taiwán y China. Son los únicos productores de este tipo de máquinas en Latinoamérica.

En 2015, antes de las elecciones, Mauricio Macri visitó el taller y se comprometió, si llegaba a la presidencia, a impulsar el emprendimiento. La empresa proyecta construir un nuevo hangar y duplicar la producción a 80 unidades por año con apoyo de BICE y Fondear.