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Para algunos hay algo peor que una caída en ventas o atravesar un ciclo adverso: es que el propio Gobierno les diga abiertamente que no los tiene presente
05/04/2017 - 16:03hs

"Ustedes ya fueron". Esta frase, propia de una conversación de adolescentes, fue pronunciada recientemente por un funcionario del Ministerio de Energía.

Sus destinatarios: los representantes de la Cámara de Expendedores del GNC que, por enésima vez, se acercaban a la cartera para exigirle a Juan José Aranguren que deje de tomar medidas que desalienten el consumo de ese combustible.

"Nos dijeron que esta actividad ya fue. Y que la intención es que el GNC cueste lo mismo que la nafta, algo que sería lisa y llanamente nuestro certificado de defunción", revela a iProfesional Pedro González, vicepresidente de la entidad.

"Nos señaló como los responsables del déficit de gas de la Argentina. No nos quedó ninguna duda de que estábamos ante un ministerio anti GNC", añade el directivo.

Semejantes afirmaciones no hacen más que ratificarles a los integrantes de esta industria lo que todos ellos sospechaban: en el Gobierno de Macri tienen muy poca aceptación, por no decir ninguna.

A los ojos de la Cámara de Expendedores del GNC, la caída estrepitosa en las conversiones y el cierre de estaciones de servicio del ramo tienen en el ex titular de Shell a su principal responsable.

El 2016 cerró con el nivel de instalaciones de equipos más bajo de los últimos 7 años y las colocaciones de marzo (8.390) marcaron el peor derrumbe en más de una década.

El año pasado, indican fuentes de la actividad, este sector sufrió el cierre de más de medio centenar de puntos de expendio. Estadísticas en mano, los empresarios no dudan en definir a Aranguren como un "ministro que sigue pensando como un petrolero".

Hasta se animan a revelar que el funcionario, más de una vez, les dejó bien en claro que "el gas vehicular no debería existir".

Cecha, la confederación que aglutina a la mayoría de los empresarios del expendio de combustibles del país, es otra de las organizaciones que carga contra el ministro por lo que viene ocurriendo con el GNC.

"En 2016 Aranguren puso en marcha su plan para dejar de fomentar el uso y disparó una serie de medidas. Quitó subsidios, duplicó el precio en las estaciones de servicio, engordó los costos y hasta culpó a la actividad del déficit gasífero", protesta Oscar Díaz, secretario general de la organización.

"Para Aranguren, hablar de gas vehicular es hablar de kirchnerismo. Su idea es desarticular el mercado a como dé lugar", enfatiza.Medidas que duelenEl malestar de esta área de actividad es notorio. Más aun, en un contexto en que el desinterés del Gobierno es evidente.

A diferencia de lo que ocurre en otros sectores -en los que puede haber cuestionamientos oficiales pero acompañados de intenciones de mejora- los empresarios catalogan el accionar gubernamental como un "atentado al negocio".

El incremento del valor del metro cúbico culminó por quitarle la principal ventaja que ostentaba el GNC respecto de las naftas: en abril de 2016 pasó de $4,50 a $9,30 en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y a casi $11 en el interior.

Desde Cecha trazan un comparativo entre el precio del metro cúbico y el litro de nafta:

- Hasta principios del 2016, el primero equivalía al 25% de la súper- Con el correr de los meses pasó a representar el 70%"Ya estamos por encima del 50% y la realidad es que los incrementos que se planean para el gas no se condicen con los de la nafta, cuyo valor se mantendrá bastante estable", apunta Díaz.

"Lo grave -añade- es que el mismo Gobierno anticipa que van a seguir los aumentos para el gas vehicular y eso no hace otra cosa que desalentar las conversiones".

"Aranguren ya dejó en claro que el gas debe ser para la industria y no para los vehículos, así que lo subirá hasta equipararlo a los combustibles", completa.

Según representantes de la Cámara de Expendedores del GNC, el ministro les transmitió a sus directivos que el uso para autos es uno de los grandes responsables de la importación del combustible que continúa realizando el país.

El funcionario, indican, "está convencido de que restarle protagonismo a esta rama de actividad redundará en una mejora del balance energético y de las cuentas fiscales de la economía".

Para González, se trata de una postura poco feliz y totalmente alejada de la verdad.

"En invierno, la Argentina requiere de un 20% extra para cubrir todas las necesidades, principalmente las hogareñas. La venta de gas vehicular no alcanza siquiera a representar el 5% de todo el consumo de combustible a nivel país" especifica.

"En más de una ocasión, Aranguren llegó a decirnos que la Argentina importa gas por culpa nuestra. Una locura", asegura González.

Pero los enojos no culminan ahí. Según los representantes del GNC, otro aspecto que ha puesto de rodillas a los expendedores fue el tarifazo eléctrico, ya que la quita de subsidios triplicó el gasto en los puntos de venta.

"El suministro es clave para los puntos de venta, porque el expendio depende de la prestación eléctrica. Así funcionan las bombas y demás equipos. Tras el quite de todos los subsidios a la actividad, hay estaciones que pagan mensualmente hasta $100.000 de luz", detalla González.

El tercer factor que juega en contra del rubro, indica el vocero, viene por el lado sindical.

Las organizaciones del sector aseguran que el Gobierno nunca intercedió para bajar las expectativas de los gremios. De este modo, los trabajadores obtuvieron un aumento del 45% en 2016 y van camino de asegurarse otro 25% sólo para los próximos seis meses.

"Así como hubo esfuerzos para reducir las pretensiones salariales en otros sectores, en nuestro caso nunca el Gobierno salió a pronunciarse en contra de los incrementos excesivos", observa González.

Y complementa sus dichos con una frase que resume lo que muchos creen que ocurrirá con esta actividad: "Claramente, con esta gestión, nuestra suerte está echada".Los números del decliveA la hora de ponerle cifras al declive, las estadísticas del Ente Nacional Regulador del Gas (ENARGAS) no dejan lugar a dudas. En lo que se refiere a las conversiones de los últimos años:

- En 2014 se registraron cerca de 240.000- En 2015 cayeron a 188.000- En 2016 siguieron barranca abajo: 119.000- En 2017 (tres primeros meses) fueron de apenas 22.000

En el comparativo primer trimestre 2016/2017, el desplome se acercó a un impactante 45%. Y nada indica que este declive vaya a revertirse.

En lo que hace al total de autos que requiere de este tipo de energía, la Argentina se mantiene estancada en poco más de 1,7 millón.Además del efecto adverso que genera el cambio de precios relativos con respecto a la nafta, las conversiones también enfrentan otro obstáculo: el encarecimiento de la tecnología que, en el último año, pegó un fuerte salto, sobre todo en equipos de mayor sofisticación.

González, de la Cámara de Expendedores del GNC, reconoce que el valor de los sistemas de quinta generación pasó de $15.000 a $23.000 entre este año y el anterior.

Si bien evita referirse al faltante de repuestos como otra de las problemáticas que aquejan al sector, lo cierto es que no faltan usuarios que advierten sobre la escasez. Para varios referentes, esta carencia de accesorios y de piezas es consecuencia directa del claro achique del negocio.

"Con el acortamiento de la brecha entre el precio del metro cúbico y el de la nafta, sumado al alza en los sistemas de quinta generación, quienes son potenciales usuarios optan por suspender las colocaciones", afirma González.

"Si tenés un Gobierno que te dice abiertamente que el valor del GNC debe seguir aumentando, claramente se hace muy difícil torcer el rumbo de un negocio que quieren que se acabe", concluye.

Por lo pronto, todo parece encaminado para que este sector, que supo ser protagonista en la última década, culmine reducido a tener una presencia prácticamente simbólica. Así, lo afirman los empresarios del GNC.

Hace 6 años, la Argentina:

- Exportaba equipos de gas a más de 50 países- Controlaba casi el 30% del mercado mundial- Ostentaba el 15% del total de vehículos a nivel globalEl país se encaminaba a un parque de 2 millones de rodados. De ese esplendor, lamentan en el rubro, va quedando cada vez menos en pie.

La pregunta que prevalece hoy día es cuánto tiempo podrá sobrevivir una actividad que, para los propios funcionarios, se presenta como una complicación.

"Ustedes ya fueron" reciben como respuesta a sus reclamos. A ellos, precisamente, el cambio que impulsa Macri, en nada les sienta bien.