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La contracara del éxito del blanqueo: advierten del bajo flujo de dólares hacia la economí­a real
10/04/2017 - 11:29hs

El blanqueo de capitales tuvo una cara exitosa para el Gobierno, que fue haber alcanzado una recaudación histórica a nivel mundial para este tipo de convocatoria fiscal, al conseguir captar un monto total de u$s116.800 millones.

En medio del festejo, el argumento desde el oficialismo por haber llegado a este logro fue que los inversores tienen confianza en la gestión presidencial de Cambiemos y en el destino prometedor de una Argentina sin cepos y con reglas claras.

"El resultado del sinceramiento implica un voto de confianza, no sólo en este Gobierno, sino en el país", dijo días atrás el propio ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, durante la presentación de los datos.

Aunque la contracara de la cifra record recaudada por la AFIP fue que esta lluvia de billetes verdes no se vio reflejado en un punto central en el que, en la previa, el Gobierno apostaba varias fichas a que se plasme: los proyectos de la economía real.

Es que del total de los dólares sincerados por los argentinos, según afirmó el martes el titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), Alberto Abad, tan sólo 2% fue destinado a los bonos del blanqueo a tres y siete años de plazo y a los planes impulsados por los fondos comunes cerrados, las dos herramientas de inversión generales (una financiera y la otra en proyectos concretos) dispuestas por el Ejecutivo.

Es decir, este porcentaje representa un total aproximado por todos esos conceptos de u$s2.340 millones. Un nivel muy lejano a lo previsto a fines de año pasado, cuando se esperaba que solamente esa cifra se iba a volcar a desarrollos inmobiliarios por parte del sinceramiento.

Si bien las autoridades afirmaron que todavía no disponen de los datos puntuales del desglose de ese monto destinado a estos instrumentos, por el momento se conoce que los fondos comunes de inversión (FCI) cerrados para el blanqueo de capitales captaron un total de u$s290 millones.

Muy poco, si se tiene en cuenta que los distintos FCI tenían como objetivo apostar por desarrollos en variados y amplios sectores, como los inmobiliarioagrícola, infraestructura y energías alternativas.

Estas herramientas tuvieron como finalidad ofrecerle una alternativa de inversión a los "sinceradores", y a la vez evitarles pagar la penalidad establecida por la AFIP de hasta el 15% (desde el 31 de diciembre al 31 de marzo) del monto a blanquear.

Claro, esto no evitó que el resultado final fuera "escaso". De hecho, si bien los proyectos de real estate fueron los más recaudadores entre los fondos, con u$s163 millones en total, su progreso durante todo el proceso de blanqueo fue en franca caída. Esta cifra representa tan sólo el 10% de la que se pensaba captar en el sector.

Es que de los 17 FCI inmobiliarios presentados ante la Comisión Nacional de Valores (CNV) para ser autorizados a fines del 2016, fueron aprobados 10, y de ellos sólo la mitad (5) prosperaron y se concretaron.

Y en el panorama general, se les agregó sólo un fondo que salió a colocar para proyectos en infraestructura (el de SBS), que recaudó u$s114,8 millones, y otro para negocios agrícolas (First), que captó u$s12,2 millones.

En todos los casos, el dinero obtenido por los FCI fue de un promedio de un tercio del máximo esperado.

La poca trascendencia y recaudación de los mismos se debió a que los inversores tampoco se vieron seducidos por estas alternativas.

Los principales factores que los desalentaron a apostar por estas alternativas fueron, por ejemplo, la obligación de permanecer con sus capitales encajados, y sin disponibilidad, en estos instrumentos durante unos 5 años.

Otra causa que demoró la decisión de los ahorristas fue la dilación de la CNV en aprobar a los diversos fondos que se presentaron.

Pero el impacto fundamental que fue muy negativo y le propició el golpe de gracia a estos instrumentos fue la falta de la sanción la Ley de Mercado de Capitales.

Esto iba a modificar la legislación actual que impone una doble tributación impositiva para los que apuestan por un fondo cerrado, ya que "castiga" al ahorrista por dos vías a la vez: por invertir allí y también por pertenecer a un FCI.

Según fuentes consultadas por iProfesional, muchos "blanqueadores" que pretendían legalizar su dinero por medio de la inversión en alguno de estos fondos frenaron su decisión en diciembre al observar que la Ley de Mercado de Capitales no tenía fecha de salida.

A ello se le sumó el desincentivo de tener que bloquear sus dólares durante cinco años de plazo.

Por ende, muchos de ellos prefirieron pagar la multa de la AFIP del 10% que hubo hasta el último día hábil de 2016 (luego de esa fecha fue del 15%), y disponer de sus fondos líquidos en el momento.

Bonos blancos

Más allá de la opción de los fondos comunes cerrados de inversión, el Gobierno además puso a disponibilidad para aquellos interesados en adherir al Régimen de Sinceramiento Fiscal dos títulos públicos en moneda extranjera, para poder evitar el pago de la multa.

Un bono en dólares a 3 años, el Bonar 2019 con 0% de tasa de rentabilidad, y el Bonar 2023 con 1% de ganancia.

El requisito para obtener esos papeles es que son intransferibles y no negociables durante los primeros cuatro años. Es decir, se debe permanecer ese lapso de tiempo con el dinero "encajado". Luego de ese período se podrán liquidar esos bonos en el mercado secundario.

"La gente prefirió quedarse con la liquidez que tenía a un costo más bajo en el corto plazo para poder disponer de los fondos cuando prefieran, y no esperar un mínimo de cuatro años para encima no recibir casi nada de renta. Sobre todo en un contexto mundial en el que la tendencia de tasa de interés se anuncia que va a subir", resumió el analista Darío Epstein, director de Reserach For Traders (RFT), a iProfesional.

El blanqueo captó un número elevado de dólares para nada imaginado por el Gobierno, y tampoco pensado por la oposición y el mercado en general. En ese aspecto fue sumamente exitoso.

El "lado B" de esto es que su impacto en la economía real fue, por el contrario, muy inferior a lo esperado por los sectores involucrados. Un hecho que resulta ser un trago amargo porque se aguardaba que varios rubros empujen a la economía y, en consecuencia, la reactiven de forma más pronunciada a raíz de esta lluvia de divisas.-