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El economista considera que el cronograma de elevación de tasas de interés y el retiro de liquidez del mercado debe evitar apresuramientos
12/04/2017 - 14:06hs

A partir de la crisis 2008-2009 la autoridad monetaria de los EE.UU. (Fed) implementó una agresiva política monetaria de estímulo, consistente en una combinación de bajas de la tasa de referencia y fuertes inyecciones de liquidez.

Respecto a la tasa de interés, en diciembre del 2008 la llevó a su record histórico de 0%. En lo que hace a la liquidez, a partir de noviembre del 2008, la entidad implementó tres programas de "Relajamiento Monetario" ( "Quantitative Easing") consistente en compras de bonos en los mercados secundarios.

Como producto de dicha estrategia, a la fecha el balance de la entidad (cantidad de dinero) se ha más que cuadruplicado; pasando de 1 billón (millones de millones) de dólares a 4,5 billones

No cabe duda que la estrategia iniciada por Ben Bernanke, y continuada por la actual presidenta de la entidad (Janet Yellen), ha sido sumamente exitosa: la economía de los EE.UU. superó la Gran Recesión y está creciendo en forma moderada; acercándose a los dos objetivos de la Fed; esto es, máximo empleo y estabilidad de precios. En efecto, a la fecha, la tasa de desempleo se halla en un mínimo del 4,5% y la inflación minorista alcanza un valor del 1,8%, levemente por debajo del "target" del 2%.

Dicho esto, resulta conveniente analizar ahora cómo ha evolucionado hasta aquí la política monetaria y qué puede esperarse de la misma en el mediano plazo.

Respecto al primer punto, hacia fines del 2015 la Fed advirtió que, so pena de caer en un prematuro recalentamiento, ya era hora de comenzar a retirar los estímulos.

A tales efectos, en diciembre de dicho año, hizo la primera movida: luego de casi una década subió la tasa de interés a 0,5%, aclarando que el proceso continuaría en forma gradual y siempre en función de la evolución de los indicadores económicos; en especial niveles de empleo y de precios. Sin embargo, mantuvo constante la otra variable del estímulo -es decir, la cantidad de dinero- mediante una explícita política de reinversión del 100% de los vencimientos de los bonos que mantenía en su balance.

Posteriormente, subió dos veces más la tasa: en diciembre del 2016 (0,75%) y en marzo del 2017 (1,0%) pero, nuevamente, no tocó su hoja de balance manteniendo la cantidad de dinero en los 4,5 billones de dólares ya mencionados.

¿Qué sucederá de ahora en más? Respecto a la tasa de interés, por ahora la Fed proyecta dos subas más este año y tres adicionales a lo largo del 2018; con lo cual, a fines de dicho año, la tasa de referencia alcanzaría un nivel del orden del 2,25%. En relación al retiro de la liquidez excedente ("tapering"), el tema comenzó a plantearse en la última reunión de la autoridad monetaria en marzo pasado, en la cual la mayoría de los participantes mencionó la necesidad de analizar el tema.

A estos efectos se definió que durante este año, y siempre que se cumplieran los pronósticos macroeconómicos, podría ser apropiado comenzar a retirar liquidez mediante un cambio en la actual política de reinversión del 100% de los vencimientos de los bonos en cartera. Lo importante de la definición es que, claramente, en algún momento del corto plazo comenzará un retiro gradual y predecible de la liquidez, debiendo a estos efectos mantenerse permanente informado al mercado.

En síntesis:

•El retiro de la política de estímulos, comenzado en diciembre del 2015, continuará a lo largo del mediano plazo acoplando a la suba de la tasa el retiro gradual de la liquidez, oportunamente inyectada a través de los programas de "Quantitative Easing"

•Respecto a la tasa de interés, en principio, la misma sufriría 5 alzas más de aquí a diciembre 2018, donde alcanzaría un valor del orden del 2,25%; aún por debajo del 3% considerado como "neutral" por la Fed

•Por su parte, el retiro de la liquidez no comenzaría hasta fines del corriente año o principios del 2018; no habiéndose explicitado aún ni la metodología ni el timming respectivo

•La política combinada de baja de tasas y retiro de la liquidez deberá ser armónico, pues ambas estrategias son complementarias y se potencian una a la otra. En efecto, cualquier apresuramiento podría provocar una desmedida suba de las tasas de largo plazo, con todas las consecuencias negativas que ello implicaría para los niveles de actividad.