Hasta bien entrada la madrugada, la ex presidenta Cristina Kirchner y la gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner, no podían salir de la residencia oficial de esa provincia, que vivió otra jornada de máxima tensión social. 

Jubilados, dirigentes gremiales, estatales y ciudadanos en general se congregaron desde la noche del viernes, en reclamo por la falta de pago de salarios y haberes y por los problemas económicos, derivados de la peor crisis que enfrenta ese territorio en los últimos veinte años. 

Cabe recordar que hace tres semanas, la gobernadora había vivido una situación similar cuando quedó encerrada durante nueve horas por una manifestación frente a la gobernación.

En tanto que el jueves a la noche cerca de 5.000 personas marcharon con antorchas por las calles de la ciudad mostrando su fuerte descontento con la gestión de Alicia y reclamando el pago de sueldo. 

La situación se repitió. La diferencia fue que las protestas de esta madrugada se intensificaron cuando los manifestantes se enteraron de que en el interior también estaba Cristina Kirchner. 

Rápidamente, diversos grupos comenzaron a encender fogatas en las diferentes esquinas de la manzana de la residencia, mientras se iba sumando gente a la protesta. Poco a poco, se encargaron de tapar todas las salidas posibles, cercando así a la gobernadora y a la ex presidenta. 

El punto más conflictivo de la noche tuvo lugar cuando los manifestantes rompieron las cadenas y lograron abrir el portón por donde entran los vehículos de la gobernación. 

En ese instante, la policía decidió reprimir con gases lacrimógenos y balas de goma, dejando como saldo varios heridos. 

Según trascendió, el Ministerio de Seguridad de la Nación ordenó replegar fuerzas federales para la capital provincial a efectos de garantizar la seguridad de la ex jefa de Estado.

La medida fue tomada por la ministra Patricia Bullrich tras los incidentes que ocurrieron durante la medianoche en los jardines de la residencia oficial. 

Alicia Kirchner tenía previsto realizar este sábado un acto peronista junto a la ex presidente en Piedra Buena, a 300 kilómetros de la capital provincial. 

Se especulaba que en ese marco, Cristina iba a dejar definiciones sobre su rumbo político de cara a las elecciones legislativas de este año. Sin embargo, en este contexto de tensión, ahora todo se estaría replanteando.

Una provincia quebrada

A principios de abril, la gobernadora había asegurado que Santa Cruz estaba "quebrada", en medio de una crisis económica y social que mantiene virtualmente paralizadas las actividades en las escuelas, los hospitales y los tribunales, mientras los jubilados luchan para cobrar a tiempo sus haberes. 

"No es fácil la situación en la provincia. Tenemos un ahogo financiero y nos dejaron la provincia quebrada", disparó recientemente Alicia Kirchner. 

Desde su entorno aseguran que la mandataria necesita con urgencia unos u$s300 millones para poder hacer frente a los diversos compromisos. 

La crisis se refleja en la falta de acuerdo en las paritarias docentes y el resto de los empleados provinciales; la decisión de los jubilados de instalarse en la Caja de Previsión Social por retrasos en el cobro de sus haberes; en la falta de servicio de la Justicia, cuyo personal sigue acampando a la puertas del Tribunal Superior de Justicia (TSJ); y en los hospitales, que funcionan únicamente con la atención de emergencias.