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Dueño de Cheeky y de Como Quieres que te Quiera tiene la fábrica textil más grande del país y sortea  la caída del consumo y el sesgo importador
23/04/2017 - 16:15hs

La ex modelo Patricia Fraccione explicó muchas veces el nacimiento de la marca hace más de veinte años, en el garaje familiar.

En ese momento, ella era “la dueña de Cheeky”, aunque en realidad era una sociedad con quien entonces era su pareja: Daniel Awada, un empresario de “familia de gran experiencia textil”, según lo definía entonces Fraccione, con quien tuvo cinco hijos.

Daniel cobraría después relevancia como el hermano de Juliana Awada y cuñado del presidente Mauricio Macri, con quien tiene buena relación e incluso juega al paddle.

Al menos tres contenedores ingresaron al país a nombre de dos empresas fantasma con ropa de las marcas de Awada.

La empresa señaló que lo hizo a través de un trader –una comercializadora– para sortear el manejo discrecional de las operaciones para importar. 

Ya sin restricciones para traer productos del exterior bajo el gobierno de Macri, el 20% de lo que vende en los locales es importado.

En el sector textil lo toman como referente, aunque a él no le gusta ser vocero de la industria: les deja ese rol a colegas como Claudio Drescher, de Jazmín Chebar, que resumen que la empresa no transita una crisis, aunque dejó de lado sus locales en el exterior por la pérdida de competitividad.

Puertas adentro, no es ajena a la caída del consumo: esta temporada mantuvo los precios de la anterior aunque sin promociones, porque distorsionan precios. 

Los proveedores de hilados lo acusan de volcarse a la importación para las telas. Pero el fuego es cruzado. Las firmas de indumentaria apuntan a la concentración en hilados y los precios de las textiles. 

El año pasado, las telas locales para las prendas llegaron con un aumento del 40% y Awada se abasteció en el exterior.

La noticia circuló en el sector y la temporada siguiente volvió a conseguir el mismo precio del año anterior, una victoria que alienta a la estrategia del Gobierno, que apuesta a la importación como forma de disciplinamiento de precios.

La planta donde se diseña y se corta la ropa de Cheeky y Como Quieres que te Quiera está en la localidad de Martínez, en un predio rodeado de verde, donde antes funcionaba una planta de Bodegas Peñaflor.

Tiene 35 mil metros cuadrados y se define como “la fábrica de indumentaria textil más importante del mercado argentino”, según asegura en la web.

En total, tiene 1.000 empleados.

Sólo 400 en la planta y el resto en los locales de venta.

No hay confeccionistas ni máquinas de coser, salvo aquellas en las que se arman las muestras para después enviar a los talleres donde terceriza ese proceso.

Después de las denuncias sobre trabajo esclavo de la ONG La Alameda, que alcanzaron a muchas grandes marcas de ropa de la Argentina, se implemetó el IMT (indicador mínimo de trabajadores), un coeficiente que apunta a que la cantidad de empleados en blanco que tiene un taller tiene que alcanzar para cumplir con la producción.

Las empresas se justificaron señalando que sus contratados estaban en blanco.

Pero esos talleres a su vez subcontratan en negro y ahí entran en juego los talleres clandestinos, donde además por lo general los empleados son inmigrantes, atraídos por los propios familiares y amigos a las redes de trabajo esclavo.

Hoy las marcas, el gremio y el Ministerio de Trabajo inspeccionan los talleres de costura, aunque no alcanza para erradicar el trabajo en negro.

El objetivo es una certificación de calidad para los talleres. Los diseñadores más jóvenes proponen que la etiqueta detalle todos los eslabones de la prenda, una trazabilidad como la que generan campañas como “¿Quién hizo mi ropa?”, donde los usuarios les reclaman a las firmas conocer los eslabones de la cadena, asegura hoy Perfil.