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¿Efecto Tequila?: Macri acelera TLC con México para vender más alimentos pero industriales temen una ola importadora
25/04/2017 - 11:33hs

Justo en la antesala de la reunión con el presidente de los EE.UU., Donald Trump, el Gobierno acaba de dar un paso trascendental en la negociación con México, tendiente a liberar aun más el comercio a través de una generalizada reducción o quita de aranceles

El acercamiento entre la Argentina y el país conducido por Enrique Peña Nieto comenzó en 2016. 

Cada vez que ambos mandatarios tuvieron oportunidad de estrechar sus manos, tanto en Buenos Aires como en el D.F., siempre rondó el mismo concepto: la expectativa de poder firmar un acuerdo semejante a un Tratado de Libre Comercio. 

Las negociaciones fueron avanzando. Pero, en plena efervescencia por la asunción de Trump o mientras se discutía por la quita de aranceles a las computadoras importadas, en la Argentina pocos sectores tomaron nota del cambio, en lo económico, que supondría un acercamiento comercial con la segunda mayor potencia de América latina. 

“Para entender el peso que tiene, el comercio exterior de México es superior a la suma de todos los países de la región”, sintetiza Miguel Ponce, ex secretario de Industria. 

Uno de los puntos centrales y que más preocupación genera entre algunas facciones de la UIA, es que, en cada situación que desde Cambiemos se hizo referencia al acuerdo, siempre se hizo hincapié en las oportunidades que ofrecía el mercado mexicano para la exportación de alimentos con menor o mayor valor agregado. 

Los funcionarios y técnicos del equipo de Peña Nieto, coinciden en señalar a la Argentina como un gran proveedor en este rubro, incluso para suplantar a Estados Unidos, en caso de una escalada de la tensión bilateral. 

Lo que preocupa a los empresarios locales es que México insiste en ver al mercado local como un potencial receptor de sus manufacturas industriales. 

En definitiva, la tensión que plantea un eventual TLC entre ambos países es el rol que pasará a jugar la Argentina y los potenciales riesgos a los que se enfrenta, en momentos en que arrastra serios problemas de competitividad en diversos sectores. 

Dicho juego de roles lo puso de manifiesto el propio canciller de México, Luis Videgaray, cuando hace pocos días “blanqueó” el rol que pretende que cada parte tenga en este ambicioso acuerdo

“En los últimos meses hemos tenido un diálogo real y acelerado. Y aspiramos a que en este 2017 podamos alcanzar un acuerdo de profundización comercial que implique un mayor acceso recíproco entre nuestros mercados”, destacó el diplomático. 

El canciller detalló claramente que “la Argentina puede transformarse en un proveedor de alimentos para México y, como contrapartida, la Argentina puede ser un mercado relevante de productos manufactureros para México”.

“México es una potencia y el 90% de nuestras exportaciones son productos manufacturados, muchos de ellos de alta tecnología, vinculados al sector aeroespacial, electrónico o automotriz, entre otros tantos, y esto es lo que le podemos ofrecer a la Argentina”, agregó. 

El subsecretario de Comercio Exterior de ese país, Juan Carlos Baker Pineda, apeló al mismo razonamiento: utilizar el acuerdo para importar productos agrícolas -en reemplazo de los EE.UU.- y lograr exportar más bienes industriales.

“Los agricultores argentinos podrían quedarse con una porción del millonario mercado mexicano de alimentos”, destacó el funcionario quien, como contrapartida, afirmó que el interés de su gobierno está en lograr una mayor apertura para sus bienes con mayor valor agregado. 

“Tenemos una industria manufacturera muy fuerte y la Argentina es un mercado importante para nosotros", concluyó.

La próxima reunión oficial tendrá lugar a fines del mes de julio, cuando ambas delegaciones deberán presentar el primer listado con los productos en los que cada gobierno pretende mejores condiciones de acceso.

El objetivo de ambas administraciones es rubricar el acuerdo en diciembre de este año. 

En este contexto, un referente de la industria nacional, como es Héctor Méndez, confirmó en diálogo con iProfesional que existe preocupación en el sector empresario

“México hoy es una economía de avanzada, que está en condiciones de competir de una forma efectiva, gracias a sus costos y salarios bajos, entre otros factores”, sostuvo el ex titular de la UIA y referente del sector del plástico. 

“Por eso hay preocupación y por eso la Argentina tendrá que analizar a fondo el acuerdo. Porque hay rubros donde tenemos fortalezas pero otros que están más indefensos. Es importante que lo que se negocie se haga con inteligencia”, agregó. 

¿Por qué con México? Técnicamente, lo que se está negociando es un Acuerdo de Complementación Económica (ACE), un instrumento que permite avanzar con desgravaciones arancelarias a los países que forman parte de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI). 

La Argentina tiene firmados dos ACE con México

-El 55, que actualmente regula el intercambio de la industria automotriz. 

-El 6, que se firmó en 1986 -fue actualizado en 2006- y que está principalmente enfocado en manufacturas industriales.

Según Cancillería, su cobertura abarca al 35% del universo total de bienes y representa alrededor de un 43% del comercio bilateral entre ambas naciones. 

Sumados ambos ACE, entonces los acuerdos cubren casi el 90% del intercambio entre los dos países. 

Según informaron desde la cartera que conduce Susana Malcorra, “la expectativa principal de la Argentina es ampliar la cobertura del ACE 6 sobre el universo total de bienes, extendiéndolo, especialmente, en el sector de productos agrícolas y agroindustriales". 

La novedad es que ambas partes pretenden modernizar el ACE 6, incorporando nuevas regulaciones vinculadas con el comercio electrónico, servicios, inversiones, facilitación del comercio y licitaciones públicas.

La Argentina –así como Brasil y los demás miembros del bloque-, tienen prohibido avanzar con desgravaciones arancelarias de manera independiente. Sin embargo, la única excepción es México

“Cuando se firmó el acuerdo del Mercosur, había una cláusula que habilitaba los pactos entre países dentro de la ALADI, previos a la negociación para conformar el bloque”, detalló Marcelo Elizondo, experto en negociaciones internacionales. 

“Por eso hoy podemos negociar con México pero no podríamos hacerlo con Polonia o con Sudáfrica, por poner un ejemplo”, añadió. 

Según detallaron desde Cancillería, el objetivo del acuerdo es revitalizar los flujos comerciales –luego de un largo período de amesetamiento- y revertir el déficit comercial

“El nivel de intercambio bilateral está muy por debajo del potencial que corresponde a la segunda y tercera economías de América Latina y, ciertamente, es poco significativo dentro del comercio externo total de ambas naciones”, explicaron desde el Ministerio de Relaciones Exteriores.  

“La balanza comercial, históricamente superavitaria para nuestro país, registra desde 2008 un déficit persistente que se explica en mayor medida por el aumento de las importaciones del sector automotor”, ampliaron. 

La gran duda que surge desde diversos sectores industriales está en cuáles son las chances reales que tiene la Argentina de revertir los números rojos en un contexto de graves problemas de competitividad

“El acuerdo con México genera oportunidades, especialmente en el campo de los alimentos y en las manufacturas agropecuarias. Pero claramente habrá que tener ciertos cuidados con determinados sectores, porque es un país con costos muy bajos, a nivel impositivo, laboral y hasta energético”, señaló Diego Coatz, economista jefe de la UIA, en diálogo con este medio. 

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Desde la entidad conducida por Luis Etchevehere, estimaron que el mercado mexicano representa para la Argentina un mercado potencial de casi u$s9.000 millones. 

Las mayores oportunidades, destacaron desde la SRA, se dan en productos como maíz, soja, trigo, carne vacuna y aviar y lácteos. También señalaron que, acuerdo mediante, se abriría un interesante espacio para otros alimentos de economías regionales, como porotos de diferentes variedades, garbanzos, maní, arroz y hasta genética bovina.

Cabe destacar que México importa agroalimentos por un valor de u$s25.000 millones anuales y su principal proveedor actualmente son los Estados Unidos. 

La Argentina, en tanto, destina a ese país apenas el 1,3% de sus exportaciones totales, que el año pasado sumaron u$s780 millones.

Sin embargo, de ese total, casi 50% estuvo explicado por vehículos, motores y autopartes, lo que demuestra el terreno que hay por delante en el campo de los alimentos

Los negociadores de la cartera que conduce Malcorra todavía se ilusionan con las duras palabras del secretario de Economía de Peña Nieto, quien les había advertido a los funcionarios del equipo de Trump que “la apertura para granos y productos agrícolas y agropecuarios de Brasil y Argentina les va a comer el gran mercado que hoy ustedes tienen en México". 

Sin embargo, en los últimos meses, el discurso amenazador del presidente estadounidense se fue aquietando. Y la posible guerra comercial entre vecinos que, en teoría, estaba por desatarse, por ahora no se produjo. 

Además, Ponce resaltó la necesidad de “trabajar en la agenda de la competitividad", incluso cuando se habla de exportar alimentos. 

Estamos con problemas de costos y hay una cola de países dispuestos a cumplir con la demanda insatisfecha de México. Corremos el riesgo de perder la oportunidad”. 

Temor entre industrialesAl analizar la canasta de productos que más le exporta México a la Argentina se observa una fuerte preponderancia de bienes que cuentan con fabricación local. 

Además de vehículos, desde ese país llegan más de u$s100 millones anuales en artículos cosméticos y de higiene personal, u$s90 millones en autopartes, casi u$s50 millones en máquinas de afeitar, cerca de u$s30 millones en heladeras y u$s22 millones en concepto de medicamentos, sólo por nombrar algunos artículos. 

El punto central del debate es que la Argentina actualmente recibe apenas una porción del total exportado por las empresas mexicanas.

La duda entre los industriales locales es cuál sería el impacto si a varios de estos bienes se les rebaja o directamente se les anula los aranceles

En el caso de las heladeras, la nación del norte realiza envíos –principalmente a los EE.UU.- por u$s4.700 millones por año, cifra 150 veces superior a lo que coloca en el mercado argentino.

“Aunque sea una mínima facilidad que se les otorgue, nos va a complicar. Nosotros, por los problemas de costos que arrastramos, ya estamos sufriendo por la importación de heladeras, principalmente de Brasil y de Turquía. No estamos en condiciones de competir con México”, alertó un directivo de la cámara de línea blanca. 

En el caso de la industria textil, las compras de indumentaria con sello mexicano totalizan menos de u$s1 millón al año. 

Se trata de una cifra muy baja pero, claramente, hay mucho terreno en el que la competencia externa podría crecer: esa nación ya exporta al mundo ropa por la friolera de u$s4.000 millones. 

“Tenemos rubros más indefensos y otros donde tenemos fortalezas. Hay que negociar con mucha inteligencia. Hay preocupación entre los industriales y eso está bien, tiene que haberla”, indicó Méndez. 

“La apertura ayuda a un país a ser más competitivo y permite que los consumidores paguen menos por un producto, es cierto. Pero para eso tiene que haber ciertas condiciones. Es injusto abrirse a un país que tiene costos salariales bajísimos”, acotó el industrial. 

El problemático antecedente que registra la relación bilateral es que ya hubo una experiencia de libre comercio para el sector automotor y tuvo resultados muy negativos

La mismo tuvo lugar entre 2006 y 2012, pero el déficit en contra de la Argentina se disparó a tal punto que obligó al gobierno (en este entonces bajo el mandato de Cristina Kirchner) a solicitar la vuelta de las restricciones, porque el sistema era insostenible