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El equipo celebra que el ritmo de actividad en estos meses ganó dinamismo y confía en que se cumplirán las metas                  
01/05/2017 - 05:08hs

Miguel Bein era, hasta estos momentos, el más optimista de los consultores de la city. Pero ese idilio terminó.

En su último informe, el ex asesor de Daniel Scioli pronosticó que la economía crecerá este año apenas 2,9%, una cifra realmente baja si se la contrasta con el 5% que consignaba en sus cálculos hace unos meses. 

“A lo sumo se expandirá eso. Será muy difícil conseguir ese objetivo”, afirmó el economista ante una consulta de iProfesional.

Bein no es el único que se espantó con los últimos datos oficiales. La mayoría de los analistas atraviesa por un período de cierta confusión.

¿La actividad, finalmente, agarró la ruta hacia el repunte y de crecimiento sostenido? ¿O todo lo contrario? ¿Hay acaso un riesgo serio de que continúe entrampada en un pozo?

Recientemente, el ministro Nicolás Dujovne había anunciado con bombos y platillos el final de la recesión. Ninguno de sus colegas lo cruzó.

Ni la salida del estancamiento ni las metas previstas por el Palacio de Hacienda estaban en discusión. Pero ese consenso se rompió en las últimas jornadas.

La primera prueba de que la "armonía" se había terminado ocurrió ni bien el Banco Central anunció una súbita alza de la tasa de interés de referencia, del 24,75% al 26,25% anual. El dato sorprendió al mercado y los consultores se apuraron para rectificar sus proyecciones.

La meta de crecimiento del 3% quedó exclusivamente limitada al ministro de Hacienda. Prácticamente todo el gremio de economistas puso en revisión sus números y, lejos de dar señales de reanimación, la actividad económica parece aletargarse según estas perspectivas. 

¿Está en peligro la reactivación? En diálogo con iProfesional, una alta fuente del Palacio de Hacienda intentó mostrar que el camino luce despejado: "Para nosotros, el mal dato del Estimador de la Actividad Económica de febrero es un bache. Nada más que eso. Nosotros tenemos un monitoreo permanente y nos da que tanto en marzo como en abril hubo una mejora”.

"Febrero fue un mes atípico, anómalo. Tuvo un día menos que en el mismo período de 2016. También afectaron las severas inundaciones. Las lluvias le pegaron de lleno a la construcción y  las empresas aprovecharon para hacer paradas técnicas para realizar mantenimiento. Lo más importante es que los números de marzo dieron para arriba y abril también", recalcó el funcionario. 

Desde Hacienda se esfuerzan por demostrar la "buena onda". Pese a ello, el bajón en el arranque recortó algo del optimismo inicial. 

Por eso, en estricto off the record, admiten que el crecimiento de este año se ubicaría en torno al 2,8%, dos décimas menos respecto de las últimas proyecciones que hizo públicas el equipo comandado por Dujovne. Y siete menos que el pronóstico oficial.

Desde el sector privado guardan ciertas reservas respecto de ese moderado optimismo.

“La realidad es que todo va mucho más lento de lo que esperábamos. Es muy difícil que se cumpla con la meta del 3%”, afirmó Pablo Goldín, economista de MacroView.

Para la consultora fundada por Carlos Melconian, la variación en el primer trimestre cerró con una cifra preocupante: 0%.

"Pero así como planteamos esto, también sostenemos que es improbable que la economía vuelva a caer", aclaró. 

Bein dispone de números muy similares y no se molestó en maquillar su visión:  “Lo de febrero fue directamente horrible. El primer trimestre cerró en cero”. 

Ante la consulta de iProfesional sobre si se trató de apenas un "bache" que no complica la reactivación, tal como postula el Gobierno, el economista no ofreció una visión tranquilizadora: "Yo pongo en duda de que marzo haya dado tan bien como dicen desde Hacienda.

"No estamos viendo esa mejora de la que hablan", disparó, para luego agregar que "se va a sentir un repunte pero recién hay que esperarlo hacia junio. En tanto que julio y agosto serán buenos meses". 

A la hora de enumerar las variables que ayudarán a traccionar, Bein destacó los "nuevos" salarios por el cierre de las paritarias y las actualizaciones en jubilaciones y pensiones.

"Habrá más plata en la calle y eso automáticamente se traducirá en una mayor actividad por el lado del consumo", completó.

Diego Giacomini, economista jefe de la consultora Economía & Regiones, coincidió en esta proyección: “Lo mejor del año lo veremos en el segundo y, especialmente, en el tercer trimestre". 

El experto agregó al cúmulo de variables el impacto positivo que se espera por el lado del campo. "Es un tema estacional”, dijo. 

Por ello, trazó una estimación poco tranquilizadora hacia adelante: “Mi previsión es que la actividad volverá a desacelerarse en el último tramo del año. Como creo que hasta ese momento el tipo de cambio se seguirá apreciando, imagino que crecerán las expectativas de una devaluación, lo que afectará el nivel de las inversiones”, añadió.

Giacomini mantiene, al día de hoy, su pauta de variación del PBI de tan sólo el 1,8% para 2017.

"Mantengo lo que decía hace unos meses, cuando yo era el más pesimista. Ahora, el resto de los colegas se fue acomodando a esa misma visión", aclaró. 

Traducido en números: para Economía & Regiones, el primer trimestre habría finalizado con expansión cero. Para el segundo y el tercero, postulan variaciones del 2,4% del 2,7%, respectivamente. Sin embargo, entre octubre y diciembre habrá una desaceleración. Se crecerá, pero menos: la pauta es del 1,9%. 

Los analistas consultados por este medio, en general, coincidieron en otro aspecto, vinculado con el plano político. Todos aseguraron que lo mejor de la economía versión 2017 llegará justo para el momento de las elecciones, lo que podría favorecer las aspiraciones del Gobierno nacional.

En el marco de su gira por Estados Unidos, Macri se animó a hablar de victoria. El Presidente reconoció que la transición fue “complicada" y que muchos sufrieron. "Pero aún así creo que vamos a ganar las elecciones”, afirmó. 

Desde una visión heterodoxa de la economía, Arnaldo Bocco, ex director del Banco Central en tiempos de Martín Redrado, cree que en los próximos meses habrá una mejora. Y que no necesariamente hay que alarmarse por los últimos números de actividad del Indec. “Habrá una recuperación, pero será `amarreta`”, sentenció.

Bocco es uno de los menos optimistas: "No sé si se arrima al 2%”, sostuvo cuando iProfesional le consultó sobre su estimación de crecimiento anual.

Para Goldín, “el balance de este año terminará siendo muy parecido al de 2013 y 2015, cuando hubo un bajo nivel de expansión. La diferencia es que este año habrá una inflación menor al 28% de aquellos períodos”. 

Giacomini y Bocco, coincidieron en que la clave para un crecimiento sostenible en el tiempo vendrá solamente de la mano de las inversiones.

Argumenta Giacomini: "Para crecer, necesariamente debe incrementarse el PBI per cápita, para lo cual es imprescindible un fuerte proceso de desembolsos por parte del sector privado. Por el contrario, la actual política fiscal, con sus elevados impuestos y regulaciones, desalienta la relación costo de capital/población, afectando la inversión y el dinamismo del mercado laboral”.

En tanto que Bein puso el ojo en el valor del billete verde: "El actual tipo de cambio puede mantenerse pero no debería. Las economías regionales y la industria necesitan de un dólar más alto". 

"Si uno le vende ajo al mercado brasileño, el precio en divisas vale lo mismo que hace un año. Pero los costos en pesos aumentaron un 30%. Dejamos de ser competitivos. Esa es la realidad", sostuvo. 

Sin embargo, aclaró que "eso no significa que vaya a haber una devaluación. Y si no, sólo hay que mirar a Brasil: pudo seguir creciendo dos o tres años con atraso".

El mercado sigue de cerca los vaivenes de la economía, pero va ganando consenso el hecho de que, para volver a ganar dinamismo, el Gobierno debería darle señales más contundentes a los inversores.

Ya no del mercado financiero, que se ven tentados por las altas tasas de interés. Si no, más bien, señales a los empresarios e inversores en la economía real, a los que ponen fondos en "fierros" y a los que hoy en día les cuesta hallar sectores donde hundir inversiones para sacar una buena rentabilidad.

Ese clima de negocios -lejos de estar atado a un determinado tipo de cambio- pareciera vincularse más con los altos costos que se pagan en la Argentina, especialmente impositivos.

Ese escenario, que vino acumulándose como una bola de nieve en medio de una inflación que en los últimos años distorsionó todos los precios, es el que está trabando la dinámica virtuosa, coinciden en señalar muchos analistas. 

Por eso mismo, en la city empiezan a mirar más las cuentas fiscales que las proyecciones de inflación del Banco Central. 

El dato de que Dujovne sobrecumplió la meta del primer trimestre no alcanzó para cambiar las perspectivas de los financistas y consultores.

Se sabe, la “magia” del blanqueo -que acercó $28.000 millones a las arcas del Tesoro- ocurrió por única vez, el trimestre pasado. Para adelante, la cuestión fiscal será el eje de todos los debates.

Claro, siempre y cuando se cumplan las previsiones y la economía muestre el despegue, por más tibio que sea. De otra manera, la grieta entre el Gobierno y los economistas se seguirá profundizando.