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Cerraron más de 400 restaurantes en el último año, lo que implica la pérdida de 6.000 puestos de trabajo. La tendencia es la reconversión
03/05/2017 - 14:31hs

La venta de comida por peso es un fenómeno que crece con fuerza en los restaurantes y los bares. Incluso, la competencia se da también con algunos supermercados chinos que diversifican su negocio y ahora también venden comida.

Entre las ventajas de este recorte, les permite a los restaurantes tener menos personal, abrir menos horas y en muchos casos sólo de lunes a viernes al mediodía.

Pueden calcular mejor los insumos y comprar y la cantidad de comida disponible. A la hora de ahorrar, es una propuesta imbatible para los consumidores que ahora pueden elegir lo que van a comer y pagar sólo lo justo.

Se trata de una saludable respuesta a una crisis muy pronunciada en el sector. 

En la Ciudad de Buenos Aires hay unos 3.500 restaurantes, pero la crisis de consumo afecta seriamente al sector. "Cerraron más de 400 restaurantes en el último año, lo que implica la pérdida de 6.000 puestos de trabajo. El verano pasado fue nuestro peor verano desde el 2001. Cierran íconos de la ciudad que tienen muchos años, eso es una muestra del serio nivel de crisis que afecta al sector", explica Verónica Sánchez, presidenta de la Cámara de Restaurantes de la Ciudad de Buenos Aires.

La Munich de Recoleta, Arturito, La Chacra, La Casa del Queso, La Perla del Once, Tuñín, la pizzería La Universal, entre muchos otros, engrosan la lista.

Y el fenómeno se replica en todo el país, cerró Casa Managua, fundada hace doce años en Tucumán; también bajó sus persianas el bar Olimpo, con más de 60 años de historia en Rosario, entre otros.

"Hoy la gastronomía se está repensando sistemáticamente, o lo vendés o lo transformas. Si tenés un lugar grande lo achicas para no tener mano de obra ociosa y generás toda clase de promociones y menú, pero hoy no alcanza con eso solo. La gente que trabaja en oficinas ya no puede salir a comer todos los días afuera, hasta los menúes ejecutivos sintieron los efectos de la crisis. El cliente se lleva su vianda de la casa o compra frutas y se arregla como puede", dice la presidenta de la Cámara de Restaurantes porteña.

"Sabemos muy bien que vendemos productos que no son de primera necesidad. Una comida en un restaurante ni tiene que ver con la ingesta, tiene que ver con el compartir, es un hecho social. Pero si una persona no tiene plata ni para las compras básicas, pensar en comer afuera es un delirio y lo sabemos", señala Verónica Sánchez.

Todos los sectores son afectados por igual, porque la ejecutiva de la cámara explica que sólo el 10% de los restaurantes apuntan a los niveles más altos. "El 90% de la gastronomía porteña se ve afectada por la crisis de la misma manera", concluye Sánchez en BAE.