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Inflación: Sturzenegger "consumió" la mitad de la meta del 17% y lo presionan para que la corrija
11/05/2017 - 11:18hs

Federico Sturzenegger está en problemas. Básicamente porque el mercado no le cree.

El lapidario 2,6% que arrojó el IPC para el mes abril se convirtió en un nuevo revés del que le será difícil recuperarse.

La desconfianza no está vinculada con la veracidad de las cifras. Las dudas están relacionadas con lo complicado que resultará cumplir con las metas pautadas por el Gobierno. 

Ahora, la inflación acumulada en cuatro meses trepó al 9%. Esto implica que el macrismo está obligado a que el promedio mensual sea inferior a 1% el resto del año, si es que se quiere llegar al objetivo

Por eso, cuanto más se aferra Sturzenegger a su "número fetiche", mayor parece la pérdida de credibilidad por parte del mercado.

Desde los financistas de la city, hasta las consultoras de los principales "gurúes", pasando incluso por aquellos analistas que lo han bancado en su cruzada anti-inflacionaria, todos por igual muestran una desconfianza generalizada. 

La misma, incluso, se manifiesta en el propio seno del Gobierno: en estricto off the record, una fuente muy cercana al titular del BCRA aegura que ya son varios los funcionarios -incluso ministros- que, intramuros, plantean su descontento.

Lo cierto es que nadie pone en duda que el titular del Central tiene como prioridad a la pelea contra la inflación. 

Por el contrario, todos reconocen su determinación por domesticar a los precios, incluso si el precio a pagar es seguir subiendo las tasas de interés. 

Lo que se le está cuestionado puertas adentro, más bien, es la estrategia de las "metas de inflación".

Se vuelve a plantear, de esta manera, la clásica cuestión de si los mismos remedios que funcionaron en el resto del mundo son aplicables a la Argentina. O si, haciendo gala de su "excepcionalidad", el país se muestra inmune a estas fórmulas y requiere de un "tratamiento" específico, diferente.

Así las cosas, hoy el debate que se da dentro de Cambiemos, y también en el mercado, gira en torno a si las metas de inflación son útiles -porque ayudan a generar expectativas a la baja- o si son negativas por, justamente, exponer al Banco Central a una pérdida de credibilidad continua que luego pueda generar una expectativa negativa.

¿Había otro camino? ¿Erró en el diagnóstico pensando en que un apretón monetario, aun cuando sea violento, sería suficiente para bajar drásticamente la inflación? Y si ahora Strurzenegger revisa y corrige la meta, ¿mejora o empeora la situación? Esta es la discusión que viene ganando terreno en la city. 

En este contexto, son cada vez más las voces que le reclaman al funcionario que revise los objetivos planteados inicialmente y se proclame satisfecho después de bajar la inflación del 40% a aproximadamente la mitad, en apenas un año, y así no seguir insistiendo con el techo del 17 por ciento.

La culpa de los tarifazos

El problema que se le plantea a Sturzenegger es que no sólo se le va escurriendo la credibilidad conforme flaquea su plan.

Además, su estrategia empieza a generar una oposición explícita, sobre todo porque puede dar a entender que se impuso un plan oficial para enfriar de la economía, algo de sensibilidad extrema en un año electoral.

El escenario está planteado así: la expectativa del mercado, representada por el relevamiento que mide el propio Banco Cental, es que a fin de año la inflación será de 21%, cuatro puntos por encima de la meta trazada por el macrismo.

El pronóstico no mejoró incluso después de la fuerte señal enviada tras la drástica suba de las tasas de interés.

Varios de los consultores "estrella" de la city ya salieron a cuestionar públicamente al titular del Banco Central. Desde Miguel Angel Broda a Juan Carlos de Pablo, pasando por Miguel Bein y hasta Domingo Cavallo, "reprendieron" en las últimas horas a Sturzenegger.

Entre las críticas que se le plantean figura el no haber "limpiado" su proyección anual (una banda del 12% al 17%) frente a los reajustes en las tarifas de los servicios públicos.

Bein, por ejemplo, le dijo a iProfesional que el funcionario debió establecer un doble objetivo: el de la banda 12%/17% sin tomar en cuenta los tarifazos y otra, más amplia, contemplando dichas correcciones.

"El Banco Central no conocía la magnitud de los aumentos tarifarios y, por lo tanto, ahora no puede hacerse cargo de tener que cumplir con una meta que los contenga", comentó Bein.

De hecho, Sturzenegger dio a conocer el objetivo de inflación anual cuando el 2016 no había terminado y todavía no había una pauta clara del nivel de incrementos en las boletas de luz, gas y agua.

Como Bein, otros economistas creen que el BCRA debió aguardar a que se termine el proceso de ajustes antes de lanzarse al plan de "metas".

El argumento luce razonable: Sturzenegger, con tal de cumplir, ahora impone tasas de interés elevadas que terminan castigando a la actividad económica, en un año en el que era casi ilusorio bajar la inflación al 17%, justamente, por los tarifazos.

Recalculando

¿Qué hacer frente a este panorama? Cada vez es más larga la lista de analistas y hasta funcionarios que le sugieren al titular que abandone su postura de "hundirse" aferrado a su "número fetiche".

El economista Juan Carlos de Pablo, hasta ahora un defensor a ultranza de Sturzenegger, hizo explícita la quita de su apoyo.

"El Banco Central está jugado a una meta que no se la cree nadie", disparó.

Se trata de un giro de 180 grados, dado que el experto venía de afirmar recientemente que la entidad estaba haciendo "lo que tiene que hacer, considerando las circunstancias".

De Pablo ahora, como Miguel Angel Broda unos días antes, son críticos -desde la ortodoxia económica- del plan Macri.

Básicamente, ven con malos ojos que todo el esfuerzo por ordenar la economía pase por el BCRA.

"Es como prender el aire acondicionado y la estufa al mismo tiempo", afirma Broda, al dar cuenta de la estrategia de expansión fiscal y de apretón monetario que se está dando en forma simultánea.

En diálogo con iProfesional, un estrecho colaborador de Sturzenegger insistió en que el Directorio del Banco Central "está jugado" a cumplir con la pauta anual del 17%, más allá de las críticas, tanto las que llegan desde el círculo que vino respaldando al jefe del BCRA como desde afuera.

Mario Blejer, ex banquero central y ex asesor de Daniel Scioli en la última campaña presidencial, hizo una dura advertencia: "Sturzenegger metió la pata. No leyó el manual de las ‘metas de inflación'".

"Este régimen sirve para cuando hay que bajar el índice anual del 25% al 15%. O del 15% al 5%. Pero no funciona ni cuando una economía viaja con un nivel inflacionario del 40% ni cuando viene al 5% anual y se quiere disminuir más. Tampoco debe utilizarse mientras existe una fuerte corrección de precios relativos, como ocurrió acá. Debió esperar para aplicarlo", se explayó con dureza. 

Frente a la consulta de este medio sobre cuál debería ser el camino a seguir de ahora en más, Blejer fue preciso: "Primero hay que corregir las metas, lo más rápido posible".

"No tendría por qué exponerse a una pérdida de credibilidad. Entiendo que haya querido anclar las expectativas. Pero ya es un logro haber reducido la el índice del 40% a cerca de la mitad. La suba de las tasas no es gratuita para la actividad económica. Una lástima que haya tomado por este camino", recalcó. 

Los referentes de la city le piden una cosa en caracter de urgente a Sturzenegger: que corrija los números de sus proyecciones.

No ya como una cuestión limitada exclusivamente a la credibilidad. Quieren que el BCRA se ajuste, que admita que la inflación de este año será superior a la estimada y que sea consistente con el resto de las variables de la economía.

Incluso, los analistas que con más brío han defendido a Sturzenegger, como Javier Milei y Diego Giacomini, también están dejando ver su descontento.

Consideran que Sturzenegger debió plantearse "metas de agregados monetarios" en lugar de cumplir con los objetivos inflacionarios.

Esto es: controlar la circulación de dinero y dejar que la tasa de interés sea consecuencia de esa determinación. Y no como se hace ahora, que se fija una tasa de referencia y, a partir de ahí, que la cantidad de dinero surja por ley de oferta y demanda.

El tempestuoso debate sobre la actitud del BCRA involucró también al controvertido ex ministro Domingo Cavallo: "No cometan el error de Brasil de basar toda su estrategia estabilizadora en el mantenimiento de muy altas tasas reales de interés". 

En el país vecino, la experiencia de fijar un techo para los precios no fue fructífera, a juzgar por los resultados de los últimos años.

De acuerdo con un informe del Estudio Bein, el crecimiento promedio en las últimas dos décadas -cuando arrancó este esquema con límites para el índice- fue de 2,1% frente a una inflación anual del 6,6% (también promedio) y una tasa de interés de referencia del 16,2%.

A cara de perro

Acaso la clave de la tozudez de Sturzenegger la haya dado alguien que, curiosamente, fue su gran rival en la interna del Gobierno: el ex ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay.

El funcionario, que también ocupó en su momento el sillón del BCRA, tuvo una actitud ambivalente, porque dio a entender que la meta del 17% no se cumplirá, pero consideró que, de todas maneras, fue positivo que se la haya planteado, porque el solo hecho de su enunciado ayudó a disminuir la presión. 

"No importa si el año cierra dos o tres puntos arriba del 17%, lo que realmente vale es que la inflación de 2017 será la mitad que la de 2016", afirmó.

Claro que en la intimidad, Prat Gay es mucho más crítico de Sturzenegger. Sus opiniones están más a tono con las que dejaba trascender cuando todavía formaba parte del Gabinete nacional.

El ex ministro asegura que la estrategia (de tasas elevadas) del BCRA es la responsable de que la actividad económica no termine de despegar.

En el edificio de Reconquista 266 están convencidos de que la dureza monetaria es la "mejor consejera" para anclar las expectativas inflacionarias.

Un director del BCRA, en diálogo con iProfesional, aceptó que podrían haber actuado con más pircardía: "Si hubiésemos sido más flexibles, dando señales de que nos conformábamos con el 21% que menciona el REM, por ejemplo, el mercado hubiese tomado como bueno un número superior al que ahora estima el promedio de las consultoras". 

Desde el Central argumentan que están utilizando al máximo los "grados de libertad" que les otorga la política monetaria y que el resto del plan económico recae sobre otros Ministerios.

Desde la entidad se defienden señalando que ni la política de subsidios ni el gasto público dependen del BCRA. Ni siquiera las definiciones más gruesas sobre la política fiscal. 

"¿Qué más podríamos hacer que tratar de cumplir con nuestro objetivo?", se pregunta un funcionario, de forma retórica.

Por ahora, Sturzenegger decidió quedarse con una tasa de referencia del 26,25% anual. Pero está en una encerrona: si vuelve a endurecerse podría quedar más aislado por las consecuencias económicas de esa determinación, en medio de la campaña electoral.

Claro que si opta por corregir las metas, como le reclaman varios de sus colegas, puede quedar envuelto en un nuevo debate y en otro mar de dudas: es decir, generaría la sospecha de que esa flexibilización podría ser primera de otras correcciones.

Por ahora, el banquero central se rehusó a revisar sus pronósticos para evitar pagar un costo político.

Hay que tener en cuenta que no se trataría de un ajuste de algunas décimas sino, más bien, de algunos puntos.

¿Acaso Sturzenegger estará aguardando el mejor momento para hacerlo, cuando ya tenga una certeza más precisa sobre final para este año?

Por lo pronto, el BCRA ya avisó que este mes, la economía entró en un nuevo camino de "desinflación", que debería traducirse en un índice mensual más bajo.

Lo mismo aguardan en el Palacio de Hacienda. El viceministro, Sebastián Galiani, confió a un grupo de funcionarios que el equipo espera que Sturzenegger empiece a bajar la tasa a partir de este mes o, a lo sumo, durante junio.

¿Qué hará Sturzenegger? Apuntado desde todo el abanico económico, sabe que no la tiene fácil.

Después del cambio de estrategia en el mercado cambiario -donde pasó de la promesa de intervenciones puntuales a compras diarias de divisas para sostener la cotización del dólar-, ahora pretende quedar bien parado frente a la cuestión inflacionaria.

A tan sólo cuatro meses de iniciado el año, al jefe del BCRA se le va escurriendo la credibilidad.