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Lograr que los precios suban apenas 17% este año es una meta difícil de lograr. Dos medidas en carpeta del Ejecutivo para reforzar la caja
26/05/2017 - 10:32hs

Las cosas no salieron tan bien como los funcionarios esperaban en un inicio. 

Hacia fines del año pasado, el Banco Central festejaba que la inflación mensual estuviera por debajo del 1,5%, cifra que lo dejaba muy bien posicionado para lo que sería la gran batalla del 2017.

Con esa perspectiva, había reducido su tasa de interés desde el máximo de 38% al 24,75%, referencia fijada por la tasa de Lebac en ese entonces.

Más aun, cuando el índice inflacionario de enero marcó 1,3%, esto fue interpretado como otro éxito de la política de la entidad.

Pero los festejos duraron poco. Todo lo que vino después fue un baldazo de agua fría para Federico Sturzenegger y su equipo.

En febrero saltó a 2,5%, en marzo marcó otro contundente 2,3% y en abril fue aun más elevado: 2,6%. 

Así, en los primeros cuatro meses el índice de precios escaló al 9,1%, complicando el logro de la meta del 17% anual que se autoimpuso el Central.

Al momento de hacer la "autopsia" de los primeros meses, aparecen varios diagnósticos.

En el gremio de los economistas están quienes creen que Sturzenegger se relajó por demás y permitió una expansión monetaria mayor a la que hubiese correspondido.

Otros hacen referencia a la falta de coordinación con el Ministerio de Energía a la hora de planificar el aumento de tarifas, mientras que algunos ponen la mira en el elevado y persistente rojo de las cuentas públicas.  

Ya sea por alguna estas tres causas, o por una peligrosa combinación, lo cierto es que hoy día nadie puede asegurar que la referencia del 17% vaya a cumplimentarse.  

Qué dice el GobiernoPor el lado oficial, surgen diferentes explicaciones sobre el devenir de los acontecimientos.

"No existe tal cosa como exceso de pesos. Existen tasas, altas o bajas, en función de los objetivos de inflación planteados", apunta Lucas Llach, vicepresidente del Banco Central.

Otro integrante de la mesa chica de la entidad grafica a iProfesional: "Suponé que emitimos al 30% anual pero la economía sólo demanda un 20%. El otro 10% vuelve a nosotros, que debemos salir a comprar ese excedente de pesos".

"En un esquema en el que se fija la tasa de interés, es imposible hablar de emisión espuria. Es técnicamente un error", añade. 

Qué dicen los economistasLa expectativa del mercado, representada por el relevamiento que mide el propio Banco Central, es que la inflación será del 21% anual, cuatro puntos más que la meta planteada.

Varios de los consultores "estrella" cuestionan públicamente al titular del organismo. Desde Miguel Ángel Broda a Juan Carlos de Pablo, pasando por Miguel Bein y Domingo Cavallo.

Bein, por ejemplo, asegura a iProfesional que el funcionario debió establecer un doble objetivo: el de la banda del 12% al 17% sin tomar en cuenta los tarifazos y otra, más amplia, contemplando ese ajuste.

Cuando estableció la meta, "el Banco Central no conocía la magnitud de los aumentos tarifarios y, por lo tanto, ahora no puede hacerse cargo de cumplirla", señala.

Sturzenegger dio a conocer el objetivo de inflación anual en 2016, cuando no había terminado y todavía no había una pauta clara del nivel de incrementos en las boletas de luz, gas y agua.

Como Bein, otros economistas creen que debió aguardar a que se termine el proceso de ajuste antes de establecer una referencia.

Ahora, con tal de cumplir, impone tasas elevadas que terminan castigando a la actividad económica.

El economista Juan Carlos de Pablo, afirma: "El Banco Central está jugado a una meta que no se la cree nadie". 

En igual sentido, Broda objeta la estrategia oficial que combina expansión fiscal con contracción monetaria: "Es como prender el aire acondicionado y la estufa al mismo tiempo".

Diego Giacomini, director de Economía & Regiones -que suele "bancar" a Sturzenegger en su accionar- cree que al funcionario se le fue la mano con su pasividad.

"La actual aceleración inflacionaria es producto de una política monetaria que se relajó antes de lo debido y, para peor, más de la cuenta", apunta.

Este analista compara el dinero circulante con otras variables, como por ejemplo la inflación y el total de bienes que produce el país:

1. Base monetaria versus inflación: la primera creció 6% en términos reales (18% contra un 12%, entre noviembre y abril)

2. Base monetaria versus crecimiento de la economía: la masa de pesos se elevó 12,5% en comparación con la producción de bienes y servicios (0,6% entre noviembre y febrero). 

"La inflación es un fenómeno estrictamente monetario y se combate contrayendo el volumen de dinero", sentencia Giacomini.

Si, como afirma este economista, hay abundancia de billetes frente a lo que produce el país, la pregunta casi obligada es "cuánto hay de más".

Economía & Regiones calcula que la base monetaria debería reducirse unos $760.000 millones.  En términos porcentuales, cerca de un 7% contra el nivel de enero y febrero.

Claro que este "drenaje" depende del costo del dinero o, en otras palabras, del tipo de interés que exija el mercado.

¿Qué tasa se necesita para que esto suceda? "Probablemente, más que la actual", afirma Giacomini.

"La experiencia de fines de 2016 y comienzos de 2017 es contundente en este sentido: si el tipo de interés queda bajo con respecto a la de arbitraje, la inflación no sólo deja de bajar sino que se acelera", concluye.

Ramiro Castiñeira, de Econométrica, sostiene que la meta inflacionaria ha sido, desde el vamos, muy exigente para un contexto de alza de tarifas, paritarias y elevado déficit.

La Argentina tiene inflación por monetizar el déficit. Si este no se achica, se hará complicado cumplir", señala Castiñeira, para quien "la política fiscal y monetaria están bailando a destiempo".

En su visión, con la meta autoimpuesta del 17%, las autoridades se quedaron con poco margen de error ante el efecto paritarias y tarifas, en un contexto en el que el rojo fiscal asciende a 8 puntos del PBI. 

"Era innecesario un fijar con antelación un rango de 12% a 17%, porque eso ahora castiga al nivel de actividad", subraya este economista.

Monetarismo light

"La inflación está bajando, pero el rebrote no ha sido por la mayor emisión", expresa Castiñeira. 

Rodrigo Álvarez, director de Analytica, coincide. En su visión, el componente principal del aumento de precios son las tarifas y otras cuestiones más puntuales que vienen por el rubro alimentos.

No todos concuerdan con la visión del director de Economía & Regiones y sostienen que hay una dinámica mucho más compleja, que va más allá del nivel de emisión.

Uno de ellos es Hernán del Villar, de la consultora Alpha y ex director del Banco Central: "La inflación es un fenómeno monetario, pero cuando es tan elevada y persistente -como ocurre en la Argentina- es porque intervienen otros factores".

Para Del Villar, los fuertes incrementos de tarifas y los aumentos nominales de salarios han ejercido una marcada influencia en el rebrote inflacionario.  

"Es verdad que la política monetaria se flexibilizó entre diciembre y febrero, pero también es cierto que desde entonces volvió a ser más contractiva. Es una simplificación pensar que aquella laxitud tuvo efecto inmediato sobre la suba de precios", remarca.

Del Villar también recuerda que la base monetaria crece por la compra de dólares al sector público, más allá de la asistencia al Tesoro. 

¿Qué puede esperarse para los próximos meses? Este analista vaticina que ya que el BCRA ha centralizado en las tasas de interés su combate contra la inflación, entonces manteniéndola por encima del índice irá logrando que baje a un nivel del 20%.

Con la mira en la caja y el agujero fiscalTal como diera cuenta iProfesional, de las medidas que el Gobierno pondrá en ejecución después de las elecciones, algunas ya se dan casi por descontadas

Entre ellas, el convenio con los gobernadores (en el que ya se está avanzando) para ponerle claros límites al giro de fondos. Entre aquellas otras que están en carpeta figura una que suscitará controversias

Según pudo saber este medio de importantes fuentes, hay altas chances de salgan a la venta las acciones de una gran cantidad de importantes empresas que el Estado posee tras la eliminación de las AFJP.

Es una caja siempre apetitosa, que actualmente asciende a unos $180.000 millones, según los valores de mercado que tienen los diferentes papeles que componen esa "canasta".

Por ahora, en la Casa Rosada evitan este tema, pero en la city porteña ya le asignan altas chances a que el macrismo eche mano a este gran "portafolio".

Otra de las iniciativas que está en carpeta para después de los comicios, de la que también diera cuenta iProfesional, es una amplia reforma jubilatoria.

El Gobierno evalúa una modificación para quienes se quieran retirar del mercado laboral sin contar con los 30 años de aportes al sistema. 

Para ellos, en lugar de la actual "moratoria", se evalúa una pensión por vejez a los 65 años.

Este cambio tendrá un ahorro fiscal por doble vía, ya que contempla un diferimiento de cinco años en la edad de las mujeres y un menor reconocimiento en los haberes.

Por otro lado, el Gobierno tiene en sus manos el borrador de una fórmula de actualización de las jubilaciones "de emergencia" que podría aplicarse solamente en 2018. 

El cambio, "por única vez", respondería a la necesidad de achicar el rojo fiscal con un argumento económico. La idea es plantear que los jubilados, bajo la actual metodología, obtendrían un incremento muy superior a la inflación. 

Sucede que el índice inflacionario 2018 será inferior al de 2017, pero como la fórmula se actualiza con un semestre de atraso, la única manera de "empardar" ambas variables (suba de precios y haberes) es retocando el cálculo.

En este sentido, los funcionarios observan que en el primer trimestre del año esas erogaciones fueron 44% más altas que las del año pasado, y gran parte de ese incremento se debe a la fórmula utilizada para la actualización de haberes.

Por este motivo, el Gobierno tiene en la mira modificar la actual metodología

Para avanzar en este cambio tendrá que pagar un alto costo político. Pero claro, ya habrán pasado las elecciones.