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Los ejecutivos deben dejar de esperar que un headhunter los reclute y atreverse primero a bucear dentro de sí mismos, para luego mostrarse "sin maquillaje"
02/06/2017 - 16:00hs

Hoy ya no elegimos un trabajo para toda la vida. Además, sabemos que los conocimientos caducan cada cinco años.

Todo el tiempo nos enteramos de la existencia de nuevas necesidades, roles y tecnologías que modifican las formas de trabajar y que ponen en cuestión las decisiones que tomamos alguna vez.

Ante estos cambios vertiginosos y a veces radicales, parece inteligente hacernos y contestar algunas preguntas imprescindibles:¿Qué va a necesitar el mundo de mí, de éste que soy yo? ¿Cómo sería mi empresa si naciera hoy? ¿Soy una oferta vigente para el mundo del trabajo tal como está?

Buscar las respuestas es una gran oportunidad para lograr "selfawareness" (autoconocimiento) y saber hacia dónde orientarse, para reformular el propio propósito y seguir siendo el creador del destino que resta por delante.

A lo largo de mi carrera en Recursos Humanos, descubrí que quienes viven su vida laboral con felicidad -aunque no a salvo de malos momentos- se sienten "amos de sus tareas", protagonistas de sus vidas, artesanos de su porvenir.

Son el tipo de personas de las que decimos que son "jugadas" porque toman sus propias decisiones y se sienten autónomas, creativas, desafiadas, entusiastas. Lo que se parece bastante a lo que llamaríamos felicidad.

¿Será que logran su bienestar porque encuentran sentido en lo que hacen? Sí. Pero ese sentido incluye todas las esferas de la vida. Son personas que logran armonizar intereses a veces muy opuestos como los laborales y los personales.

Logran que los diversos propósitos que tienen en las distintas áreas de la vida coincidan en un horizonte alimentado por la sinergia en la que todos esos propósitos entran.

Son personas para quienes el plan de carrera incluye al proyecto de vida y el proyecto de vida incluye al plan de carrera.

¿Son especiales? No. Son gente como vos o yo. Entonces, ¿cómo lo hacen? ¿Qué hay que hacer para alcanzar esa coherencia y sentirse feliz?

En principio, descreer de las recetas y los consejos; no existe la "guía práctica de los 10 pasos para triunfar". Sí hay caminos más o menos trazados que cada uno transita a su manera.

Entonces, a falta de recetas, comparto algunas reflexiones que espero que puedan ayudar a buscar la propia vía.

Quienes estamos en condiciones de elegir en qué trabajar buscamos satisfacer un propósito de carrera. Sin embargo, pocas veces pensamos en que sería muy bueno que nuestra vida laboral potencie nuestro plan de vida - y viceversa - enriqueciendo así toda nuestra experiencia vital.

En estas reflexiones la palabra clave es "propósito". Es lo que cada uno quiere para sí y quiere ver realizado en el futuro. En general excede en mucho al mero hecho de ganar dinero u ostentar un rutilante lugar de poder y prestigio.

Soñamos con ser auténticos, creativos, confiables, valorados. Queremos aportar ideas y ser protagonistas. En fin, queremos sentirnos plenos.

Nuestro propósito de carrera es un capítulo muy importante del libro donde escribimos el sentido de nuestras vidas. Por eso es fundamental encontrar aquella compañía cuyos valores coincidan con los nuestros.

¿Cómo hallarla? Desde el principio de mi carrera laboral mi propósito fue contribuir al progreso y la plenitud de las personas en su trabajo. Estudié psicología y coaching, y con el tiempo fui descubriendo que lo que me apasionaba verdaderamente era descifrar con cada persona su ADN laboral. 

Tanto cuando fui Analista del sector de Operaciones de una aerolínea, a los 18 años de edad, como ahora que soy Presidente de mi compañía, siempre tuve la sensación de estar donde quiero estar, imprimiendo a cada aspecto del trabajo el sentido de mi propósito. ¡Ni despaché boletos de viaje antes, ni ahora presento candidatos!

Cualquiera fuera la tarea que me tocara hacer, siempre se trataba de una oportunidad para acompañar a otros en la senda de elegir su destino.

La tarea en sí misma queda relegada a un segundo plano, prevalece como huella el entusiasmo y la satisfacción que genera saber para qué se realiza.

Hace unos años, atenta a lo que sucedía en el mundo laboral y fiel a mi viejo propósito de acompañar a las personas, decidí "recalcular la ruta".

Entendí que todos comenzaron a expresar abiertamente que quieren elegir su propio trabajo y saben que la cultura de la compañía será un factor tan preponderante en su elección tanto como lo será el jefe a quién reporte.

Reemplacé entonces el tradicional proceso de selección por el de la elección mutua. Diseñé esta propuesta para que las personas que buscan un trabajo puedan elegir la compañía y el rol donde más se integren todos sus propósitos, los laborales y los personales. Es decir, donde mejor vivan el sentido de sus vidas. Y que eso a alguien le importe.

Para lograrlo es necesario que buceen dentro de sí mismos. Por eso defino al proceso como un espacio de diálogo donde quien está en la búsqueda de realizar su propósito de carrera pase de ser un mero "candidato" a ser alguien que se busca a sí mismo, desentrañando sus valores, sus deseos más personales y los límites que le imponen su vida personal y social. Que se haya preguntado, "¿qué soy capaz de aportar?".

Sin embargo, aún observo en los ejecutivos alguna incomodidad y reticencia a bucear en estos temas.

Creo que además de la consabida dificultad para mostrarse ante otros "sin maquillaje", la razón para tal actitud es el fuerte arraigo que tiene en el mundo corporativo el modelo de ser buscado o "hunteado". ¡Son demasiados los años que destinamos a "seleccionar personas y hacer head hunting"!

Las expectativas actuales de las compañías y las de las personas , van en el mismo sentido. Actualmente las empresas buscan diseñar un hábitat que favorezca tanto los vínculos racionales como los emocionales, que admita la diversidad de estilos lo que es beneficioso para todos. Las empresas también quieren ser elegidas.

El colaborador está en el centro de la estrategia del negocio y la contribución de su "milla extra" es indispensable para enfrentar el mundo de transformaciones exponenciales que ponen en jaque a los negocios.

La empresa sustentable en el futuro tendrá afinidad de propósitos pero paradójicamente requerirá opiniones diferentes y visiones disruptivas para hacer la diferencia.

*El artículo completo puede leerse en el perfil de LinkedIn de la autora