iProfesionaliProfesional

El enólogo italiano, que está al frente de Cheval des Andes, dialogó con iProfesional sobre la última cosecha de la única etiqueta que elaboran 
02/06/2017 - 20:43hs

Cheval des Andes está presentando en estos momentos la cosecha 2013 del único vino que elaboran y que lleva su nombre. 

Cabe destacar que Cheval des Andes es el resultado de la unión del Grand Cru de Bordeaux, Château Cheval Blanc, y los terruños de Terrazas de los Andes, que cuenta con plantas de Malbec que datan de hace casi 90 años. 

El proyecto cobró vida en 1999, luego de que el presidente de esa bodega, Pierre Lurton, viajara a la Argentina y comprobara los vinos que se podían elaborar a partir de esos viñedos prefiloxéricos. 

Así, Cheval des Andes trabaja con la filosofía de un Grand Cru del Nuevo Mundo, con know how francés, pero respetando la expresión del terroir y tratando de minimizar la intervención en bodega. 

Por eso, sus responsables se encargan de aclarar que no intentan hacer un vino de estilo francés en la Argentina. 

Lo interesante de la cosecha 2013 (reseñada en esta nota de iProfesional) es que se va notando el punto de inflexión a partir del cual comienza a predominar una frescura que refuerza su amabilidad. 

El enólogo residente en la Argentina y uno de los tres responsables de elaborar este blend –que en esta añada conjuga Malbec, Cabernet Sauvignon y Malbec- es el italiano Lorenzo Pasquini.

Pasquini trabaja palmo a palmo con Lurton y con Pierre Olivier Clouet, director técnico de Château Cheval Blanc, ya sea viajando a Francia constantemente con muestras, como también recibiéndolos en Las Compuertas, donde está emplazado el viñedo.

Pasquini cursó durante tres años la licenciatura en Viticultura y Enología en la Universitá di Pisa y realizó distintas pasantías en bodegas de la Toscana y del centro de Italia.

Posteriormente, se radicó en Bordeaux, donde estudió  dos años en el InstitutdesSciences de la Vigne et du Vin, donde obtuvo el Diplôme National d’OEnologue y realizó su tesis sobre agricultura biodinámica.

Actualmente, como nexo entre Château Cheval Blanc y Terrazas de los Andes, tiene la tarea diaria de caminar los viñedos e interpretar las características de un terroir de clase mundial. 

-Un enólogo italiano, un terroir argentino y una filosofía francesa… ¿cómo sintetizarías el espíritu de Cheval des Andes? 

-Diría que el espíritu es traducir, aquí en Mendoza, la misma filosofía y visión de Cheval Blanc. Tengo la enorme suerte de trabajar mano a mano con los hacedores de uno de los mejores vinos del mundo. Y la idea acá es trabajar de esa manera. Mostrar la tipicidad de esta parte de Mendoza pero enviando un mensaje de elegancia, de delicadeza propio de Cheval Blanc y que también queremos que sea propio de Cheval des Andes. 

-Usualmente remarcás que nunca intentarían hacer un vino de estilo francés en la Argentina...

-Exacto. No está en nuestra visión. La idea, por sobre todas las cosas, es mostrar la tipicidad argentina. Por eso nuestro blend está guiado por la variedad principal de acá, que es el Malbec, pero con un enfoque que corresponde al potencial de guarda de los grandes vinos. Nosotros privilegiamos el equilibrio antes que la potencia, la complejidad antes que la intensidad y la frescura antes que la madurez. Ese es el mensaje de Cheval des Andes y es posible hacerlo aquí en Mendoza. 

-Tu filosofía es que un vino de guarda no tiene por qué ser muy estructurado. ¿Es así? 

-Es verdad. Nosotros trabajamos más en la protección del vino del oxígeno, que es lo que garantiza que tenga un potencial de guarda muy bueno, más que enfocarnos en la estructura. Acá, a nivel químico y de polifenoles, tenemos naturalmente todo lo que hace falta para tener ese potencial y no hace falta buscar demasiada estructura, demasiados taninos, para logra vinos que resistan el tiempo. Esto es importante, porque queremos que nuestros vinos, cuando sean tomados jóvenes, igualmente puedan ser disfrutados. Es como una persona: debe ser interesante en cada momento de su vida. Hoy estamos lanzando Cheval des Andes 2013, que es muy tomable hoy, pero que también tiene potencial. El objetivo es que nuestros consumidores disfruten el vino ahora o dentro de quince años. 

-¿Cómo es tu visión de los puntajes a la hora de encarar la elaboración de este vino? 

-Yo pienso que los puntajes tienen importancia en el mundo del vino, sobre todo porque para los consumidores es mucho más fácil guiarse, especialmente cuando se inician. Hoy los puntajes tienen importancia pero hay una multiplicidad de herramientas para tener información de los vinos y conocer nuevas cosas. Nosotros, desde la parte productiva, sabemos que los puntajes son importantes, porque ayudan a vender, pero no estamos pendientes de eso a la hora de elaborar nuestro vino. No nos influenciamos por los números. Buscamos una autenticidad y una coherencia, que responde más a dónde queremos ir y de dónde venimos. Por eso, como hacedores, tratamos de poner distancia y enfocarnos en lo más importante, que es el mensaje que queremos transmitir con nuestro vino. 

-¿Cuál fue tu primer acercamiento con los vinos argentinos? ¿Cómo cambió tu visión? 

-Mi primer contacto con los vinos argentinos fue cuando estaba estudiando en la universidad. Ahí conocí el Malbec y lo descubrí a través de una ventana muy chica, con respecto a lo que me encontré acá. Yo llegué aquí sin la conciencia de lo gigante que es Mendoza, de todas las variedades que se pueden trabajar, de todas las zonas y las diferentes expresiones que se logran con la misma cepa. Es un mundo enorme y muy lindo. La primera impresión fue la de un Malbec jugoso, frutal, intenso, muy tomable, muy sexy. Y cuando llegué acá me encontré con eso pero con muchísimas otras cosas más, como la elegancia, la complejidad. Esto me da ganas de quedarme aquí, porque quiero seguir descubriendo cosas. Es una de las pocas partes en el mundo donde todavía hay mucho por descubrir e innovar.

-¿Cómo imaginás al Malbec del futuro? 

-No sé ni puedo decir cuál es el futuro del Malbec y de la Argentina. Concuerdo con que me parece difícil que después del Malbec pueda haber otra variedad que tenga el mismo impacto sobre el mercado mundial. El boom del Malbec en el mundo fue enorme. El Malbec es el pasado, el presente y el futuro de este país, porque es una variedad plástica, que permite mostrar distintas expresiones y divierte a los consumidores de todo el mundo. Lo que sí pienso es que es una cepa muy interesante para blendear, sobre todo con Cabernet Sauvignon. Las dos se complementan muy bien y pueden dar lugar a vinos que funcionan realmente bien. 

© Por Juan Diego Wasilevsky - Editor Vinos & Bodegas iProfesional - [email protected]