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Cuando la dinámica de una empresa no permite el disenso, se pone un obstáculo al cambio y así se impide cualquier posibilidad de innovación
02/06/2017 - 12:59hs

El disenso no es necesariamente algo negativo en la dinámica de una compañía. Los jefes y empleados con actitudes pasivas y conciliadoras pueden ser el mayor obstáculo para la innovación. 

Muchas buenas ideas o advertencias son dejadas de lado o ni siquiera pronunciadas por temor a ser tildado de conflictivo, o por el deseo de agradar e ir junto con la corriente. 

Por el contrario, escuchar, preguntar y plantear el cambio puede ser la vía a crecer profesionalmente.

"El conflicto surge desde la discrepancia a la hora de resolver un problema, de tomar una decisión. Si se busca la paz a cualquier precio, el conflicto permanecerá latente y perjudicará al equipo", afirmó Regino Quirós, socio director de la consultora Be Up.

Para él, el disenso es la vía para "mantener la mente abierta, desde cualquier posición y con el ejemplo, haciéndolo, no pidiéndolo. ¿Cómo? Con preguntas sobre el punto de vista de los demás, desde la más genuina curiosidad".

Curiosear, en el buen sentido de la palabra, es lo que alimenta la creatividad, coincidió Genoveva Vera, coach ejecutiva y experta en liderazgo.

"Los conflictos son necesarios para que las sociedades avancen, para que las organizaciones evolucionen y para que las personas crezcan", continuó.

No se trata sólo de preguntar, hay que actuar. "La actitud que tomemos ante ellos y las habilidades con que los gestionemos son la clave para que seamos protagonistas del cambio constructivo", añadió Vera.

Según David Monge, director general de la compañía de recursos humanos Nexian, los conflictos no son negativos, lo que puede ser nefasto es cómo gestionarlos.

Un equipo bien cohesionado y productivo no trabaja en silencio. Normalmente aquellos a los que nunca se oye una voz más alta que otra están abocados al fracaso porque tienen un déficit de comunicación importante.

"Cuando los profesionales son muy pacifistas y huyen de la discrepancia por miedo al conflicto por lo general son mediocres y pasivos con relación a los demás", dijo Monge.

En su opinión, "el desacuerdo es inevitable y, si se maneja adecuadamente, puede ayudar a la empresa y a las personas a alcanzar objetivos muy positivos y salir reforzados. La persona que provoca esta discrepancia es, en muchos casos, un potenciador de mejoras en la compañía".

Entonces, moverte como pez en el agua en esos desacuerdos, e incluso, ser el protagonista de los mismos, ayudará a despertar tu creatividad, porque te obliga a utilizar el ingenio.

"El pensamiento lateral sale cuando salimos de nuestra zona de confort. Provocar el conflicto o generar una situación atípica nos hace ver diferentes soluciones. Cuando escuchas otras opiniones tienes la posibilidad de mejorar los puntos que no eran tan fuertes al inicio", señaló Juan Antonio Fernández, socio y director general de Habittud Consulting.

Cuando se trata de incorporar un conflicto y no morir en el intento Monge explica que "la estrategia más adecuada es escuchar a los otros con la mente abierta, aportando datos e información, manteniendo un nivel objetivo (no emocional), centrándose en los asuntos, no en las personas, con el respeto necesario para salvar a las partes, y sin perder nunca de vista el principio de ganar-ganar".

Fernández sumó otro aspecto más: "Tomar la acción que consideres adecuada conforme a tus propios intereses y a los de los demás. Lo que más ayuda al compromiso es negociar un acuerdo común entre las diferentes partes desde la humildad y la generosidad".

Buscar la paz a cualquier precio no es lo más práctico porque, como apuntó Quirós, "el conflicto quedará latente y perjudicará al equipo".

Mencionó algunas claves que pueden conducir a buen fin sin caer en el mutismo y la concesión: "Conseguir que todos los miembros del grupo tengan claro cuál es el problema que se está resolviendo; plantear el asunto en forma de pregunta y clarificar continuamente la confrontación".

Por último, más vale prevenir que curar. El miedo a las consecuencias de un cambio inesperado es la mayor fuente de conflicto.

Para evitar males mayores la táctica que propone Vera tiene que ver con la anticipación: "Es importante que antes de tomar decisiones se vaya creando una serie de mensajes que creen conciencia entre los empleados sobre la necesidad del cambio en la organización para mantenerse en el mercado. Es decir, 'renovarse o morir'. Lo importante es ir preparando el terreno mostrando la necesidad".

Consultado por Expansión, Quirós recordó que "si abordamos el conflicto como un combate, nunca surgirá la creatividad. Preguntar desde la curiosidad con la intención de entender, nos permitirá crear desde la diferencia de opiniones o perspectivas".