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La Reserva Federal sube las tasas por segunda vez en el año y el mercado bursátil ni se inmuta

El retoque será probablemente el último hasta fines de año. La economía de EE.UU. vive una de las expansiones más largas y genera dudas
14/06/2017 - 14:04hs
La Reserva Federal sube las tasas por segunda vez en el año y el mercado bursátil  ni se inmuta

El mercado se prepara hoy para la segunda suba de tipos de interés del año en EE.UU., que, probablemente, será la última hasta diciembre. Y se prepara, en buena medida, ignorándola.

Las bolsas siguen en máximos, el desempleo en mínimos de 16 años, y los tipos de interés sin apenas moverse. La Fed ya ha declarado que espera empezar a finales de año a vender en el mercado su enorme cartera de 4,5 billones de dólares, en su mayor parte bonos del Estado e inmobiliarios, en lo que supondrá el final de las medidas excepcionales puestas en marcha tras el colapso de Lehman Brothers y de la nacionalización parcial de la banca llevada a cabo por George W. Bush.

De hecho, el dólar bajó este martes como anticipo a lo que el mercado espera que sea un comunicado por parte de la Reserva Federal, y una rueda de prensa de su presidenta, Janet Yellen, reconociendo que la economía estadounidense no está en condiciones de afrontar nuevas subidas de tipos hasta, al menos, diciembre.

El bono a 10 años estaba en el 2,21%, 45 puntos básicos por debajo de los máximos del año, en una nueva señal de que los operadores financieros no esperan más cambios en la política monetaria del país que tiene la divisa de referencia en el mundo en los próximos meses.

Pleno empleo, crecimiento flojo

Para muchos, la economía de EE.UU. está en una situación perfecta: pleno empleo, inflación baja, crecimiento flojo, pero estable -en el 2%, muy lejos del 3% que le gustaría a Donald Trump y que la mayoría de los expertos considera totalmente inalcanzable-, y bolsas en máximos.

Todo ello, en una de las expansiones más largas de las que se tiene noticia. Para otros, ése es exactamente el motivo de preocupación. Las últimas veces en las que Estados Unidos se comportó de esa manera fue a finales de los 90, durante la burbuja de las empresas de internet -las llamadas puntocom- y en el periodo 2004-2006, en otra burbuja, sólo que mayor: la de las hipotecas basura.

Ambos episodios especulativos acabaron explotando. El primero con una pequeña recesión; el segundo, con la mayor crisis desde la Gran Depresión de los años 30.

De hecho, los máximos históricos de las bolsas son en buena medida engañosos. Un 1,25% de las empresas del Standard and Poor's suponen el 12,4% de la capitalización del índice.

Son los FAANG: Facebook, Apple, Amazon, Apple, Netflix, y Google. En otras palabras: gran parte de la apreciación de Wall Street se debe a las tecnológicas, que en la última semana han estado mostrando signos de debilidad.

Sólo tres empresas de ese sector -las llamadas MAG, o sea, Microsoft, Apple, y Google- suponen el 9,6% de la capitalización del Standard and Poor's.

Lo mismo cabe aplicar a otros sectores. Por ejemplo, el índice de los bienes de consumo generales del Standard and Poor's ha subido alrededor del 13% este año.

Sin embargo, dos tercios de esa apreciación viene sólo de cuatro empresas: McDonald's, Home Depot (que vende muebles y equipamientos), Comcast (parcialmente tecnológica y de entretenimiento, dado que es una empresa de internet, televisión por cable y Hollywood), y Amazon (una empresa que generalmente es considerada como una tecnológica y que consigue prácticamente todos sus beneficios con la nube de Internet).

Y es que el consumo, pese al pleno empleo y a la baja inflación, apenas está creciendo a una tasa del 2,6% interanual, cuando la experiencia histórica indica que debería estar expandiéndose a un 4%.

A eso se suma una deuda personal de los ciudadanos estadounidenses que ha roto la barrera de los 13 billones de dólares, lo que supone el 65% del PIB del país y, además, un récord todavía mayor que el alcanzado en vísperas de la crisis de las hipotecas basura.

Política cauta

Todo esto indica que la economía de EE.UU. no parece estar en condiciones de resistir muchas subas de tipos más. Es algo que sabe la Reserva Federal, que hasta la fecha está adoptando una política extremadamente cauta.

Y más aún con la parálisis de la política económica de Donald Trump, que hasta la fecha no ha logrado ni tan siquiera que el Congreso, pese a estar controlado por su propio partido, se sienta a al menos considerar sus propuestas de bajas de impuestos y gasto en infraestructuras.

Así pues, la Fed tiene tiempo para centrarse en otras cosas. La más obvia: la venta de su inmensa cartera de deuda pública y privada. En el verano de 2008, antes de la quiebra de Lehman Brothers, el instituto emisor estadounidense tenía sólo un billón de dólares en su balance. El resto ha sido adquirido desde entonces en una serie de oleadas del instituto emisor para inyectar liquidez en la economía y evitar, primero, una depresión, y, después, un estancamiento con deflación como el que Japón sufrió durante dos décadas tras el estallido de su burbuja inmobiliaria en 1991.