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Rutas, autopistas e "í­ndice asfalto" en récord histórico: Macri apura obra pública para ganar en octubre
27/06/2017 - 11:37hs

Durante mucho tiempo, "corrupción" y "obra pública" viajaron de la mano.

El macrismo quiere ponerle fin a esta asociación, en un contexto en el que todo proyecto de envergadura ejecutado durante en el kirchnerismo, y solventado con dinero estatal, aparece sospechado

El escándalo Oderbrecht es un fiel exponente sobre cómo se construyeron los mecanismos y fluyeron los contactos entre empresarios y políticos con el mero objetivo de apropiarse de millonarios fondos.

En medio de una campaña electoral que va ganando en intensidad, todo lo que va saliendo a la luz sobre este caso es utilizado por el Gobierno para profundizar la "grieta", polarizar y mostrar el peor costado de la administración de Cristina Kirchner.

Claro que Mauricio Macri tiene por delante un enorme desafío: validar que su gestión puede impulsar la obra pública sin sospechas de corrupción

Por lo pronto, debe probar que ahora todo se planifica y ejecuta sobre un manto de transparencia, aun cuando los proveedores del Estado en muchos casos son los mismos.

El otro reto, no menor, es recalentar la actividad económica en el cortísimo plazo. Sin las prometidas inversiones del sector privado, el Estado quedó como el principal impulsor.

Manos a la obra

Cuando se apagan las cámaras, se encienden algunas dudas: ¿hay plata para un "boom" de obra pública? ¿Ayudará a desperezar el ritmo económico? ¿Es relevante o tiene como único objetivo acercar votos?

Tras un 2016 tímido, en el que el Gobierno se centró en revisar los grandes contratos firmados en la era K, este año tomó la decisión de darle un empuje inusitado.

Es, en este punto, en el que se diluye la "grieta", habida cuenta de que Macri optó por tomar el mismo rumbo que Cristina años atrás.

Es decir, si el sector privado "no la pone", será el Estado quien deba aportar el dinero y ejercer el liderazgo inversor.

En este sentido, los números son bien elocuentes:

- Entre enero y mayo, el monto de las obras licitadas se multiplicó por cuatro (pasó de $33.000 millones a $125.000 millones).

- El mes pasado se superaron los $43.000 millones, lo que constituyó un récord para el último año

Esto da una idea de la explosión que evidencia esta rama de actividad, fogoneada por un Gobierno que apunta a que la obra pública sea la que potencie la economía.

Entre enero y mayo, ya fue ejecutado el 46% del presupuesto en obras, de acuerdo con un informe del Ministerio del Interior al que tuvo acceso iProfesional.

Un año atrás, ese porcentual fue de apenas 22% para el mismo lapso. Al efectuar el comparativo, se observa que se inyectaron en forma adicional a la economía poco más de $8.000 millones.

Hablando en plata, el aporte estatal para los primeros cinco meses asciende a $17.000 millones, que fueron destinados a desarrollos hídricos, hábitat y viviendas.

El Ministerio de Transporte también "le mete pata": ya ejecutó el 44% de su presupuesto ($21.000 millones, sobre un total de $46.000 millones).

Energía viene más rezagado, con tan sólo el 12% de la ejecución ($2.800 millones).

En total, en lo que va de este año, el Gobierno ya habilitó poco más de $44.000 millones.

¿Obra pública "mata" privada?

Con los números sobre la mesa, surge la pregunta sobre cuál es el vigor que le puede otorgar este rubro a la economía.

Pablo Goldín, economista jefe de la consultora MacroViews, acerca una respuesta: "La obra pública no es el motor, apenas si complementa".

"Sobre un total de 17 puntos del PBI que representa la inversión privada, la pública es de apenas 2 puntos. Obviamente, es mejor que esté a que no haya, pero el impacto es muy bajo", especifica.

Según Goldín, el nivel de gasto en este rubro -en términos reales- se encuentra en un nivel similar al de hace tres años

Además, asegura que "si se compara el primer cuatrimestre de 2017 con el de 2015, la obra pública está atrasada un 20%".

En su visión, se está normalizando la situación con respecto a lo que fueron los últimos años,"pero no se cambia la película económica sólo con eso".

Diego Giacomini, director de la consultora Economía & Regiones, realizó varias investigaciones sobre el impacto de este rubro en la economía.

"Si el aporte que realiza el Estado sustituye a la inversión privada en vez de mejorarla, el crecimiento se deteriora. Es lo que ocurrió históricamente en la Argentina", argumenta.

"En este país -y también en otros de América Latina- se demostró que cuando la obra pública reemplaza a los desembolsos privados, deja de ser algo virtuoso para funcionar al revés. Es decir, termina generando un efecto desestimulante", resalta Giacomini en diálogo con iProfesional.

¿Por qué sucede eso? "Porque en lugar de financiarse con ahorro (superávit fiscal) se concreta con endeudamiento y emisión", apunta el analista.

Índice asfalto

Los tiempos políticos se acortan, las urnas acechan y la fuerte apuesta del Gobierno es calentar la actividad y el nivel de empleo

Por lo pronto, su plan le está dando resultados: la construcción, impulsada justamente por el aporte estatal, registró en abril un incremento del 10,5% respecto al mismo mes de 2016.

Si se compara el primer cuatrimestre, el repunte es de casi 4% respecto a igual período del año anterior.

Otro indicador sobré cómo el Gobierno puso manos a la obra es el uso del asfalto: en mayo se tocó el mayor registro de la historia.

En 2016 se compraron en el sector 32 máquinas asfálticas, lo que implicó un salto récord. 

A efectos comparativos, en los tres años previos (2013, 2014 y 2015) el promedio de venta había sido de sólo 4 máquinas por año. Y, en lo que va de 2017, ya se han comercializado unas 16.

"Ya hay más de 1.200 kilómetros de autopistas en obra en este momento, y reactivamos grandes proyectos de infraestructura vial", se entusiasma el jefe de Gabinete, Marcos Peña.

La vicepresidenta Gabriela Michetti también refuerza el concepto del rol del Estado y asegura: "La obra pública que hoy tiene la Argentina, hace 50 años que no estaba".

Lo que viene

El ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, anticipa que en julio comenzará el proceso de relicitación de 5.500 kilómetros de rutas nacionales.

Será mediante el sistema de Participación Público Privada (PPP), por un monto de $70.000 millones y con un plazo de ejecución de cuatro años.

Se trata de un plan que abarcará a las rutas nacionales 3, 5, 7, 8, 9, 34 y 226, en las que se dejará caer las concesiones ya vencidas y oportunamente prorrogadas.

El esquema de desarrollo de infraestructura mediante el sistema PPP (contemplado en la ley 27.328) es una alternativa a los sistemas clásicos de contratación, en los que el Estado diseña, financia, paga y opera, mientras que el privado sólo ejecuta y construye.

"Estamos licitando siete rutas sobre un total de once corredores viales actualmente en concesión", afirma Dietrich.

Para octubre, el Gobierno tiene previsto realizar el llamado a licitación pública e internacional a través de la publicación de los pliegos correspondientes, para lo cual deberá interrumpir las prórrogas de los contratos de concesión con 60 días de anticipación.

En una primera etapa se apuntará a desarrollar unos 5.500 kilómetros, de los cuales 1.200 serán autopistas

El resto estará orientado a la repavimentación completa con ampliación de banquinas y obras de seguridad, para avanzar en un nuevo concepto de ruta.

La segunda etapa constará de otros cuatro corredores viales por unos 1.000 kilómetros, también bajo el esquema de PPP, sobre rutas concesionadas que serán relicitadas.

Dietrich aclara que "los peajes estarán concentrados exclusivamente en las autopistas. Donde no los hay, recién van a aparecer cuando se terminen las obras".

Todo esto forma parte del Plan Nacional de Transporte e Infraestructura que, entre otros objetivos, contempla la construcción de 2.800 kilómetros de autopistas entre 2015-2019.

"En cada uno de los meses venimos marcando un nuevo récord de cantidad de kilómetros de autopistas en construcción", expresa el funcionario.

Mejoras ferroviarias, marítimas y urbanasOtro objetivo de la administración macrista es mejorar el transporte de carga vía trenes. Para eso, prevé invertir u$s6.000 millones.

Los funcionarios están convencidos de que esto alentará las inversiones de productores ahora frenadas por los altos costos de la logística.

Se apunta a reparar 3.000 kilómetros de vías y se comprarán más de 100 locomotoras y 300 vagones.

En cuanto a los puertos, el plan oficial incluye la mejora de los accesos a los más importantes del país.

La inversión necesaria para esta puesta a punto se estima en $10.500 millones para el acceso a Rosario, otros $9.000 para el de Bahía Blanca y $15.000 millones en el de Buenos Aires. 

También se trabaja en mejorar las terminales marítimas de Puerto Madryn y Quequén.

En lo que hace al transporte público, entre los objetivos figura el de mejorar la red de Metrobus, en la cual ya se trabaja.

Para el área metropolitana de Buenos Aires se prevé un desembolso de $3.500 millones destinados a la construcción de 7 corredores principales.

Además se utilizarán u$s14.000 millones (hasta 2023) en una Red de Expresos Regionales que servirá para conectar entre sí los ramales ferroviarios y las líneas de subterráneos.

Con la cuenta regresiva hacia el 22 de octubre, el Gobierno encendió a full los motores para que sea el Estado el principal promotor de la economía y el empleo

El gran desafío, claro está, es que después sean los privados los que adquieran un mayor protagonismo. Claro que para ello, el Gobierno deberá salir bien parado de los comicios.