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Octavio Aizenman, socio de la Asociación Argentina de Sommeliers, recomienda grandes terroirs para visitar y destaca cinco grandes vinos que hay que probar
01/07/2017 - 05:17hs

En esta entrega, Octavio Aizenman, socio de la Asociación Argentina de Sommeliers y sommelier de Rutini Wines, recomienda cinco zonas vitivinícolas de la Argentina que todo apasionado del vino debe conocer: 

Sería redundante insistir sobre la actual participación de Argentina como país vitivinícola del Nuevo Mundo. Ubicado en el noveno puesto del ranking mundial, Argentina produce más de 9 millones de hectolitros anuales y posee más de 230.000 hectáreas de vid plantadas.  Pero no todo son estadísticas en el mundo del vino.  

Los verdaderos, y muchas veces olvidados héroes de este apasionante lío, son los hacedores de la vid, aquellas personas que trabajan incansablemente por demostrar el potencial de cada uno de los terruños y de cada una de sus provincias.

Les propongo entonces, emprender un breve recorrido a través de cinco zonas vitivinícolas que resulta imprescindible conocer para comprender la real esencia del mundo del vino: 

Primera parada: Cafayate

El valle de Cafayate se encuentra dentro de la provincia de Salta. Forma parte de la región Noroeste de Argentina junto a gran parte de las provincias de Catamarca, La Rioja y el noroeste de Tucumán.

Allí, el cultivo de la vid encuentra su plenitud sobre los valles cordilleranos, por encima de los 1.600 metros sobre el nivel del mar, donde la insolación es plena y profunda, los días particularmente diáfanos y donde las temperaturas medias anuales rondan los 15 °C.

El valle de Cafayate con su epicentro en la ciudad del mismo nombre, posee un microclima especial generado por los cordones montañosos que lo cercan, y le otorgan notables amplitudes térmicas indispensables para el buen desarrollo de la vid.

Cafayate es en parte responsable de la corta pero certera historia vitivinícola Argentina ya que es allí donde se produce de forma predominante el único cepaje argentino verdaderamente autóctono: el Torrontés Riojano.  

Dentro de este departamento los suelos son franco-arenosos, profundos y de subsuelo pedregoso, asegurando de esta forma una buena permeabilidad que ayuda a la correcta irrigación de la planta.

En estas tierras, herencia de antiguas civilizaciones e influencia jesuítica, Finca Quara realiza su apuesta.  

Fue Rodolfo Lavaque quien, con la intención de ser partícipe de la revolución vitivinícola del NOA durante la década del '90, funda Finca Quara, hoy trabajada por el enólogo José Luis Mounier.

Allí se produce un vino de altas prestaciones elaborado a partir de uva Tannat, cepaje insignia uruguayo, que ha sabido encontrar su lugar en el valle de Cafayate.

Quara Viña El Recreo Single Vineyard Tannat es un vino de color rubí profundo, casi negruzco. Sumamente agradable, de rusticidad transformada y perfil frutal bien marcado. Delicado, despliega un abanico de fruta cocida intensa, aromas animales y carácter especiado, aportado por su prolongada crianza en barricas de roble.

Segunda parada: Pedernal

El valle de Pedernal forma parte de San Juan, segunda provincia vitivinícola más importante luego de Mendoza.

Históricamente, San Juan es reconocida por su producción de uva pasa y vino de consumo masivo y licoroso, pero gracias a la tecnificación y las condiciones climáticas se ha logrado redirigir la producción hacia los vinos de media y alta gama.

Este es el caso de Pedernal, con alturas que superan los 1.200 metros sobre el nivel del mar, barreras naturales contra vientos adversos y ausencia de plagas. Allí, el clima es seco y soleado, casi los 365 días del año. Las temperaturas medias varían entre los 24 y 28°C , pudiendo así desarrollar amplitudes térmicas diarias de hasta 20°C .

Principalmente formados por capas de arena, limo y arcilla, sus suelos son pobres, de poca materia orgánica y buena retención y distribución del agua. En este valle, se desarrolla un vino con la cepa emblemática de la región: la Syrah.

A partir de la unión de selecciones de viñedos de Tulum, Zonda y Pedernal, el enólogo Eduardo Casademont ha creado un Gran Syrah, un vino de color rojo rubí intenso y matices violáceos. De ataque dulce, y acidez controlada, resulta destacable su untuosidad y bouquet. Fruta roja y negra madura, aromas balsámicos como regaliz,  clavo de olor y eucalipto.  Placentero en todo su desarrollo, perduran en boca los aromas de crianza: tabaco, clavo de olor y anís estrellado. Recomiendo armonizar con platillos típicos de la región que acompañen el peso en boca: carne de caza, carbonada o por qué no, empanadas sanjuaninas. 

Tercer parada: Uco

El Valle de Uco se sitúa al sudoeste de la ciudad de Mendoza.  Está conformado por las subregiones de Tunuyán, Tupungato y San Carlos.  Esta región se ha dado a conocer y ha ganado fama en los últimos años gracias a la particularidad de sus suelos, el clima y la altitud comparado con otras zonas mendocinas.  

Por encima de los 900 msnm con predominio de suelos aluvionales y pedregosos de arena gruesa y limo, Uco es escenario de innumerables proyectos innovación y obras arquitectónicas de vanguardia. Bodegas biodinámicas, viñedos orgánicos o enología sensitiva, son sólo algunos ejemplos de los ensayos que allí se realizan.  

Con la intención de reflejar las características del terroir y resaltar el potencial de la zona, Alejandro Sejanovich y Jeff Mausbach fundan Teho, bodega mendocina que elabora vinos provenientes de parcelas de La Consulta y Altamira.

Se distingue de la línea Zaha el varietal de Cabernet Franc de Paraje Altamira, un vino que nace del estudio de los suelos y el detallismo en la cosecha. Fiel a su tipicidad varietal, de perfil frutal, floral y especiado,  atrapante en textura y elegancia, perduran en boca los aromas especiados y la sensación cárnica y golosa de un Cabernet Franc de gran envergadura. 

Cuarta parada: provincia de Buenos Aires

La provincia de Buenos Aires es uno de los nuevos escenarios para la viticultura.

A pesar del desacuerdo de los enófilos más tradicionalistas, el desempeño de los vinos provenientes de estas zonas no convencionales, ha sorprendido a más de un aficionado. Médanos, Saldungaray o Villa Ventana, son ejemplos de emprendimientos que nacieron en la década pasada y han repercutido a través de los años.  

En el distrito de Tornquist encontramos la bodega Saldungaray, proyecto boutique de la familia Parra.

Allí los viñedos gozan del particular clima de la costa: húmedo y frío con influencia directa de la cercanía con el mar que ofrece condiciones favorables para el crecimiento de cepas de maduración temprana (sobre todo las blancas).

El mar servirá de moderador de las temperaturas, tanto diurnas como nocturnas y esto permitirá conseguir vinos más frescos, más elegantes y más aromáticos.

A pesar del poco camino recorrido, Bodega Saldungaray  ha creado un particular vino de corte de uvas blancas: un blend de Sauvignon Blanc 60% y Chardonnay 40%, de ataque dulce, muy buena acidez y con predominancia de aromas tropicales y frescos. Interesante para pensar en una posible armonización con quesos de pasta blanda y semi dura.

Quinta parada: Patagonia

El Alto Valle de Río Negro es nuestra última parada indispensable en este recorrido. Cuna del Pinot Noir y la Merlot,  el valle nace a los pies de la Cordillera de los Andes y se extiende hasta unirse con los ríos Limay y Neuquén.

Concentra el 85% de la superficie vitícola de la provincia y es una de las regiones más australes del país. Sus suelos son desérticos de origen aluvional y compuestos por arena y lima.  

El clima es continental y templado. Las precipitaciones son escasas pero el peligro de heladas y vientos fuertes está siempre presente. La bodega Humberto Canale con fundación en el año 1909 ha sido pionera en la región.  

Gracias a los días soleados y las noches frías, característica principal del valle, Horacio Bibiloni ha logrado crear diferentes exponentes de Pinot Noir sobresalientes.

No es la excepción el Pinot Noir de la línea Marcus Gran Reserva, un vino notable, de color rojo rubí intenso y naturaleza frutal. Muy agradable en nariz con predominancia de la fruta  cocida: ciruela, cereza y guinda. Elegante y aterciopelado, de cuerpo medio, acidez balanceada y final de boca placentero.

Sobre la Asociación Argentina de SommeliersLa Asociación Argentina de Sommeliers es una asociación civil sin fines de lucro, fundada en 2001 y miembro de la Association de la Sommellerie Internationale (ASI) desde 2002.
Sus objetivos son:

• Divulgar la cultura del vino y otras bebidas, ayudando a los consumidores a tomar conciencia sobre las bondades de su consumo moderado y responsable.

• Promover el conocimiento en profundidad de los vinos y otras bebidas, en combinación con diversos platos, y otros aspectos de la profesión de sommelier a través del estudio, la investigación, la interacción con otras asociaciones del exterior y la difusión por medio de publicaciones, seminarios, reuniones, concursos.

• Contribuir a la mejora del servicio de bebidas en restaurantes y hoteles.

• Expandir y prestigiar la profesión de sommelier, e insertar a la República Argentina en la posición que merece en la escena de la sommellerie internacional.

Para lograr sus objetivos la AAS ha suscripto acuerdos de colaboración con las máximas entidades de promoción del vino argentino, el Fondo Vitivinícola y Wines of Argentina.

Con el objeto de contribuir a la mejora continua de la calidad educativa, la AAS ha fijado los estándares mínimos de formación con los que un sommelier profesional debe contar de acuerdo a los parámetros internacionales dispuestos por la ASI, y avala los títulos de aquellas escuelas que alcanzan dichas metas en Argentina: el Centro Argentino de Vinos y Espirituosas (CAVE), la Escuela Argentina de Sommeliers (EAS), la Escuela Argentina de Vinos (EAV) y el Gato Dumas Colegio de Gastronomía.

La AAS brinda asimismo una amplia gama de beneficios a sus socios, desde descuentos en comercios vinculados al sector o el acceso a ferias de vinos hasta degustaciones, presentaciones de nuevos productos, charlas técnicas, búsquedas laborales, especializaciones y actividades recreativas.

Por último, la AAS organiza periódicamente el Concurso Mejor Sommelier de la Argentina, el evento más importante de la sommellerie en nuestro país, en el que los mejores sommeliers de la Argentina deben demostrar sus habilidades para acceder a importantes premios y la posibilidad de representar a nuestro país en el Concurso Mejor Sommelier del Mundo que se realiza cada tres años organizado por la ASI.

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