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Buenos vecinos: por cada vehí­culo que se le vende, Brasil "despacha" cuatro veces más a la Argentina
27/06/2017 - 11:29hs

El sector automotor continúa atravesando un momento muy paradójico: por un lado, las ventas hasta mayo acumulan un salto del 31% y, de cara al resto del año, las terminales ya se ilusionan con quebrar el techo de las 800.000 unidades vendidas. 

De confirmarse, este rubro concretaría su mejor año desde el récord logrado en 2013, cuando se estuvo a un paso de tocar, por primera vez en la historia, la marca del millón. 

La contracara de este auge es que no está siendo acompañado por la industria, que está operando muy por debajo de su capacidad instalada. 

Si bien mayo mostró un cambio positivo en la tendencia, la realidad es que en el acumulado de los cinco primeros meses la producción acumula una caída de casi 5%, en tanto que en volúmenes representa la peor marca en casi una década

La razón principal de este escenario contradictorio está en que la industria automotriz argentina está estructurada para exportar el 50% de su producción. Y esa demanda externa hoy casi brilla por su ausencia, debido a que el mercado brasileño atravesó su peor crisis en la historia y se recupera a paso lento. 

Este círculo se completa con un detalle no menor: como las terminales nacionales están abocadas mayormente a la producción de modelos medianos y pick-ups, no están en condiciones de abastecer todo el abanico de oferta que se encuentra en concesionarios. 

Por eso, necesariamente las automotrices tienen que salir a completar sus portafolios con vehículos compactos y económicos, la mayoría de ellos importados. Y ese segmento es en el que arrasa Brasil

De hecho, a esta altura, las terminales del país vecino son las grandes ganadoras del boom de ventas de 0Km en el mercado argentino.

Bajo estricto off the record, fuentes del Gobierno reconocen que las importaciones de vehículos con sello brasileño están descontrolándose

No se trata de una frase efectista. Es la realidad: las empresas que operan en la Argentina están trayendo vehículos desde el país vecino por un valor muy superior al acuerdo bilateral conocido como "Flex". 

Se trata de un cupo o una fórmula que establece que por cada dólar exportado a Brasil en autopartes y vehículos, las empresas locales pueden traer de ese mercado por hasta 1,5 dólares sin arancel.

Sin embargo, los datos del intercambio bilateral revelan el alarmante desbalance que se está dando en la industria automotriz. 

Al cruzar las estadísticas de las cámaras que nuclean a las terminales de ambos países (Adefa y Anfavea) se observa que: 

-Entre enero y mayo, la Argentina exportó un total de 47.570 autos, el nivel más bajo en más de una década. 

-Como contrapartida, las terminales locales importaron desde Brasil un total de 210.000 vehículos, una cifra récord para ese lapso. 

-Esto significa que, por cada unidad producida en el país y enviada a la nación vecina, ingresaron 4,4 con sello verdeamarelo

Nunca antes a lo largo de la década se había dado un desbalance tan marcado (ver cuadro). 

Incluso más: en 2014, producto de las restricciones comerciales impuestas por el kirchnerismo por la falta de divisas para el pago de compromisos comerciales, la relación era totalmente favorable a la Argentina

De hecho, aquel año, por cada vehículo exportado a la nación vecina por las terminales locales, se realizaron importaciones por el equivalente a 0,94. 

Presión oficial por el "flex"

El mal desempeño de las exportaciones y la menor oferta de autos "populares" con sello Made in Argentina, está pegando en los niveles de actividad. 

De hecho, la industria hoy está operando al 46% de su capacidad, lo que demuestra que el plan del Gobierno de reemplazar a Brasil con terceros mercados es un proyecto que recién arrojará resultados en el mediano plazo. 

En el Gobierno igualmente transmiten un mensaje de optimismo. 

El ministro Cabrera afirmó que en el sector automotriz ya no hay despidos, sino que "hay suspensiones por cambio de modelos", pero aclaró que las mismas "son pautadas" y que "no hay dudas que es un sector que va a tomar empleo".

Días atrás hubo una cumbre entre funcionarios del Gobierno y directivos de terminales, tras haberse concretado la primera reunión en el marco del compromiso del plan para producir 1 millón de autos en un plazo de cinco años.  

Tal como supo iProfesional, durante el encuentro primó la "buena onda" y, al final del mismo, se convino destacar de manera conjunta el volumen de inversiones que está llevando adelante el sector, del orden de los u$s3.500 millones. 

Sin embargo, off the record, uno de los asistentes reconoció que el propio ministro Cabrera en un momento de la cumbre cambió de tono y se mostró firme, advirtiéndoles que debían revertir cuanto antes el déficit con Brasil y reencausar las cifras del comercio si es que no querían ser multadas

Según un relevamiento de los economistas Santiago Fraschina y Cecilia Bonorino, en 2014 y 2015, el flex se había cumplido. En gran medida, por las dificultades para realizar los giros para el pago de importaciones

Sin embargo, a partir de ese año, conforme también se agravó la crisis en Brasil, "las terminales no volvieron a cumplir con lo acordado". 

Según los expertos, en caso de no hacerlo, tendrán que abonar como multa un impuesto sobre el excedente del flex del 75% para automóviles y del 80% para autopartes sobre el arancel externo común, que es del 35 por ciento. 

"Cuantificando el impacto de esta cláusula, se puede decir que la deuda de las terminales con el Estado por el incumplimiento del flex desde diciembre de 2015 equivale a u$s531 millones", concluyeron. 

Valen dos aclaraciones: este cálculo es al mes de marzo y sin contabilizar autopartes. Por lo que el desfasaje es incluso mayor

Frente a estas críticas, las automotrices se atajan y afirman que el flex vence a mediados de 2020. Esto implica que las compañías tienen unos tres años por delante para compensar ese rojo. 

Pero en el Gobierno, este argumento no tranquiliza.

A punto tal que echaron a correr el rumor de que está bajo estudio una resolución por la cual las automotrices estarán obligadas a contratar una garantía extra a la tradicional con la que cubren sus operaciones aduaneras en caso de no cumplir con el cupo y tener que enfrentar el pago de multas. 

Un empuje que no llega

En este contexto, lo que preocupa a los analistas es el rol que juega cada polo industrial en la Argentina y en Brasil, un rol que determina que la oferta local de vehículos compactos debe ser complementada sí o sí con vehículos importados desde el país vecino.  

Por eso, solucionar el problema del flex requerirá, más que nada, de que levante cabeza ese mercado, de modo que se reactiven las exportaciones

El problema es que las proyecciones, si bien son un poco más alentadoras que hace unos meses, todavía no marcan un crecimiento explosivo de los patentamientos en esa nación. 

De acuerdo con Fenabrave, la entidad que nuclea a las concesionaras brasileñas, el sector experimentará en 2017 un crecimiento general "moderado" del 3%, incluyendo todas las categorías. 

Sin embargo, si sólo se consideran automóviles de pasajeros y comerciales livianos (justamente, los dos segmentos en los que se especializan las terminales argentinas), el alza es más tibia, de apenas 2%.

La foto, al menos por ahora, preocupa: hasta mayo se despacharon a la nación vecina apenas 47.570 vehículos.

-Para ponerlo en perspectiva, durante los primeros cinco meses de 2013 se habían colocado en ese mercado casi 160.000 autos. 

Esto implica que, en apenas cuatro años, se "evaporó" el 70% de ese mercado.

-Puesto en números, se perdió un negocio de más de 100.000 vehículos. 

Esto ayuda a entender por qué el sector automotor es el principal componente que explica el déficit bilateral que tiene la Argentina con su mayor socio comercial. 

Durante los primeros cinco meses, el rojo superó los u$s2.350 millones, lo que implicó un salto del 70% respecto al saldo de la balanza del mismo lapso de 2016. 

El dato clave es que 7 de cada 10 dólares de ese déficit están explicados por el desbalance que muestra esta rama de actividad. 

Lo preocupante, según Abeceb, es que se trata de un rojo estructural, "que será persistente en el mediano plazo". 

Básicamente porque en la Argentina dejaron de fabricarse modelos emblemáticos y que durante años supieron ser líderes en ventas, como el Renault Cío o los Chevrolet Classic y Agile. 

Los mismos pasaron a ser reemplazados por alternativas de origen brasileño, tales como el Chevrolet Prisma, el Fiat Mobi, el Ford Ka. A estos nombres hay que sumar al siempre vigente Volkswagen Gol. 

Esto está provocando una pérdida de terreno de los vehículos nacionales, concentrados principalmente en las categorías medianos y pick-ups. 

Para ponerlo en perspectiva, hasta mayo, las terminales despacharon a la red de ventas apenas 97.000 unidades de producción nacional. Por cierto, el volumen más bajo en siete años. 

Como contrapartida, las mismas empresas distribuyeron a las agencias más de 237.600 modelos importados, de los cuales la gran mayoría provino de Brasil. 

Esto implica que, en el canal mayorista, el share de los 0Km nacionales es de apenas 29% el peor registro en más de una década (ver cuadro). 

“Por una cuestión básica de cubrir costos fijos, las terminales vecinas prefieren destinar más unidades a la Argentina, aun cuando tengan que hacerlo con márgenes de rentabilidad menores”, afirma a iProfesional Franco Roland, analista de la consultora Abeceb. 

Sin embargo, durante la última cumbre que mantuvieron con funcionarios, los directivos insistieron en que en el mediano plazo la balanza se irá compensando

La última buena noticia la dio Renault, que anunció que incorporará 700 nuevos empleados para su planta de Córdoba, donde pronto se estarán produciendo las pick-ups Nissan NP300 Frontier, Renault Alaskan y Mercedes Benz Clase X.

El Grupo PSA, en tanto, está avanzando con una inversión de u$s320 millones en su planta de El Palomar para albergar allí una nueva plataforma que entrará en producción en 2019

Mientras que Mercedes Benz está activando un plan de u$s150 millones destinado a la fábrica de Virrey del Pino, donde se desarrollará la tercera generación de la Sprinter

Se trata de propuestas que están pensadas básicamente para los mercados externos

De manera gráfica, la crisis económica del país comandado por Michel Temer muy lentamente va quedando atrás y se empieza  a ver desde el espejo retrovisor

El problema es que el tablero que muestra el avance de modelos brasileños en el mercado argentino está teñido de verde y amarillo.  Y no hay grandes perspectivas de cambio en los próximos años. 

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