El mercado de las aerolíneas low cost promete despertar un mercado acostumbrado a prácticas de otras épocas y aislados del desarrollo que este tipo de compañías posee en el mundo, por lo que cada novedad suele causar cierto alboroto.

La empresa creó una sociedad argentina a principios de año y tiene el visto bueno de la casa matriz para expandirse en el país. Por ello, presentó un expediente donde exige al Gobierno una audiencia pública para presentar su plan de negocios y, de este modo, allanar la pista para que le entreguen rutas.

Su plan –presentado ante la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC)– tiene como objetivo invertir u$s4.300 millones, para poder transportar 4,4 millones de pasajeros al año. Para ello, arrancará con seis aviones y, un año después del primer vuelo, contabilizar 11 de corta distancia y 4 de larga distancia con base en la Argentina, según revela La Nación.

Claro que la llegada de un "peso pesado" de las low cost hace temblar al resto del mercado. Primero, por el expertise de la empresa: 30 millones de pasajeros viajaron en esta aerolínea en 2015 y fue elegida la mejor línea económica de Europa entre 2013 y 2016.

Segundo, porque exigió al Gobierno que cambie la regulación: las empresas del sector no tienen tope para el precio de sus tickets, pero sí un mínimo, para evitar que canibalice a la industria de los micros de larga distancia.

Por último, la firma no viene a probar, sino que se jugará todas las fichas para ser líder en el mercado argentino. Además de su ambicioso plan y abultada inversión, la firma no sólo hará vuelos de cabotaje, sino que espera realizar conexiones internacionales en la Argentina. En este sentido, tiene 90 aeropuertos en mente para llegar con aviones radicados en el país.

La empresa ya empezó a vender vuelos en la ruta Londres-Buenos Aires, con fecha de partida para el 15 de febrero de 2018 desde Ezeiza, regresando el 23 de ese mes, a 800 euros, un precio más que tentador para quienes ansíen visitar Europa.