Todavía faltan unas semanas para que Apple se traslade a su nueva sede en la ciudad californiana de Cupertino y los vecinos ya están preocupados.

La nave espacial, como la llaman los vecinos, atrae a turistas, curiosos, nuevos negocios y hasta helicópteros de las cadenas de televisión sobrevuelan el campus.

La actividad en la ciudad de Sunnyvale, donde estará el campus de Apple, nunca había sido tan frenética, según Deanna J. Santana, la administradora municipal.

Negocios locales, hoteles, restaurantes y cafeterías se preparan para la llegada de los trabajadores de Apple y hay decenas de proyectos inmobiliarios en marcha. Pero lo que más molesta es que las casas del vecindario suben de precio, informó el diario The New York Times.

Solamente la construcción del Apple Park ya ha tenido un impacto en la zona y los vecinos temen el momento en que las 12.000 personas que trabajarán allí se trasladen a estos barrios.

Según el agente inmobiliario Art Maryon, desde 2011 los precios de las viviendas subieron entre un 20 y un 25 por ciento anual. Una casa de 130 metros cuadrados que por entonces tenía un precio de 750.000 dólares ahora podría costar hasta el doble. La misma construcción del campus también ha dado dolores de cabeza a los vecinos.

Según los residentes de la urbanización Birdland, los ruidosos trabajos de perforación se realizaban desde muy temprano por la mañana. También se quejan del cierre de caminos, de los baches y de las barreras verdes que restan encanto al barrio.

El director de inmuebles e instalaciones de Apple, Dan Whisenhunt, explica que durante la fase de diseño del proyecto la empresa tuvo más de 110 reuniones con la comunidad e informó detalladamente a los vecinos de Birdland sobre todo el proceso de construcción.

Otras ciudades de Silicon Valley pasaron por procesos similares. El boom de empresas tecnológicas que atrae a ingenieros de todo el mundo con altos sueldos disparó el costo de vida de toda la región y en especial de la ciudad de San Francisco.