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El Central tiene que decidir sobre el rumbo del costo del dinero el mismo día que el INDEC publica la inflación de junio. El rebrote de julio preocupa
09/07/2017 - 13:27hs

¿Mismo día, misma incógnita? Para nada. En ambos casos, los resultados son cantados.

Este martes 11 se conocerán dos datos importantes para la marcha de una economía que ya está jugando fuerte en la previa electoral.

Por un lado, el INDEC publicará la inflación de junio. Según las consultoras, los precios habrían subido en torno al 1,5% el mes pasado. Esto también fue adelantado días atrás por el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, quien señaló que estaría "en torno" a ese número.

La novedad, en esta oportunidad, es que el organismo presentará su IPC Nacional, el índice más abarcativo (hasta ahora ausente) y que, de ahora en más, será el que considere el Banco Central para medir el éxito de sus metas.

En paralelo, y ya con el hecho consumado, la mesa chica del Central se reunirá en el tercer piso de la entidad para decidir sobre las tasas de interés, hoy día en 26,25%.

Si bien el mercado especulaba con que ya sobre esta parte del año se iba a poder ensayar una baja del costo del dinero, la aún indomable inflación obliga a posponer cualquier movimiento en ese sentido.

Para peor, no sólo el Central tendrá que mover sus fichas con el IPC de junio sobre sus hombros, sino que deberá dar indicios acerca de lo que viene para el mes en curso.

Por lo pronto, julio luce recargado por varios aumentos programados e influenciado por la suba del dólar, más allá de que el discurso oficial sostenga que no hay riesgos de que la devaluación se traslade a precios.

Según el Estudio Bein, este mes presenta un "piso" inflacionario del 1% sólo por estos incrementos ya pautados:

- Expensas sumará en 0,22% adicional al IPC de julio

- Prepagas tendrá un impacto del 0,26%- Naftas (que subieron el doble de previsto) aportará un 0,22%- Servicios domésticos, otro adicional del 0,24%- Cigarrillos tendrá una efecto del 0,07% en el índice

Se sabe que el Central determina su política mirando hacia adelante. En este sentido, las perspectivas no son buenas para la inflación en el corto plazo.

Federico Sturzenegger ya venía avisando que este nivel de precios (en referencia a junio) estaba más arriba de lo deseado.

El número final confirmará que titular del Central hizo bien en no tocar las tasas, tal como pide el mercado y buena parte del Gabinete Nacional.

Por lo pronto, en el Gobierno había esperanzas de que empezaría a bajar el costo del dinero a partir de julio.

Los funcionarios creían que luego de tres meses difíciles para los precios (que en teoría terminaban en abril), iba a ser más sencillo empezar a reducir las súper tasas en pesos que paga la Argentina.

Si bien mayo marcó una inflación de 1,3%, que fue festejada en el BCRA, lo que vino después terminó por abortar la idea de relajar la política monetaria en el corto plazo.La tasa puede esperarLos analistas de la City creen que habrá que aguardar a que pase el temblor de julio para que el Central considere reducir -aunque sea de modo simbólico- los tipos de interés.

"Hoy no están dadas las condiciones para que afloje su política de tasas. Tampoco para que las suba, porque no hay margen para encarecer aún más el costo del dinero", expresa un banquero con línea directa a Sturzenegger.

"Menos aún cuando estamos entrando en el proceso electoral y el Gobierno necesita que la economía repunte", añade.

En su visión, la inflación "núcleo" -que representa el 70% de los rubros de la canasta que releva el INDEC y cuyos precios no están sujetos a la regulación del Estado ni a la estacionalidad- tampoco le deja chances a Sturzenegger para ensayar un descenso.

"Ni ahora ni dentro de dos meses. Creo que hasta septiembre no va estar claro el panorama inflacionario", completa la fuente.

¿No era que lo peor ya había pasado? Para los economistas, la respuesta es que sí. No obstante, tras soportar índices del orden del 2,5% mensual, reducirlos al 1% no es tarea fácil ni rápida.

Es por eso que anticipan que la dinámica será mucho más gradual de lo que se espera.

"Creo que el Banco Central postergará el relajamiento monetario, dada la persistencia de un nivel de inflación mayor al deseado", expresa Miguel Kiguel, de Econviews.

El experto hace referencia a la reciente intervención de la entidad en el mercado secundario de Lebac -para elevar los rendimientos de los instrumentos más cortos- y al rápido deslizamiento del tipo de cambio.

Además, Kiguel estima la inflación de junio en torno al 1,5% y una aceleración para julio, en un contexto de suba de naftas, prepagas, salario de empleadas domésticas y cigarrillos.

"Modificamos nuestra proyección. Creemos que el Central mantendrá la tasa en el nivel actual de 26,25% hasta agosto", afirma.

"Recién a partir de septiembre irá recortando 75 puntos básicos hasta el 23,25% a fin de año, siempre y cuando la inflación se acomode a la pauta deseada por el BCRA", completa.

Hasta hace poco, Kiguel preveía que ya desde este mes los funcionarios iban a poner en marcha el proceso descendente de los tipos de interés. Sin embargo, las persistentes alzas de precios los llevó a postergarlo.

A la batería de aumentos que llegan en julio hay que sumarle una presión extra que apareció en las últimas semanas: la suba del dólar.

Si bien desde el Gobierno y el Banco Central tratan de bajar el mensaje de que el sistema de "flotación" del billete verde no debería generar inflación adicional, lo cierto es que los riesgos son altos y están latentes.

Es más, varios economistas creen que a pesar de que el tipo de cambio empezó a ceder en los últimos dos días, el salto que pegó ya condiciona el accionar del BCRA.

"Entendemos que esta mini corridita no debería generar una profunda preocupación", indican desde la consultora ACM, al tiempo que añaden que el Gobierno apunta a un mayor equilibrio entre oferta y demanda.

No obstante, advierte que "la actitud de 'hands off' por parte de las autoridades no ayuda a moderar estas tendencias, lo cual puede generar más costos que beneficios".

¿Qué tipo de costos? Sus analistas aseguran que el más relevante se vincula con el nuevo repunte del índice inflacionario, queva a contramano del principal objetivo gubernamental.

"De verificarse en la práctica que el IPC para julio y agosto superan el 1,5%, resultará bastante probable que el actual esquema de súper tasas perdure en el tiempo. Más aún si la meta casi irrealizable de 2018 no resulta corregida", vaticinan.La mira en las LebacEl canal por donde está interviniendo el Central, y seguramente seguirá haciéndolo en el corto plazo, es el mercado secundario para venta de Lebac.

Desprenderse de estos títulos puede influir en las tasas que, por cierto, estuvieron subiendo en los últimos días. Esto, para retirar liquidez (pesos de la calle) e inducir a los bancos a que no se dolaricen y a que sigan comprando estos títulos.

"La suba del dólar y aumentos de precios regulados de julio comprometen los objetivos desinflacionarios del BCRA", dicen desde Elypsis, consultora fundada por Eduardo Levy Yeyati.

En ese contexto, la autoridad monetaria reaccionó vendiendo Lebac en el mercado secundario para impulsar la suba de los tipos de interés, situándolos por encima de los de la última licitación", completan.

En los tramos más cortos, con mayor concentración, los aumentos con respecto a las tasas del mercado primario se dieron de este modo:

-La Lebac a 28 días pasó a 26% (desde 25,50%)

-La que vence en 56 días quedó en 25,75% (versus 25,25%)

-La de 91 días se modificó al 25,30% (desde el 24,75%)

Así las cosas, el BCRA intenta que la tasa se vaya acercando a la de pases (26,25%) para así ir acomodándose a lo que será otro mega vencimiento de Letras, que superará los u$s400.000 millones.Se esfuma la esperanza electoralEl hecho de que el Central no pueda bajar el costo del dinero complica al Gobierno en su intento por llegar a octubre con la economía más sólida.

Los funcionarios se esperanzaban con un relajamiento monetario que permitiera hacer más visibles los tan mentados "brotes verdes".

Una fuente de Casa Rosada afirma a iProfesional que las tasas altas "funcionan en el largo plazo, pero en el corto afectan el nivel de actividad".

"Es cierto que una de las prioridades de este Gobierno es la inflación. Pero no es la única, ya que de nada vale lograr un nivel muy bajo si por otro lado se pierden cientos de puestos de trabajo", argumenta una fuente oficial.

Con sus dichos, marca una clara distancia -ya sabida- entre el Gabinete económico y los hombres del BCRA. "Está bien que el Central persiga ese objetivo, pero tampoco es el único que ellos tienen en su carta orgánica", se queja.

Por lo pronto, una reactivación económica más fuerte, en un contexto de altos tipos de interés, es menos probable.

"Estas tasas son para pasar la transición. Nadie puede pensar que pueden permanecer en estos niveles si el país quiere crecer fuerte en los próximos años", indica el gerente de un banco privado.

La visión de este banquero es que los altos tipos de interés que rigen hoy en día "ahogan" al sector productivo y direcciona el dinero a la compra de Lebac y bonos del Gobierno en pesos.

"El negocio no es invertir en la economía real. Pero tampoco las tasas son tan determinantes. Influyen, pero el potencial inversor también analiza otras cosas que la actual economía no le está brindando", razona.

En el relevamiento que hace el Banco Central entre unas 50 consultoras y economistas, se observa que las proyecciones refieren a un nivel del 22% hacia fin de año.Claro que ese dato, surgido de la encuesta, fue anterior a conocerse la batería de aumentos de este mes y la imprevista suba del dólar.

"Las tasas tendrán un recorrido acorde con la inflación. Si empieza a ceder se podrá ir relajando", ratifica una fuente del Banco Central.

No obstante, añade: "No hay que olvidarse que no sólo buscamos influir en los precios actuales, sino en la dinámica de los próximos meses para llegar bien encaminados a las metas del 2018".

Todo dicho. La temporada de tasas altas llegó para quedarse un largo rato.

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