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En cuestión de horas, Marcos Peña, Mario Quintana y la AFIP volvieron a instaurar la discusión acerca de aplicar un gravamen a varios activos financieros
20/07/2017 - 12:02hs

La suma de todos los miedos. Eso es lo que sucedió en estos días con el trillado tema del impuesto a la renta financiera.

Todo comenzó después de algunos dichos -algo confusos- de funcionarios de primer nivel de Cambiemos como Marcos Peña y Mario Quintana. Le siguió, después, la misma AFIP que maneja Alberto Abad.

La entidad reglamentó una norma que el kichnerismo había redactado en 2013 y que estaba "cajoneada", por la que se gravaba con un 15% las ganancias obtenidas de la compraventa de acciones y bonos por parte de inversores no residentes. 

Todo esto, un cóctel explosivo para el reducido mercado de capitales argentino, levantó polvareda. Los operadores, casas de bolsa, y banqueros salieron con los tapones de punta contra la medida de la AFIP, que tuvo que ser abortada 24 horas después por el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne.

Ante las señales contradictorias, las críticas no se hicieron esperar.

"Por un lado el Gobierno hace grandes esfuerzos buscando inversores, por otro crea nuevo impuesto. ¿Alguien coordina?", disparó Guillermo Nielsen, ex secretario de Finanzas de Roberto Lavagna.

"Después de buscar los clientes en el exterior, tener llamados con abogados, contadores... ahora Dujovne suspende la resolución de AFIP. A la deriva", agregó Rafael Di Giorno, CEO de Proficio Investment.

Estas frases fueron algunas de las que se escucharon en el corto plazo que este "malentendido" duró. Pero llamó la atención a los operadores que todo esto haya sido en cuestión de días desde la aparición pública de Peña, lo afirmado por Quintana y la reglamentación de Abad.

La confusión general hizo que las acciones cayeran y que se reprodujeran los llamados entre brokers para ver el alcance de la medida de la AFIP. Todo quedó en la nada, por ahora. 

"Fue muy atinada la suspensión de la reglamentación, obviamente el impacto será negativo. Tiene que apurar la nueva Ley de Mercado de Capitales y derogar el disparate de 2013", afirmó el tributarista estrella del Gobierno (quien ideó el blanqueo), César Litvin

Pero más allá de eso, el fantasma de la renta financiera vuelve a acechar a los maltrechos ahorristas argentinos en la búsqueda de rentabilidad que supere la inflación (y en un mercado virtualmente inexistente como el argentino). Señales contradictoriasHubiera llamado la atención incluso que los "ojos y oídos" -como lo describió Mauricio Macri a Peña- haya deslizado el tema sin la venia del Presidente. ¿Estará cocinando algo el Ejecutivo para después de octubre

Las declaraciones de funcionarios parecerían indicar que sí, a pesar de caer en otra contradicción política. Cambiemos, que defenestró el plan de Sergio Massa el año pasado cuando intentó colocar este impuesto, podría estar dando un giro de 180 grados.  

"Hace falta una reforma impositiva estructural, bajar los impuestos, al trabajo particularmente. La renta financiera, probablemente. En esa reforma impositiva hay que avanzar", dijo el Jefe de Gabinete.

Mientras Quintana fue un poco más difuso y resaltó que "el sistema impositivo castiga al trabajo y a la inversión productiva pero no grava la renta financiera. Por lo cual, hay que bajar la carga tributaria integral y hacer que cada vez pague más gente. En eso estamos trabajando".

Estas frases reinstalaron el viejo debate: ¿sería rentable instaurar un impuesto a la ganancia financiera? Por lo pronto, los números actuales del sistema marcarían que muy poco.

Habría que ver si lo que se busca gravar incluye, por ejemplo, plazos fijos minoristas que pagan menos del 16% anual. Es decir, que pierden contra la inflación

Los títulos públicos están exentos por ley, con lo cual modificar eso sería complicado e iría en contra del costo de financiamiento del país en un momento donde hay que buscar inversores que presten plata para tapar del bache fiscal.

Finalmente, donde todas las miradas recaen, es en la operatoria bursátil (acciones y otros activos) y las Lebac.

El stock de Lebac que tiene el Banco Central asciende a 1 billón de pesos (sumando los pases). ¿Qué pasaría si se le colocara un gravamen a la utilidad que devenga ese Letras? Obviamente dos cosas:

1- El inversor saldría huyendo de las letras y no le renueva los vencimientos a Federico Sturzenegger al demandarle cash.

2- O, lo más probable, le trasladaría ese impuesto a la tasa de interés, lo que encarecería el financiamiento que tiene el Central.

Evidentemente, estos son dos aspectos que tiene muy en claro el Gobierno a la hora de ver si es posible o no aplicar un impuesto a la renta financiera que incluya los activos del BCRA.

¿Podrán entonces avanzar con la operatoria en el ámbito bursátil? No sería cuestión de que no puedan, ya que el "poder de fuego" del mercado es mínimo, sino que se recaudaría muy poco y tendría un costo mucho mayor en términos de ahogar una plaza que no despega hace por lo menos 15 o 20 años.

Según datos de la Comisión Nacional de Valores (CNV), con información de lo que sucedió el año pasado (no cambió demasiado), en los últimos años se ha perdido la mitad de los inversores.

El mercado argentino equivale a sólo el 10% del PBI y suma u$s50.000 millones. Esto es una fracción muy pequeña con respecto a otros países de la región.

En Caja de Valores hay menos de 300.000 cuentas con saldo, mientras que en ocho años se perdió el 60% de esos inversores.

Gravar la "renta" a los pequeños ahorristas (ya que las empresas sí pagan Ganancias) sería como pescar en una pecera.  

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