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Xavier Aragay, especialista internacional en reformas educativas, implementó en Barcelona una experiencia radical en cambios pedagógicos para el secundario
25/07/2017 - 14:24hs

Una escuela secundaria sin horarios, sin exámenes, sin tareas, sin materias. El concepto está siendo implementado desde hace ocho años en ocho escuelas jesuitas de Barcelona que por sus resultados, ahora están en el foco de expertos y autoridades de los sistemas educativos de todo el mundo.

El especialista catalán Xavier Aragay dirigió ese proyecto llamado "Horizonte 2020" y visitó la Argentina para exponer en el XII Foro Latinoamericano de Educación y dialogar con autoridades locales.

En esos ocho establecimientos se suprimieron las materias, que eran 11 o 12, y se comenzó a trabajar por proyectos. Así el alumno aprende haciendo y el trabajo es interdisciplinario.

"Tiramos las paredes de las aulas y juntamos grupos. En lugar de que cada profesor tenga un grupo de 30, juntamos dos grupos y pusimos tres profesores para 60 alumnos. Esos profesores no dictan clases, preparan los proyectos", indicó Aragay.

"La gran diferencia es que el alumno no aprende sentado, quieto, escuchando y tomando nota, sino haciendo", definió.

Para resolver una problemática, los jóvenes se dividen en grupos a los que se le facilita la documentación necesaria, que también pueden completar por Internet. En cada reto utilizan matemáticas, geografía, historia, y van combinando todas las disciplinas.

En ese contexto el examen desaparece. "En nuestro proyecto los tres profesores están constantemente con sus alumnos. Los acompañan, los ven. El alumno tiene que hacer cosas. Y el profesor lo observa, y le da feedback constante. Y la evaluación es esto", dijo el experto catalán.

Bajo este esquema los alumnos no repiten de año, sino que en poco tiempo el docente nota si no se concreta el aprendizaje o no.

"Al profesor lo que le gusta es estar con los chicos y enseñarles. Pasamos de una transmisión oral de los conocimientos a otro rol: aprende a preparar actividades, a dinamizarlas, a hacer que los chicos y chicas descubran cosas", indicó Aragay.

El especialista asegura que el avance de este modelo de la mano de la robotización y la inteligencia artificial no redundará en una menor demanda de docentes. "De hecho harían falta más", aseguró.

"Ese tipo de profesor al que vamos, que dinamiza, acompaña, es un entrenador, será insustituible. En cambio, el profesor que solo da una disciplina no", polemizó.

"Yo no sé si dentro de 10 años no va a haber un robot que va a enseñar mejor que él. Probablemente sí. En cambio, de este tipo de profesor del que yo hablo que es humanamente intensivo no va a haber ningún robot. Se necesitará un profesor mas humano que nunca", argumentó.

Para Aragay, este innovador modelo educativo podría aplicarse en la Argentina "si el Estado diera más recursos".

"Si contamos los metros cuadrados, en buen estado o no, si contamos las horas de profesor, y los alumnos que están ahí, recursos hay. Entonces, esos recursos se pueden ubicar de otra forma. El problema es la inercia que el tiene sistema. No es un problema de recursos económicos, sino de miradas", se explayó en diálogo con Clarín.

El proyecto Horizonte 2020 se implementa desde hace 8 años en ocho escuelas de Barcelona que dependen de los jesuitas. Este año se hizo la primera evaluación externa, coordinada por cuatro universidades: Flacso (Argentina), Blanquerna- Universidad Ramon Lull (Barcelona), Kellogg School of Management (EE.UU.) y CETEI (Barcelona).

Aragay, impulsor del nuevo enfoque pedagógico, afirma que los alumnos se destacaron en la capacidad para trabajar en equipo, ser flexibles y creativos. En lo académico, no se registraron avances pero tampoco retrocesos.