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En las compañías saben de la existencia de borradores oficiales que gravarían con mayor carga impositiva a los alimentos considerados "poco saludables" 
01/08/2017 - 12:58hs

El Gobierno prepara una reforma impositiva para después de las elecciones y los empresarios están ansiosos por conocer su contenido. Hay un sector con dolores de cabeza sobre lo que puede venir: los fabricantes de comestibles y bebidas, productores de azúcar y bodegas, entre otros.

Aunque la cámara sectorial de alimentos y bebidas (Copal) trata de llevar tranquilidad a sus asociados, en las compañías saben de la existencia de borradores oficiales que gravarían con mayor carga impositiva a los alimentos considerados "poco saludables", como galletitas, snacks o gaseosas azucaradas.

Los kioscos ya manifestaron reparos frente a eventuales nuevos tributos. "Sería algo absolutamente discriminatorio para el sector ya que la mayoría de nuestras ventas están representadas por galletitas, snacks, gaseosas, aguas y golosinas", señalaron. "Un impuesto de este tipo (...) sería una sentencia de muerte para los kiosqueros y almaceneros", alertaron.

"Lo hemos hablado con los diversos niveles del Gobierno y, a mi criterio, es un tema superado", explica Daniel Funes de Rioja, presidente de la Copal, que es la cámara del sector. Sobre la preocupación de sus asociados, entiende que "puede que ser que algún funcionario del ministerio de Salud tenga en su cabeza alguna idea que no guste" al sector.

El sector azucarero le escribió una carta al ministro de Economía, Nicolas Dujovne ante la posibilidad de un proyecto que establezca impuestos para los alimentos que contengan azúcar. "En la Argentina, el consumo de calorías per capita pasó de 3.100 a 3.150 calorías desde 1961 a 2011. Sin embargo, en los últimos 25 años, el sobrepeso se triplicó, llegando a afectar al 60% de la población", detallaron. En su perspectiva, el aumento en la obesidad está vinculado al sedentarismo más que a la alimentación.

A las bodegas les llegó que el Gobierno podía llegar a modificar la escala de impuestos internos. El ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaille, estuvo en Mendoza y los viñateros le hicieron saber su malestar, según reflejaron los diarios cuyanos. El funcionario descartó la posibilidad.

La génesis de nuevos impuestos parece reconocer diferentes autores. Algunos ejecutivos suponen que Dujovne es el ideólogo, mientras que otros lo atribuyen al ministerio de Salud.

En Estados Unidos, varios municipios y estados avanzaron o sometieron a votación la aplicación del "sugar tax", un impuesto específico a las gaseosas azucaradas. México tomó esa decisión y representó un aumento del 10% en el precio de los productos. El consumo cayó y los kioscos resultaron perjudicados, según sostiene la industria de gaseosas.

En la Argentina, considerando las alícuotas vigentes, el costo impositivo de las bebidas sin alcohol es de 49,74%, según un estudio de Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf). La mitad de lo que pagan los clientes se lo quedan el Estado nacional, las provincias y municipios. Los principales fabricantes recalcan que hay un tributo adicional les generaría un mayor perjuicio.

Según investigaciones internas de las empresas, un incremento en los importes al público del 10% en las gaseosas llevaría a una reducción del consumo de ese mismo nivel, o sea otro 10 por ciento.

"Se estima que del precio final que paga el consumidor por una gaseosa en Argentina, un 29% está constituido por impuestos indirectos. De una muestra de 18 países, la Argentina se ubica en el tercer lugar de mayor carga tributaria indirecta, solo por debajo de Hungría y Finlandia, y por encima de sus vecinos latinoamericanos y del resto de países de la OCDE", marca otro estudio del Iaraf.

Las economías regionales -por ejemplo, en la zona de Tucumán y el NOA- dependen de la producción de azúcar y limones, cuyo jugo se utiliza en varias marcas de gaseosas. Todas quedarían implicadas si hay un impuesto en estos productos.

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