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Crucero de lujo terminó a oscuras por temor a un ataque de piratas

El Sea Princess zarpó de Sidney hacia Dubai con 1.900 pasajeros dispuestos a vivir el mejor viaje de sus vidas. Pero vivieron una experiencia muy distinta
09/08/2017 - 00:00hs
Crucero de lujo terminó a oscuras por temor a un ataque de piratas

Los 1.900 pasajeros que zarparon de Sidney en su viaje hasta Dubai en un crucero de lujo habían imaginado disfrutar de una gran experiencia a bordo del crucero Sea Princess.

Sin embargo, vivieron diez días con las luces apagadas desde el atardecer y sin diversiones en cubierta para evitar los posibles ataques de piratas somalíes.

Una de las turistas a bordo, Carolyne Jasinski contó a los medios la experiencia aterradora de navegar en aguas tenebrosas.

Todo comenzó cuando el Sea Princess entró en territorio marítimo donde existe el riesgo real de ataques de piratas.

Las noches de navegación en los cruceros son pura fiesta en todas sus cubiertas, sobre todo en la superior, donde están las piletas y los bares, y las bandas tocan en vivo.

Además, los barcos hacen alarde de su enorme tamaño al encender las luces de todas sus cubiertas (pueden ser hasta más de cinco pisos) iluminadas como un arbolito de navidad en el medio de la oscuridad del mar.

Las ruidosas actividades de a bordo son fundamentales durante los momentos de navegación (que pueden ser largos y tediosos) para entretener a los cientos de pasajeros encerrados en un enorme edifico flotante, sin otro lugar a donde ir.

Pero cuando los piratas están al acecho, el ruido y la luz dejan de ser una buena idea.

Cuando el Sea Princess comenzó a atravesar el océano Indico, el Mar Arábigo, el golfo de Adén y el Canal de Suez, comenzaron los consejos extraños para los pasajeros que se preguntaban qué estaba ocurriendo.

A los turistas, que habían pagado más de 50.000 euros por el viaje, se les ordenó apagar todas las luces y música durante los 10 días que navegaron por estas aguas, según publicó el diario digital australiano News.com.

Un barco fantasma

Cuentan que el Sea Princess parecía un barco fantasma, apenas sin luces, envuelto en la oscuridad ante "la amenaza real" –que confirmó el capitán de la nave por el altavoz a bordo– de ser atacados por piratas.

Durante diez días no hubo espectáculos de magia, ni música en vivo, ni funcionaron los clubes y bares nocturnos. Fueron suspendidas las actividades nocturnas en cubierta; se bajaban las persianas de todo el barco para evitar ser avistados por los piratas somalíes que operan en pequeños botes llamados "esquifes".

Recién de día, se les permitía a los pasajeros subir a cubierta.

La australiana Jasinski, una especialistas en medios, contó que incluso se realizó un simulacro de ataque pirata y fue entonces cuando se dieron cuenta que la cosa iba en serio.

A cada uno de los viajeros se les asignó un lugar en caso de que ocurriera un ataque pirata y sonó una alarma para practicar si tal hecho llegara a ocurrir.

Procedimiento estándar

Un portavoz de Sea Princess explicó que la compañía no discute procedimientos de seguridad.

Además de aclarar que las medidas tomadas en este viaje, en particular, se realiza en cada uno de sus barcos cuando entran en "áreas de preocupación", señala Clarín.

Es decir, lo que vivieron estos casi 2.000 pasajeros no respondía a "una amenaza específica", sino que es un procedimiento estándar que se toma por precaución.

En los últimos 12 años se han informado de seis intentos de ataques piratas a cruceros y en 2012 una embarcación comercial fue secuestrada por piratas somalíes.