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Para Santiago Palma Cané la economía ha dejado atrás su anterior ciclo de estancamiento con una inflación por debajo de la meta oficial 
11/08/2017 - 15:44hs

La semana pasada, la oficina de estadísticas de la Eurozona informó que -en el segundo trimestre- el PBI de la zona había crecido a una tasa del 0,6% (equivalente a un 2,3% anualizado), dato que indica una aceleración respecto a las expansiones de los dos períodos anteriores (0,4% y 0,5%, respectivamente).

Más aún, con este crecimiento, ya son 17 los trimestres consecutivos en los que el PBI ha crecido en forma continua. Es claro, entonces, que estos datos confirman que la región se ha alejado del ciclo anterior de estancamiento, generando un sendero de crecimiento sostenido para el mediano plazo del orden del 2%.

No cabe duda que esta reversión positiva de la economía se ha debido, en gran parte, a los estímulos monetarios implementados a lo largo de los tres últimos años por el Banco Central Europeo (BCE): tasa de interés cero y fuerte inyección monetaria.

Sin embargo, la entidad no tiene un mandato dual como el de la Fed (máximo empleo con estabilidad de precios) sino sólo uno: mantener un nivel de inflación "por debajo, pero cerca del 2%"; target que no se ha alcanzado durante el ciclo de estímulos monetarios mencionado en el párrafo anterior.

En efecto, durante los dos últimos años la inflación osciló en alrededor del 1% anual. A partir de esta realidad, ¿cómo seguiría la política monetaria del BCE?

Para responder a esta pregunta, más allá de la estabilidad de precios fijada por su mandato, las otras dos cuestiones a analizar son: crecimiento y nivel de empleo.

Respecto a la primera, ya se dicho que la zona euro se encuentra en un sendero sostenido de expansión no menor al 2% anual. Por su parte, el desempleo (9,1%) aún se halla lejos de la plena ocupación.

El escenario que se presenta, entonces, es: crecimiento sostenido pero aún con un nivel de inflación por debajo del 2% objetivo y una tasa de desocupación superior a la correspondiente al pleno empleo.

Ante esta situación, la pregunta que se impone es: ¿hasta cuándo el BCE -en aras de lograr acercarse a su objetivo de inflación- podrá mantener la actual laxitud de su política monetaria sin caer en el error de provocar un excesivo recalentamiento, con la consecuente desaceleración del nivel de actividad?

A este respecto, la entidad afirmó que mantendría su actual política monetaria de tasa cero e inyección monetaria todo el tiempo que fuera necesario para acercarse a su objetivo de inflación; siempre y cuando el resto de las principales variables en juego no se desequilibraran.

En este sentido, nuestro escenario base para el período 2017/2018 considera un crecimiento no menor al 2% anual e inflación dentro de la banda 1,6%/1,8%. Si este fuera el caso, a nuestro juicio, el BCE podría anunciar antes de fin de año la fecha en que terminaría de inyectar circulante (probablemente hacia mediados del 2018).

A partir de allí, al igual que lo hizo la FED, la entidad esperaría entre tres y seis meses para comenzar a subir gradualmente la tasa de referencia; lo que podría darse, entonces, hacia fines del 2018 . Asimismo, consideramos que la absorción de la liquidez recién comenzaría a mediados del 2019.

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