El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva hizo una descripción, este fin de semana de un escenario poco alentador para el país.

"Este país tiene solución. No nació para ser la mierda que es. Este país es muy grande", declaró Lula, ante un grupo de simpatizantes en la ciudad de Feira de Santana, en Bahía.

Lula está viajando por nueve estados del nordeste de Brasil, en una caravana política que durará 20 días, como preparación para su campaña del próximo año.

El exmandatario tiene planes de volver a ser presidente de Brasil y para eso piensa en ser candidato en las elecciones de 2018, pero podría quedar afuera de la elección, en caso de que la condena que pesa en su contra a nueve años y seis meses de prisión por corrupción y lavado de dinero sea ratificada en segunda instancia.

El juez federal Sergio Moro determinó que Lula recibió un apartamento de lujo en la localidad costera de Guarujá, en São Paulo, por parte de la constructora OAS, a cambio de que el ex presidente facilite a la empresa contratos con la estatal Petrobras.

Moro y Lula se verán otra vez cara a cara el próximo 13 de septiembre, en Curitiba, día en que Lula prestará una vez más declaración ante el juez federal.

Después de hacer esa afirmación, Lula pidió disculpas por los términos usados. Una hora después, ante un público formado por militantes del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), el ex presidente se comparó con un gallo de pelea.

Después de criticar a la prensa y de llamar a los empresarios de "malagradecidos", dijo que sus opositores le tienen miedo a que sea otra vez presidente porque saben "lo que va a suceder".

Al referirse a "aquellos que decidieron hacer de su vida un infierno", Lula dijo que no es como los políticos que meten la cola entre las patas.

"Le tengo miedo a Dios. No le tengo miedo a los hombres", declaró el ex presidente.