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El establecimiento se especializa en elaborar originales cortes. Terroir, equipo de trabajo y una enología poco intervencionista, las claves del proyecto
28/08/2017 - 20:37hs

A unos 1.800 metros sobre el nivel del mar, en Divisadero, en el Valle de Cafayate, se encuentra Amalaya, la bodega perteneciente al Grupo Hess que, cuando irrumpió en el mercado, sorprendió por sus vinos frescos, sus cortes que definitivamente salen de lo tradicional y por su buena relación calidad-precio. 

En un comienzo, formó parte del portfolio de Colomé. Pero una vez que se separó, Amalaya claramente tuvo vuelo propio. 

Su Torrontés con Riesling y el rosado de Malbec con Torrontés fueron la punta de lanza de la bodega fundada por el suizo Donald Hess, que apuntó desde el principio a alumbrar un estilo de vinos bien frescos y bebibles. Pero hay mucho más además de estas dos etiquetas.

Su abanico de vinos llevan a flor de piel el carácter del Valle de Cafayate. La clave está en que, a partir de una viticultura bien precisa y una enología “sensible”, los ejemplares de Amalaya están a años luz de los vinos hiperconcentrados y de enorme estructura tan característicos de esa región en otras épocas. 

En los vinos de Amalaya hay “bebibilidad” y frescura. Y en aquellas etiquetas donde hay carácter –sobre todo en los cortes tintos-, también hay equilibrio y elegancia. 

“Nuestros viñedos están a unos 1.700 metros sobre el nivel del mar. A mayor altura tenés mayor amplitud térmica. Esto te da más irradiación solar y, por ende, más concentración. Pero mayor concentración de todo: de lo bueno y lo malo, por eso nuestro trabajo es potenciar lo bueno”, sintetiza Javier Grané,  gerente de fincas y bodegas en Hess Family.

Actualmente, la bodega cuenta con más de 200 hectáreas de viñedos repartidas en tres fincas que, según Jorge Noguera, gerente de Producción de Hess Family, cubren el 90% de las necesidades de la bodega, mientras que el 10% restante “proviene de cinco productores con los que venimos trabajando desde hace años y con los que, a esta altura, somos como socios”.

Si bien el enólogo principal de Amalaya es Rodolfo Dhuin, en la bodega prima el concepto de trabajo en equipo.

Según Grané, “operamos sobre más de 250 hectárea y lo hacemos lote por lote, cuidando mucho el punto de cosecha, que es uno de los momentos más delicados. Y ahí es fundamental contar con un buen equipo. Antes de podar, se traza el plan y ahí no hay jerarquías, todos opinamos y debatimos para obtener los mejores resultados”.

Para Grané, la clave pasa por un cuidado casi obsesivo de la materia prima. Es decir, de los viñedos y las uvas.

“Lo primero que nos transmitió Hess es el máximo respeto por la naturaleza. De hecho, fue la primera empresa en la Argentina en contar con un certificado biodinámico y, por ende, se trabajaba con una viticiultura orgánica. Actualmente no somos más biodinámicos pero sí seguimos rigiéndonos con una filosofía de trabajo de máximo respeto por la naturaleza y esto se traduce en los vinos”, agregó Grané.

Y el hecho de buscar cuidar y potenciar el terroir, implica una visión enológica menos intervencionista. Y esto se traduce en más fruta y menos madera.

“El protagonista es el vino. En todos los vinos que pasan por barricas buscamos que nunca se tape la fruta, sino que sea un complemento”, apuntó Noguera.

De hecho, todavía hay barricas en uso que se compraron en los comienzos de Colomé y que son utilizadas en Amalaya para trabajar en la microoxigenación y en la búsqueda de redondear más los vinos.

Cinco vinos que definen a AmalayaVinos & Bodegas presenta cinco etiquetas de la bodega que definen el espíritu del Valle de Cafayate: 

Amalaya Blanco 2017 - Precio sugerido: $160

El corte de Torrontés y Riesling realmente funciona. Se notan los aromas a frutas blancas, una atmósfera floral y dejos cítricos. Lo interesante es que la frescura está bien presente pero el Riesling le aporta un toque extra de volumen y delicadez en boca. Su final no tiene rastros de amargor, posicionándolo como un blanco para paladares universales. 

Según Noguera, la clave es que "al Torrontés lo cosechamos antes para que la fermentación sea fresca y mantenga la fruta. Y complementamos con el corte con Riesling, que también es cosechado muy temprano, aportándole una frescura excelente". 

Respecto del original corte, Grané explicó que "cuando se separa Amalaya de Colomé, tomamos la bandera del Torrontés, que es la base, pero como hacemos blends, queríamos ver con qué lo podíamos complementar. Usualmente se utiliza Sauvignon Blanc, pero nosotros, buscando algo diferente, encontramos el Riesling. Nos pareció un vino que se adapta muy bien, que aporta manzana verde, buena acidez y buena mineralidad".

El experto agregó que buscaron mantener el carácter del Torrontés pero "dándole mucha más delicadeza, con aromas menos agresivos, menos invasivos, haciéndolo más elegante. Esto se nota, por ejemplo, en que no tiene un final amargo, un defecto que lo asociamos a una madurez desequilibrada en el viñedo". 

Amalaya Rosado 2017 - Precio sugerido: $160

La fruta roja fresca, muy fresca, es palpable y se anticipa crujiente. Aparece una suave pátina floral que complementa. En boca entra muy fresco y este carácter se mantiene de punta a punta. Corre por el andarivel del medio entre los rosados diáfanos y ligeros y aquellos más voluminosos. Definitivamente bebible. En las últimas añadas se le bajó un poco el color, sin llegar a ser un rosado estilo Provence. 

"Es una etiqueta en la que hemos apostado fuerte por el crecimiento. Se vende muy bien no sólo en el mercado interno, también en algunas ciudades de Estados Unidos, como Colorado. Es un vino que está ganando importancia dentro de nuestra oferta de etiquetas", aportó Noguera. 

En línea misma, Grané agregó que en "los últimos años hemos quebrado stock con tres vinos. Y este rosado es uno de ellos. La clave siempre fue hacer un vino bien fresco y bebible". 

Amalaya Blend Tinto 2016 - Precio sugerido: $215

La base de este corte es el Malbec, pero suma además una dosis de Tannat y Petit Verdot. Aromas intensos, dominados por la fruta roja y negra, con dejos especiados y una barrica muy sutil que aporta dejos tostados conforman su paleta. Tiene carácter y frescura. Es un vino jugoso, cuyos taninos se imponen pero nunca incomodan

Según Grané, "no es sólo un Malbec, es un vino que se expresa de diferentes formas, gracias a las distintas alturas y terroirs, de la mano de las tres fincas que poseemos y cuyos suelos van de un perfil pedregoso hasta uno completamente arenoso. Esto suma complejidad". 

Noguera aportó que "como buscamos que el protagonista sea el vino, el tiempo que pasa en contacto con madera es limitado. Además, apostamos por barricas de segundo a tercer uso". 

Gran Corte 2014 - Precio sugerido: $275

Cuando se le pidió a Grané que eligiera una de las etiquetas del portfolio, no lo dudó: el Amalaya Gran Corte. 

"Me encanta. Lo encuentro muy equilibrado, de excelente madurez, muy frutado, con muy buena acidez, complejo, con el toque que le da el Cabernet Franc, que entrega un mentolado final que me parece muy delicado. Es un vino muy elegante, fácil de acompañar con cualquier tipo de comidas", apuntó 

Corte Único 2014 - Precio sugerido: $400

Es un blend que conjuga Malbec, Cabernet Sauvignon y Tannat. Es intenso y de aromas profundos y marcados, cargados de fruta roja y negra, como ciruelas e higos, y especias bien marcadas, como pimienta. En boca es un vino con presencia, de la mano de taninos marcados y excelente jugosidad. El Cabernet Sauvignon se impone en boca con una aromática de perfil especiado y suaves trazos de pimentón asado. Deja un largo recuerdo. 

Para Noguera, este vino "es fruto del esfuerzo de los enólogos. Y ese esfuerzo arranca en el viñedo. Es un trabajo difícil, sobre todo por la fermentación en barricas, que requiere de una atención especial, como el control de la temperatura y degustaciones constantes".

Por J.D.W. - Editor Vinos & Bodegas

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