Al margen de los problemas con Corea del Norte o las acusaciones de que Rusia tuvo un papel clave en su victoria, hay otros aspectos del gobierno del presidente estadounidense Donald Trump que pueden parecer menos relevante pero que también son un asunto grave. 

Por ejemplo, el descontento de su consejo de asesores, que se quedó sin un cuarto de sus expertos en ciberseguridad.

Un grupo de siete miembros del consejo renunciaron a sus puestos citando en una carta conjunta las deficiencias de la administración en materia de ciberseguridad y, también, su preocupación porque Trump y sus altos cargos están minando la "infraestructura moral" de los EEUU. 

La renuncia tuvo lugar el lunes, pero la Casa Blanca las aceptó el martes. La carta, sin embargo, se hizo pública durante el pasado fin de semana. 

La mayoría de ellos fueron designados durante la administración Obama, por lo que no sorprende que los motivos por los que abandonaron sus puestos vayan más allá del maltrato de Trump al área de la ciberseguridad en concreto. 

Según la carta, lo más grave es que no se está prestando "la atención adecuada a los apremiantes problemas de la seguridad nacional" de los organismos. 

Y aunque Trump solicitó una mejor infraestructura de seguridad para el gobierno, parece que sus conocimientos sobre estas cuestiones es muy limitado. 

Por ejemplo, rechazó recientemente las conclusiones de la inteligencia de EEUU de que Rusia desarrolló una campaña de propaganda y hackeos con el objetivo de perjudicar a las elecciones presidenciales de 2016, en las que él resultó victorioso.