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¿Buscás un vino intenso y con "vértigo"? Este ejemplar de la bodega mendocina ofrece un ejemplar que cumple con esas expectativas
30/08/2017 - 23:01hs

"Gualtallary es impetuoso, tiene una personalidad como la de un volcán. Se siente mucha energía en sus vinos, mucha vitalidad y tensión. No son vinos anchos ni horizontales, son más verticales. Y tienen electricidad". 

Esta definición de los ejemplares que se logran en esta zona cada vez más relevante del Valle de Uco, pertenece a uno de los referentes de la vitivinicultura local: el enólogo italiano Alberto Antonini. 

El experto fue uno de los que asesoró al equipo de Bodega Lagarde, comandada por Sofía Pescarmona, en su incursión en esta zona de Mendoza. 

Y si bien el trabajo de asesoramiento terminó hace un tiempo, esta frase que Antonini pronunciara en una entrevista con iProfesional, bien podría ser una radiografía del último vino que acaba de presentar Lagarde: un nuevo Malbec de la línea Pequeñas Producciones y que llega para complementar la familia, que se había iniciado con un Malbec pero de Luján de Cuyo. 

Según Pescarmona, "2015 fue una cosecha húmeda y fría, pero logramos un Malbec rico y típico de Gualtallary, austero en aromas, como el suelo". 

La finca de donde proviene este Malbec (llamada Aguas Verdes) se ubica a 1.400 metros sobre el nivel del mar y fue adquirida en 2011. Posee unas 70 hectáreas en total pero, una vez que el proyecto alcance su potencial, cerca del 40% de la superficie estará reservada a un área preservada y que permanecerá virgen. 

Según la bodeguera, "queríamos conservar la esencia del lugar". 

Primeras Viñas Gualtallary Malbec 2015 proviene de viñedos plantados hace doce años, más precisamente de dos parcelas que totalizan poco más de una hectárea, con suelos pobres en materia orgánica y que incluyen perfiles arenosos, combinados con canto rodado con presencia de carbonato de calcio (la llave de eso llamado "mineralidad"). 

¿Qué propone?: este Malbec, definitivamente está en la vereda de enfrente respecto de su "primo", que proviene de Luján de Cuyo. Su paleta es sobria, sutil, para nada "exhibicionista". Es un ejemplar que no está pensado para quien busque la clásica y sexy fruta roja que suele entregar esta variedad en otro tipo de terruños. Aquí hay tenues capas florales, un dejo apenas perceptible de frutas rojas y cierto dejo especiado

En boca, claramente tiene el ímpetu que Gualtallary le imprime a sus vinos: este Malbec ataca brioso, con un fluir en el que se nota algo de vértigo. Los taninos se agarran del paladar y le marcan el pulso, dejando su rastro. Seguramente contribuya la dosis "homeopática" que le imprime el Petit Verdot. La frescura, en tanto, lo atraviesa y le imprime una frescura natural que dice presente. 

Conclusión: es un vino definitivamente gastronómico. Para aquellos paladares no tan acostumbrados a estos taninos que aportan tanto carácter, requerirá de un buen ladero, como un corte de carne roja (en lo posible, jugoso). Otros, gozarán de su textura. 

Importante no confundir su carga de taninos rugosos con concentración. Por el contrario, es un vino bien fluido y que no cansa. 

El enólogo Juan Roby definió a sus taninos como "rústicos", pero que apenas raspan, con una astringencia que no molesta. 

"Ese agarre en el paladar me vuelve loco, lo hace muy interesante", explica de manera gráfica. 

Los $950 que cuesta esta etiqueta en vinotecas claramente segmentan al tipo de público al que apunta la bodega.

Está pensado para aquel consumidor que busca un estilo bien definido y que está interesado en indagar en las particularidades de este hotspot de la vitivinicultura local, más que en encontrar las zonas de confort que ofrecen los clásicos Malbec. 

Por J.D.W - Editor Vinos & Bodegas iProfesional - [email protected]