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Es futbolista pero también bodeguero. Hace diez años compró una finca en Gualtallary, una de las zonas clave de Mendoza, donde elabora Malbec de alta gama
01/09/2017 - 15:44hs

Su nombre está íntimamente asociado al mundo del fútbol. Jugó en Boca Juniors, vistió la camiseta de la Selección nacional y hasta hace unos meses se desempeñó en el club Genoa de Italia.

Sin embargo, Nicolás Burdisso también está haciéndose camino, paso a paso, en otro terreno muy competitivo: el del vino. 

Sucede que el defensor está presentando en sociedad su propio proyecto vitivinícola, bautizado Vinos de Potrero. 

Lo interesante es que, mientras otras personalidades reconocidas se metieron un poco "por la ventana" en esta industria, el camino que eligió Burdisso fue bien consistente

Con perfil muy bajo, su proyecto arrancó hace casi 10 años, cuando él y su esposa, Belén Soler Valle (actual manager de la bodega) compraron una finca en Gualtallary, una de las zonas más reconocidas del Valle de Uco, en Mendoza. 

Es decir que, desde el vamos, cumplió con el ABC que recomiendan los grandes bodegueros y enólogos: empezar buscando la zona apropiada, más que enfocarse en encontrar una marca llamativa o en diseños de etiquetas. 

En eso, Burdisso se desmarca de otras experiencias encaradas por "famosos", que pusieron su nombre como "chapa" para ganar difusión pero dejando de lado lo más importante: el terruño, que es la principal variable si se pretende lograr grandes ejemplares de clase mundial. 

Al analizar el proyecto, se nota que el futbolista estuvo preocupado por el detalle. Y que hasta investigó y estudió bien el perfil de vinos que quería lograr, antes de animarse a lanzar comercialmente su primera botella. 

Parece un cliché, pero al igual que en el fútbol, Burdisso supo que debía rodearse de buenos profesionales si pretendía pisar sobre terreno seguro en una industria difícil y compleja, en la cual las inversiones se plantean a largo plazo y el período de repago o "payback" supera largamente la década. 

Para ello, convocó a la consultora Wine Idea -encabezada por Matías Prezioso, presidente de la Asociación Argentina de Sommeliers (AAS) y Patricio Eppinger- y que se especializa en gerenciar proyectos vitivinícolas.

También sumó al equipo al enólogo Bernardo Bossi Bonilla, quien en los últimos años se había desempeñado como chief winemaker de bodega Casarena. En paralelo, seleccionó a la distribuidora Aurea para la comercialización. 

Para cerrar el círculo, Burdisso buscó un hilo conductor para contar una historia. Y encontró el leitmotiv en sus inicios como futbolista, vinculando los suelos pobres –una de las características esenciales de los grandes terroirs a nivel internacional- con el suelo castigado de los potreros

Actualmente, la bodega cuenta con cuatro etiquetas, apoyadas en el cepa estrella de la Argentina: Malbec de Potrero 2016 (precio sugerido: $240), Reserva de Potrero 2016 ($320), Gran Malbec de Potrero 2014 ($450) y El debut de Potrero 2014 ($800). 

Si bien ya están exportando a Italia, el proyecto recién está saliendo al mercado interno, con una producción limitada de 40.000 botellas. ¿El objetivo? Mantenerse como una bodega boutique y alcanzar un máximo de 500.000 botellas. 

"Comencé a acercarme con más intensidad al mundo del vino cuando llegué a Italia. Siempre me llamaron la atención los vinos, las diferentes uvas y cuando llegue a Italia vi la diversidad que hay y me empecé a empapar cada vez más. Esto fue en el año 2004. Aunque creo que también puede ser un tema cultural, ya que mi familia es de Cúneo", afirmó Burdisso, en una entrevista con iProfesional. 

-¿Cómo fue el paso de ser un apasionado a convertirse en un bodeguero?

-Fue un paso bastante directo, tuve la posibilidad de comprar una finca en el 2007 y en base a toda la curiosidad y pasión que me despertaba el vino, con mi esposa pensamos que era una linda posibilidad y tuvimos nuestra primer vendimia en el año 2011. Y luego de vender la uva, durante varios años pensamos que sería lindo hacer algo nuestro, muy bien hecho, dándole  prioridad al terroir. 

-Ganar plata en esta industria no es fácil... ¿para vos es un proyecto más vinculado con el placer, independientemente de los números, o lo ves realmente como un negocio? 

-Entré a este mundo por el placer que produce conocer más de vitivinicultura, probar y aprender más de las cepas, del terroir. Obviamente cuando me planteé hacer algo nuestro, lo primero fue soñar y después analizar la inversión y su riesgo. Y la conclusión, por propia experiencia, fue que para realizar un sueño siempre hay que arriesgar un poco. Y también, uno de los primeros pasos fue conocer a las personas capaces para llevar a cabo este tan deseado proyecto.

-¿Por qué elegiste Gualtallary para comprar una finca? 

-Elegí Gualtallary porque sabía que es un lugar único y diferente en Mendoza, junto con Altamira. Me pareció que era una oportunidad única poder comprar una finca en Gualtallary. Cuando la adquirimos, no pensábamos el tema como un negocio sino como placer. Hoy se volvió como una idea de empresa, pero no dejamos de lado el placer que nos da hacer algo bien nuestro.  

-¿Cómo llegaste al enólogo Bernardo Bossi?

-Empecé a pensar en hacer un vino con las uvas de nuestra finca y empezamos a hablar con los chicos de la consultora Wine idea, que son los que terminaron de darle forma al plan. Teníamos que buscar a alguien que se identifique con este proyecto, que era algo muy lindo de llevar, pequeño pero ambicioso. Y ahí surgió el nombre de Bernardo. Yo ya conocía sus vinos y su escuela y después de hablar dos minutos con él nos dimos cuenta que era la persona indicada por lo que transmite como profesional y como persona.

-¿Y qué buscas transmitir con tus propios vinos? 

-Queremos que sean muy disfrutables, de terroir, francos, elegantes y con personalidad. Por eso, desde el minuto uno, hubo una gran identificación entre lo que queríamos con Belén y lo que le gusta hacer a Berni. 

-Vimos que el foco está puesto en el Malbec. ¿Planean trabajar con otras variedades?

-A corto plazo, diría uno o dos años, nos gustaría salir con un Cabernet Sauvignon bien de Uco. Lo hemos hablado y tenemos identificada el tipo de uva que queremos. Es cuestión de definir cuándo. Además, ya tenemos el Chardonnay de Potrero 2017. La uva la seleccionamos de un productor vecino y ya se nos hace agua la boca.

-¿Está en estudio la construcción de una bodega?

-Si, está pensada la idea y sería un sueño concretarlo porque eso indicaría que se fueron cumpliendo las metas propuestas. Además, algo que aprendimos en Italia es que cada hacienda tiene su bodega. Te reciben en su lugar y te hacen conocer su historia. Y más allá del poco tiempo que llevamos, siento que tenemos mucho para contar y por eso pensamos que Vinos de Potrero va a ser algo muy lindo, pero todo a su tiempo.

Todavía me parece que es una idea apresurada, siendo que aún no tenemos un gran volumen de producción. Creo que es todo un proceso que tendremos que cumplir en diferentes etapas. Ahora, como decimos nosotros, empezó a rodar la pelota, salimos a la cancha, presentamos los primeros vinos, tratamos de sumar atributos, críticas y lugares para que lo conozcan. 

-Es cada vez más común que personalidades del mundo del espectáculo o de la música se embarquen en un proyecto vitivinícola. ¿Te recibió bien la industria o notaste algún tipo de prejuicio? 

-Desde el día que empezamos a darle forma a esta historia teníamos en claro una cosa: que el protagonista iba a ser el vino y no usar mi trayectoria como futbolista para posicionarlo. Creo que, más allá de eso, estratégicamente no es bueno para el vino que se identifique conmigo. Por eso no pusimos mi nombre y trato de estar atrás de todo esto y que las personas que realmente saben lo lleven adelante, como Bernardo, mi mujer y los chicos de Wine Idea. Por sobre todas las cosas está el proyecto. Además, nuestros vinos no necesitan de alguien famoso que este atrás empujándolos porque tienen todo para ser los protagonistas. 

Por J.D.W. - Editor Vinos & Bodegas iProfesional - [email protected]