La gran caída de agua en el centro y sur del país terminó afectando a los productores trigueros que al terminar la siembra 2017-2018 tienen un 34% de las 5.350.000 hectáreas incorporadas con exceso hídrico, lo que podría desmejorar a la larga la calidad del cereal.

Los datos fueron evaluados por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires que señalaron que la gran cantidad de agua en los campos provocaron anegamientos e inundaciones en Buenos Aires, La Pampa, sur de Santa Fe y sur de Córdoba durante gran parte de la ventana óptima de siembra del cereal, lo que provocó una disminución de 150.000 hectáreas sobre la primera estimación de área al inicio de la campaña.

Por su parte la Bolsa de Comercio de Rosario alertó la presencia de enfermedades, como es la aparición repentina de roya amarilla que ya se observa en el sur de Santa Fe y el norte de Buenos Aires. En buena parte de esta área, los trigos se están desarrollando en "humedales".

Sin embargo, pese al mal clima la Bolsa porteña sostuvo que el cereal logró en la siembra una expansión del 4,9% en comparación al ciclo previo, gracias a las buenas condiciones que se registraron en el norte argentino y que permitió compensar en parte las pérdidas en los sectores más afectados del centro y sur agrícola nacional, informó BAE.

Será necesario ver cómo se desarrolla el cultivo en los próximos días. El cereal es ya una moneda de cambio para el productor que la usa en el pago de los gastos operativos. Lo que en el campo se dice: la caja chica.

En materia de precio las cosas no viene tan mal dado que en el plano local se mantiene en valores "razonables", pero no sucede lo mismo en el plano externo donde ya en dos meses cayó un 25 por ciento.

Es de esperar que este llegue al mercado local donde la exportación ya lleva comprado algo más de 3 millones de toneladas. Con ese volumen tenderá a regular las compras que terminarán por ofrecer un menor valor por el commoditie.