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Continúa el derrumbe del consumo de leche y se acrecienta la concentración de la industria. El impacto de la devaluación, apertura comercial e inudaciones
12/09/2017 - 14:47hs

La crisis de la industria láctea va más allá del conflicto en SanCor. Hoy los productores se debaten entre mantenerse, reducir o "salir del negocio".

Los mejores precios de los cultivos agrícolas y la sencillez de sus operativas han hecho incrementar, en los últimos años, la superficie dedicada a esa actividad y, en especial, a la soja en zonas que, tradicionalmente, eran ganaderas y lecheras.

"Esta sería una causa más que importante de la reducción y desaparición de un gran número de tambos", explicó Federico Grand de Agronomics Consultores que, junto con  Luciano Areste, realizaron una investigación sobre el sector.

En el estudio también se cita que una serie de condiciones coyunturales han afectado negativamente, agravando aún más la crisis.

En tal sentido, han considerado a la devaluación del peso (el 60% de los insumos de los tamberos están atados al dólar), el ajuste tarifario y el aumento de los combustibles y, por ende, de la logística.

"También en algunos tamberos costó el reajuste a un modelo sin derechos de exportación en cereales y la disminución gradual en el complejo soja, considerando que esto sube el costo de alimentar a las vacas", explicó Areste.

"El factor final que terminó de configurar una tormenta perfecta para el sector fue que, durante el último año, las zonas productoras de leche se vieron seriamente afectadas por recurrentes inundaciones que afectaron a la producción lechera", sostuvo.

En cuanto al contexto internacional, la industria viene atravesando serias dificultades en los últimos años a nivel global.

"El precio internacional de la leche, si se toma como referencia el de la leche en polvo, ha sufrido una fuerte baja desde el año 2014", manifestó Grand.

"Si bien en los últimos meses ha mostrado signos de recuperación, aún se encuentra por debajo de los costos de producción", aseguró.

En el estudio surge también que la caída del precio de la leche tiene su origen en dos causas principales.

Por un lado, un exceso de oferta a nivel global y, por otro, una caída de demanda por parte de Rusia, que restringió las importaciones de productos lácteos provenientes de Occidente en el año 2014.

La investigación dimensionó la caída en la producción, la notable baja en el consumo interno de leche y sus derivados, el impacto de la merma del resultado comercial y la compleja situación, justamente, del caso Sancor.

"Pudimos precisar que la producción primaria de leche se redujo notablemente, perdiendo 11,8% frente a las marcas del año 2015", dijo Areste.

"En 2016 se produjo una baja significativa en el consumo de leche. En efecto, se consumieron casi 6 litros menos de leche pasteurizada por persona", agregó.

"Analizando la evolución anual, el consumo per cápita de leche pasteurizada se ubicó, en el año 2016, en niveles exiguos en términos históricos, siendo incluso más bajo que el vigente en el período de la crisis económica del 2001/2002", agregó Grand.

También dijo que el comercio exterior cayó como consecuencia de la disminución interanual en las exportaciones lácteas, que fue cercana al 40%.

En este lapso, las exportaciones de leche y derivados totalizaron u$s643 millones, cifra menor a los u$s870 millones exportados durante el año 2015.

Mayor concentraciónAsimismo, en el proceso industrial (usinas lácteas) se agrupa en unas 1.100 empresas.

"Sin embargo, la demanda se encuentra muy concentrada, ya que cuatro firmas representan el 55% de la demanda de leche cruda y el 86% del volumen de ventas", aclaró Grand.

"Queda claro que, en este contexto, a los tamberos les resulta imposible fijar un precio al litro de leche cruda que sea competitivo", agregó.

"Hoy en día los tamberos producen a pérdida. Reciben aproximadamente $4,71 por litro, con costos de producción estimados entre $5,30 y $5,50 por litro", sostuvo.

También dijo Grand que esto se da aún después de la fuerte recuperación del 82% que tuvo el precio que recibe el productor respecto de 2016.

Se resaltó, asimismo, que las principales usinas lácteas, como Mastellone (La Serenísima) y SanCor, se encuentran inmersas en profundas crisis.

"La situación que atraviesa SanCor, la principal exportadora de lácteos del país, es particularmente alarmante", dijo Areste.

"Las exportaciones de la firma cayeron un 60% en 2016 con respecto a 2015; su producción se redujo un 30% y el balance del 2016 arrojó una pérdida superior a los 2.400 millones de pesos", añadió.

La producción láctea de la Argentina se concentra en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, La Pampa y Tucumán.

Estas regiones lecheras reciben su denominación según la especialización, quedando conformadas dos grandes cuencas lecheras: la Cuenca de Abasto, la cual produce mayoritariamente leche fresca para consumo, y la Cuenca de la Industria, especializada en la elaboración de productos industriales, tales como quesos y manteca.

Hay más de 11.500 tambos con distintos sistemas de producción (pastoriles, semipastoriles y estabulados), de los cuales el 95% se encuentran en Santa Fe (36%), Córdoba (30%), Buenos Aires (22%) y Entre Ríos (7%).

El 80% de la producción láctea argentina se consume internamente. Esto ofrece, ciertamente, una base de demanda importante para la industria.