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La pelea oculta por Ley de Presupuesto: "halcones y palomas" pujan por manejo del "modelo M"
14/09/2017 - 10:12hs

Este viernes será presentado formalmente el proyecto de Presupuesto 2018, y así quedará inaugurado el debate sobre la economía que viene.

Un debate que tendrá su clímax una vez que hayan transcurrido las elecciones de octubre y el Ejecutivo habilite la discusión en el Congreso.

Mauricio Macri no quiso que quede cruzado por la campaña electoral y, en virtud de ello, dio la orden de que se cumpla con la obligación de su presentación formal, si bien apunta a que la llamada "Ley de Leyes" logre luz verde entre noviembre y diciembre.

Como una forma de marcar la cancha -y mucho antes de que se den a conocer las proyecciones-, se mostró enfático en su objetivo de reducir el rojo en las cuentas del Estado.

"Si alguno no se preocupa por bajar el déficit fiscal, esto no va andar", dijo a sus ministros en Casa Rosada, sin hacer mención especial de alguno.

Para reforzar su mensaje, elogió a Nicolás Dujovne, el diseñador del Presupuesto: "Está muy bien la labor que hace".Ambiciosa (y difícil) combinación

Por lo pronto, el Presupuesto prevé un crecimiento de la economía del 3,5%, por encima de lo que será el cierre de este año.

De concretarse, el Gobierno habrá logrado un quiebre en la lógica de los últimos períodos. Es decir, que la actividad se expanda durante los años electorales y se contraiga cuando no hay comicios, por tener que aplicar los ajustes postergados.

El equipo económico no sólo pretende romper esa racha, sino que apunta también a reducir, en forma simultánea, rojo fiscal e inflación:

- Por el lado del déficit, contempla una reducción del 4,2% del PBI (este año) al 3,2% (el próximo).

- Por el lado del alza de precios, persigue una caída drástica, a una banda de entre 8% y 12%.

Es decir, se plantea una meta que requerirá de un gran esfuerzo, si se tiene en cuenta que el IPC de agosto dio 23,5% interanual.

Por lo pronto, Federico Sturzenegger admite que ya está trabajando para lograr ese objetivo.

Indica que el Banco Central apunta a concluir el año con un índice de precios cercano al 1% mensual, de modo tal de contar con más chances de alcanzar esa meta del 10% ± 2% para el período siguiente.

Está claro que para Macri, el "desafío 2018" se jugará a varias puntas: menos déficit, menos inflación y más crecimiento.¿Crecer, estabilizar o ambas cosas?

El Presidente está convencido de que la única forma de hacer sustentable a la economía es reducir el rojo en las cuentas del Estado a la vez de moderar el "impuesto inflacionario".

También defiende la idea de que el camino para lograrlo es a través de una política gradualista.

Asesorado por el tándem Sturzenegger-Dujovne, cree que los distintos ministerios tienen partidas que pueden ser ajustadas.

Considera que no hace falta cortar con ninguna de las obligaciones sociales, pero que existe una restricción natural para cualquier ajuste: en el Presupuesto, $6 de cada $10 tienen como destino el pago de jubilaciones, pensiones y gastos del PAMI.

Tampoco está previsto recortar la obra pública, ya que el Ejecutivo quiere que siga siendo la locomotora del crecimiento, hasta tanto se concreten las inversiones privadas.

Sobre este último punto, la Casa Rosada le pone fichas al último acuerdo con el BID y el Banco Mundial, de modo que estas entidades sean las que operen como garantes de los desembolsos de financistas en proyecto de infraestructura.

Sin embargo, no todo está en paz en las filas oficiales, ya que muchos no coinciden sobre las prioridades a atender y a qué velocidad avanzar.

Como suele decirse en la jerga política, hay "halcones" que quieren ir a fondo con el ajuste y "palomas" que defienden el gradualismo.

Sucede que la dupla Dujovne-Sturzenegger planifica el 2018 privilegiando la estabilización de las variables económicas, convencida de los beneficios que traerá a mediano plazo.

Sin embargo, el ala política tiene otras preferencias. Concretamente, los ministros más "políticos" quieren -antes que nada- asegurar el despegue de la actividad. Y temen que el ajuste fiscal tenga un alto impacto.

En dialogo con iProfesional, un importante funcionario afirma: "Nos tendríamos que jugar por una sola cosa: bajar el déficit fiscal".

"Estoy de acuerdo con que la inflación del año que viene tiene que ser más baja que la de este año. Pero no coincido en querer reducirla al 10% o 12%, ya que corremos el riesgo de que la actividad vuelva a estancarse. Sería un costo político muy elevado", completa.

Por lo pronto, todas las proyecciones económicas que se manejan los despachos oficiales descuentan un escenario electoral beneficioso para Cambiemos en octubre.

Sin embargo, en cabeza de los funcionarios, lo que comienza a estar en juego es la "hoja de ruta" que deberá seguirse para las presidenciales 2019.

En el "ala política" aprecian como un activo inmejorable que el Gobierno logre romper la dinámica de los últimos años. Es decir, confían en que el PIB se expandirá durante dos períodos consecutivos.

El funcionario, que pide mantener su identidad en reserva, recalca: "Lo que viene es un verdadero debate sobre la consistencia del modelo".

Concretamente, refiere a la idea de cómo hacer para crecer un 3,5% y, al mismo tiempo, ajustar las cuentas públicas y reducir la cantidad de pesos en manos de la sociedad.

"A mí me resulta difícil suponer que esta combinación puede plasmarse en la práctica, más allá de que los papeles dirán que es posible", expresa.

En las próximas horas, el Ejecutivo mostrará algunos datos claves, que tienen que ver con el modo en que piensa recortar gastos sin afectar áreas socialmente sensibles.

Por lo pronto, hay una cuestión indesmentible: sólo gracias al blanqueo el Gobierno puede mostrar cumplimento de la meta fiscal este año. El problema es que no habrá un nuevo blanqueo en 2018.

La pregunta, entonces, vuelve a instalarse: ¿cómo lograr un repunte económico del 3,5% cumpliendo a la vez con los mandatos de Dujovne (ajuste fiscal) y de Sturzenegger (apretón monetario)?El "vamos por todo" macrista

Un director del BCRA, que también pide no ser mencionado, asegura a iProfesional: "El Presidente está muy firme. Más convencido que nunca sobre el camino a seguir. Como dicen algunos, el jefe está envalentonado".

Desde el Palacio de Hacienda ratifican estas afirmaciones: "Necesitamos ganar en credibilidad aprovechando la luz verde electoral", expresa la fuente, en alusión a un 22 de octubre con buenos augurios.

Una de las claves del proyecto de Presupuesto es el lugar que el Gobierno le dejará a la postergada reforma tributaria.

Si bien Hacienda ya dejó trascender que se debatirá una vez que pasen las elecciones, Dujovne quiere darle una señal anticipada al empresariado: "Macri está preocupado por el nivel de competitividad y se enfocará en mejorarlo", indica la fuente.

"A corto plazo, la reforma será neutra. Lo que se pierda de recaudar por la modificación de algún impuesto tendrá que ser compensado con algún otro ingreso", añade.

Esto deja al descubierto una realidad: en Casa Rosada están convencidos de que una vez cerrado el conteo de los votos, sobrevendrán días de mucho trabajo.

Habrá arduas negociaciones políticas para aprobar el Presupuesto y otras iniciativas que Macri considera clave para su gestión.

Entre ellas, la ya mencionada reforma tributaria y la reforma laboral.

No será lo único: tanto en la Rosada como en La Plata aguardan con suma expectativa la decisión de la Corte Suprema sobre el "Fondo del Conurbano".

María Eugenia Vidal, planteó en el máximo tribunal la eliminación del tope de $650 millones anuales del Fondo. De acuerdo con estimaciones de la gobernación, la actualización de ese fondo lo llevaría a unos $53.000 millones anuales.Gobernadores justicialistas ya salieron a bloquear la posibilidad de que sean sus distritos quienes deban afrontar la diferencia.

Pretenden que, en caso de que la Corte falle a favor de Vidal, sea la Nación quien "la ponga". Es que las provincias perderán entre el 2% y hasta el 9% anual de sus recursos.

Por lo pronto, algo parece claro: las elecciones, más que una bandera de llegada, se han transformado en una señal de largada. En este caso, de negociaciones y tironeos por la economía que viene.

El plan oficial está sobre la mesa y lleva como título la profundización del "Modelo M".

Su puesta en ejecución dependerá de la habilidad negociadora del Gobierno, del resultado de octubre y de algo que no es menor: el propio debate interno.

Se sabe: en Balcarce 50, no todos quieren darle un cheque en blanco a Sturzenegger.