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Por el proyecto urbanístico de Catalinas, la institución, que tiene 100 años en la zona, perdería parte de las tierras que ahora le alquila al Estado
15/09/2017 - 15:19hs

Los socios del Darling Tennis Club se preparan para protestar y oponerse al proyecto urbanístico de "Catalinas de La Boca".

Es que la entidad de más de 100 años no solo será ensombrecida por las torres que se levantarán en el predio continuo a su entrada en Brasil 50 sino también porque unos 800 metros de esas las tres hectáreas que se destinarán al proyecto hoy están ocupados por el club, de forma legal y con un alquiler de por medio que le pagan al Estado.

"Por 1977 ese terreno era un baldío. Entonces nosotros hablamos con la gente de Puertos, a quien pertenece la tierra -hoy englobada en la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE)- , y les ofrecimos alquilarlo y ponerlo en valor", contó Daniel Calabrese, presidente desde 2015 y socio desde que tiene memoria, al diario Clarín.

Ese pacto comercial se mantiene hasta ahora, con un alquiler mensual de u$s1.200, aunque de avanzar la ley de rezonificación de esas tierras en la Legislatura porteña, y convalidarse un acuerdo de transferencia firmado entre la AABE y el gobierno de la Ciudad, podría rescindirse.

En esa parte del club funciona el centro de alto rendimiento, el gimnasio, canchas de fútbol, un espacio para tomar sol y el estacionamiento, un servicio imprescindible en una zona donde dejar al auto en la calle no es opción.

Además, el 20% de los árboles que forestan el lugar (320 en total) están plantados en ese sector. Son eucaliptos, cedros, álamos y un roble tan antiguo como la institución.

"Lo que queremos es que respeten la ley nacional 27.098 de promoción de clubes de barrio y pueblo, que en su artículo 18 exige expresamente que se asegure el derecho a la propiedad para aquellos que tengan sus sedes construidas sobre terrenos fiscales. Es una normativa que creemos los legisladores desconocían al momento de tratar la rezonificiación. Porque una ley de la Ciudad no puede ir contra una nacional", explicó Calabrese.

En el Darling trabajan 22 personas, y casi la mitad lo hace sobre el terreno en conflicto. También ahí se concentra el grueso de las actividades deportivas para los socios más jóvenes.

"Somos unos diez, y los chicos son con los que más trabajamos. Además, el lugar más cercano para entrenar a este nivel lo tenés a seis kilómetros. Después está el impacto ambiental, levantan edificios y las canchas te quedan sin luz y se llenan de viento. Y los pibes que no son socios y el club les permite venir a entrenar, ¿a dónde van?", encadenan Cinthia Conti, Natalia Grisolia y Luciano Cabeiro, directora y entrenadores del centro de alto rendimiento.

"Este es un lugar de encuentro en medio de la Ciudad, un espacio donde se preserva la tradición, que ahora está amenazada por un interés capitalista", dijo Humberto Morgan, socio hace 37 años. "Si se pierde ese espacio, el club también va a perder muchos socios, sobre todo chicos que no van a tener donde estar", sumó Pascual de Genaro, socio hace 28 años.

En los próximos días la Comisión Directiva del club presentará ante la AABE un informe señalando la ley que los protege, y solicitando la titularidad del terreno, ya sea por cesión o por venta, para incorporarlo al patrimonio físico de la institución.

Mientras, transitan este mal trago con una ocupación mucho más gratificante: los preparativos para el centenario, en abril de 2018.