La compra en 2014 de Cataluña Banc por 1.187 millones de euros y un costo de 600 millones convirtió al BBVA como el segundo banco en Cataluña. El 30% de sus oficinas se encuentran en ese lugar, mientras que Santander tiene el 14%.

El desafío separatista catalán no ha pasado inadvertido para los analistas de la banca española e internacional. Si bien no creen que se abra un escenario de ruptura o dan una ínfima probabilidad de éste se active, la realidad es que existe preocupación por este problema. El último gran banco en advertir de las consecuencias ante una independencia de Cataluña fue Barclays, al asegurar que se había incrementado la tensión política y que podría conllevar algún "conato de violencia".

Asimismo, auguraba que la solución a este desafío pasaría por unas elecciones autonómicas, que ganaría ERC, liderado por Oriol Junqueras.

Aún así los independentistas no bajarían los brazos para conseguir su anhelado país. En este camino habrá un incremento de incertidumbre, y el dinero no se la juega en el mercado, por lo que podría desatarse un escenario económico difícil para los intereses en Cataluña.

En términos relativos, la entidad financiera presidida por Francisco González tiene el mayor porcentaje de oficinas sobre el total de su red en España, con el 30%, más que CaixaBank o Sabadell.

En total, BBVA cuenta con 930 sucursales en Cataluña, con 3.086 oficinas en España. La segunda es CaixaBank, con el 26% del total y 1.300 oficinas asentadas en su territorio natural. Esta última entidad financiera cuenta con 5.027 sucursales en toda España. Sabadell tiene el 22,64% de sus sucursales asentadas en Cataluña, con un total de 2.548 oficinas en toda España.

El Banco Santander tiene 375 sucursales en Cataluña, pero hay que contabilizar las de Banco Popular, para sumar un total de 618, es decir, el 14% de las 4.271 que suman en España. Bankia opera con 143 oficinas en Cataluña, el 8% del total en España.

No obstante, la banca mantiene sus estrategias, ya que no dan credibilidad a una hipotética ruptura. Y es que, en caso de que este escenario fuera verosímil ya se habrían activado planes de contingencia por parte del Banco de España o incluso del Banco Central Europeo, como ha ocurrido con el Brexit.