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La suite 32-135 del Mandalay Bay no volverá a ser la misma. Este es el proceso a seguir cuando un lugar de vacaciones pasa a ser un “sitio maldito”
07/10/2017 - 16:05hs

Si en los 12 meses posteriores a febrero de 2012 alguien fue al hotel Beverly Hilton en Los Ángeles (California) y pidió pernoctar en la habitación 434, se encontró con que no existía ni una posibilidad de alojarse allí. 

Aun cuando estuviese dispuesto a pagar los u$s500 que costaba cada noche. Tras la muerte de Whitney Houston, la gerencia del hotel recibió un número altísimo de peticiones por parte de seguidores, cazafantasmas y mitómanos que querían pasar la noche en la habitación que había visto morir a uno de los grandes iconos de la historia del entretenimiento.

El Beverly Hilton decidió clausurar la habitación y retirar el número de su puerta.

Lo mismo ocurrió en el caso de la modelo de Playboy Anna Nicole Smith: el hotel Sminole Hard Rock de Hollywood (Florida) borró temporalmente su número de habitación para espantar a los morbosos. Hoy su habitación 607 es la 609.

En el caso del Beverly Hilton, la 434 vuelve a estar operativa y con su mismo número, según descubrió el programa Inside Edition en febrero de 2017, cinco años después de la muerte de la cantante.

En el caso de la habitación 100 del Hotel Chelsea en Nueva York, la habitación donde Nancy Spungen murió acuchillada (supuestamente) por Sid Vicious, fue posteriormente dividida en dos.

Esta semana la habitación 32-135 del hotel Mandalay Bay se ha convertido en el lugar más atractivo de la actualidad para los amantes de los lugares con tintes malditos, consideró el diario español El País.

Es la que Stephen Paddock eligió para alojarse el domingo 1 de octubre y donde, algo más tarde de las diez de la noche, reventó dos de las ventanas y disparó al público que se agolpaba en el festival de música country que se celebraba al aire libre a poco más de 360 metros de distancia.

Internet esté lleno de páginas donde resuelven dudas tipo: "¿Cómo saber si alguien murió en tu habitación de hotel?" o "¿Está un hotel obligado a advertirme de que alguien murió en mi cuarto?".

Hay muchas más posibilidades de alojarse en un hotel donde alguien ha muerto que irse a vivir a una casa donde alguien ha fallecido, agrega el citado matutino.

Un estudio realizado en Seattle a principios de siglo arrojó como resultado que la gente que elegía un hotel para suicidarse superaba en 20 veces a los que decidían hacerlo en casa, por razones que principalmente podrían atender al deseo de que su cuerpo sea encontrado por un extraño y no por un familiar.

Mike Holovacs, un gerente con diez años de experiencia en hoteles, publicó un completo artículo en el Huffpost aclarando que los empleados del hotel, sean de alto o bajo rango, tienen prohibido desvelar información sobre muertes en el interior del establecimiento.

También en su artículo ofrece un rápido resumen de lo que se hace tras una muerte. "La habitación es inmediatamente sellada y se retira del mercado. El hotel no puede usarla hasta que las autoridades se lo permitan, y entonces necesitará limpieza y desinfección. Este proceso puede variar: desde la retirada y sustitución de todos los tejidos afectados a la renovación total del mobiliario", indica Holovacs.

"Esta decisión depende del tiempo que haya pasado desde la muerte y el descubrimiento del cadáver y en la naturaleza de la muerte. Si alguien ha muerto a causa de una sobredosis de pastillas y es localizado al poco tiempo, por ejemplo, el proceso requerirá menos trabajo que si ha sido debido a un disparo [que puede dejar restos orgánicos como sangre] o si han pasado días (o semanas) desde el fallecimiento [en cuyo caso pueden aparecer gérmenes]".

"Los hoteles –continúa– hacen un gran esfuerzo por no revelar números de habitaciones, especialmente en el caso de la muerte de una celebridad. Eso los previene de turistas morbosos que quieren quedarse exactamente donde su ídolo falleció. Lo malo es que los números de habitación acaban conociéndose cuando se publican las llamadas a la policía o los sumarios judiciales, pero nunca porque un trabajador los ha revelado".