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Un referente de la comunidad aborigen habría llamado al juez de la causa, Gustavo Lleral, para avisarle de la presencia de un cadáver en el agua
20/10/2017 - 16:26hs

El hallazgo en el Pu Lof Cushamen del cuerpo que se sospecha pertenece a Santiago Maldonado pudo haber sido el resultado de una compleja negociación entre los mapuches y el juez federal de la causa, Gustavo Lleral.

Según el diario Clarín, no es casualidad el pedido de la fiscal Silvia Avila, fechado el 8 de octubre, para realizar un nuevo rastrillaje en el Pu Lof con la participación de perros capaces de buscar rastros oloríficos en el agua.

Una llamada telefónica de parte de un referente aborígen, realizada entre el 6 y 7 de octubre, habría alertado al magistrado y la fiscal indicándoles la aparición de un cuerpo río arriba.

El autor de esa comunicación pertenecería al grupo de Fernando Jones Huala, hermano del lonko Facundo. Fernando, junto con Soraya Guitart y Andrea Millañanco -pareja del cacique- componen un sector del RAM.

La organización atraviesa una crisis producto del encarcelamiento de su fundador, el lonko Jones Huala, han relatado quienes conocen la trama.

En este contexto, con diferencias dentro del grupo mapuche, la fiscal Avila apuró un rastrillaje con el propósito de confirmar el dato que habían recibido junto al juez. 

El sector negociador apuntalaba a la idea de no sacar rédito del hallazgo para beneficiar la imagen del cacique detenido, mientras que los radicalizados esperaban asegurarse, mediante un acuerdo con la Justicia, que Cushamen se asegurara quedar libre de posteriores intervenciones de Gendarmería Nacional y de la Policía Provincial o Federal.

El 15 de octubre, Adriana Baigorria, Fernando Jones Huala, Andrea Millañanco y Alejandro Morales Godoy cruzaron hacia Chile a las 9.30 por el paso de Cardenal Samoré. Volvieron el 17 de octubre de apuro cuando se enteraron que el juez inspeccionaba el río Chubut. Entraron por el mismo paso a las 9.07 de la mañana.

También integrantes de la facción dura habrían cruzado hacia Chile por otros pasos cordilleranos no autorizados. 

Aprovechando la ausencia del sector más virulento, un sector mapuche más moderado habría decidido dar a conocer al juez que habían visto el cuerpo y llamar en la madrugada del 17 de octubre al juez Lleral con un mensaje perentorio: "Tiene que ser hoy".

Este mensaje fue confirmado a Clarín por fuentes con acceso a la investigación del caso Maldonado.

El rastrillaje en el río transcurrió bajo la estricta vigilancia de los mapuches, quienes participaron armados con cuchillos y palos. A medida que pasaban las horas el nerviosismo fue creciendo en la comunidad, cuentan testigos.

El regreso del nuevo líder, en coincidencia con los mapuches moderados, resultaba inminente. Fernando, por su lado, permanecía en el predio.

Una vez que el cuerpo quedó envuelto en un plástico para su preservación y que el juez Lleral se dirigía hacia la salida, llegaron intempestivamente los mapuches que habían estado ausentes.

El flamante referente más violento se acercó al magistrado y le gritó "respetá los acuerdos", para de inmediato comenzar a lanzarle piedras. Uno de los proyectiles impactó en uno de sus secretarios. El quiebre dentro del RAM quedó como nunca antes en evidencia.

El juez Lleral tenía la intención de regresar al otro día a Cushamen para tomar muestras de las orillas del río en la zona en que apareció el cadáver, pero tuvo que retroceder ante la tajante negativa de la gente del RAM.

"Ningún winka ingresa territorio mapuche", dijeron según el matutino.