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En horas de la tarde, se difundió un documento oficial que contenía un error y que mantuvo en vilo a un sector clave de las economías regionales
01/11/2017 - 11:30hs

Tras la conferencia de prensa que dio el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, sobre la amplia reforma impositiva que está encarando el Gobierno, desde esa cartera distribuyeron un archivo PDF de 30 páginas que, por unas horas, causó un enorme revuelo en la industria vitivinícola

Sucede que en el apartado sobre los cambios impositivos que iban a sufrir las bebidas con alcohol, el Gobierno informó que el gravamen interno para el vino pasaba de un 0% a una alícuota del 17%. 

Sin embargo, al mismo tiempo, funcionarios como Laura Montero, vicegobernadora de Mendoza, utilizaban la red social Twitter para informar que se había acordado que el vino recibiera una alícuota del 10%. 

Montero acompañó su tuit con otro cuadro, muy similar al que distribuyó Hacienda, pero en el que el capítulo "vinos" estaba acompañado por esta última cifra. 

Esos siete puntos de diferencia existente entre la tasa informada por algunos funcionarios provinciales y el documento distribuido por la cartera que conduce Dujovne generaron confusión y dispararon una alarma entre los bodegueros. 

"Se armó un lío bárbaro. En un momento no se sabía si el impuesto interno era del 10% o del 17%. La diferencia, para las cifras que mueve la industria, son importantes. Se manejó todo de manera muy desprolija", afirmó el gerente de una de las mayores bodegas de Mendoza, que en horas de la tarde tuvo el teléfono al rojo vivo.

En medio de las críticas, el ministro de Economía de Mendoza, Martín Kerchner, convocó a referentes de la industria vitivinícola para asegurarles que se había acordado una reducción.

Según trascendió, en un primer momento, se barajó implementar un impuesto del 25%, luego se pasó a una tasa del 17% (que quedó plasmada en el PDF de Hacienda) y, por último, la medida quedó fijada en un 10% para los vinos. 

En el caso de los espumantes, que desde 2005 venían recibiendo continuas exenciones al impuesto interno a los productos suntuosos (cuyo gravamen era del 12%), no sólo dejaron de gozar de este beneficio sino que a partir de ahora se verán alcanzados por una alícuota del 17%.

Entre los considerandos, desde Hacienda remarcaron que "el consumo de alimentos y bebidas perjudiciales para la salud tiene costos para quienes los consumen (menores ingresos en el mercado laboral, gastos médicos y principalmente el dolor de la enfermedad) y costos para la sociedad (daños a terceros, gastos del sistema de salud)". 

En este contexto, el titular de la Unión Vitivinícola Argentina, José "Pepe" Zuccardi, criticó la medida en el marco de una conferencia de prensa realizada en Mendoza, asegurando que se trata de una decisión "absolutamente impropia y aberrante que discrimina a la economía del oeste argentino".

"El vino es un alimento, tiene estatus de bebida nacional por un decreto nacional que así lo reconoce. No se entiende por qué cuando el ministro hizo el anuncio habló de productos que no eran saludables", afirmó. 

"Nos oponemos terminantemente. El vino debe seguir con la alícuota del 0% como siempre. No puede estar considerado de una manera diferente de los demás alimentos y, por lo tanto, estamos absolutamente decididos a gestionar la eliminación del gravamen", agregó. 

Contexto adverso

En los últimos años, el consumo de vinos en el mercado interno se estacionó cerca de los 24 litros per cápita, muy lejos de los cerca de 90 litros que se llegaron a demandar décadas atrás. 

Y si bien se viene insistiendo en que se bebe menos pero de mayor calidad, lo cierto es que las últimas estadísticas preocupan –y mucho- a un sector que sufre de lleno la competencia de la cerveza. 

Según los últimos datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), en septiembre se despacharon al mercado interno casi 841.000 hectolitros, lo que implicó una fuerte caída interanual del 7,6%. 

Si se toma el acumulado, se registraron ventas domésticas por 6,6 millones de hectolitros, un 5% menos que en igual lapso de 2016. 

Una de las razones de esta pobre performance está vinculada con los aumentos de precios de los vinos, que subieron en mayor proporción que los de un competidor directo, como la cerveza. Por eso la preocupación del sector ante la imposición de tributos

Según reveló un informe de la consultora Kantar Worldpanel, las cervezas subieron menos y lograron recuperar parte del terreno perdido el año pasado. 

"Los vinos, con un incremento en precio mayor al de cervezas, se encarecieron en términos relativos frente a su rival, y esto no pasó desapercibido por el hogar, quien se muestra más racional y atento a los valores", sostuvo Belén Abbruzzese, account director de Kantar Worldpanel.

"Así, la categoría cervezas logró recuperar gran parte del volumen perdido en 2016, mientras que vinos profundizó su caída, con un consumidor que no acompañó", agregó. 

Para las bodegas, "la problemática pasa por los hogares compradores, que sacaron a la categoría de su carrito de compras, dado que de un 66% de penetración en el 2014, descendió a un 61% este año".

Esto implica que en ese período, según Kantar Worldpanel, la categoría dejó de estar presente en unas 650.000 familias.