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Otro millonario metido en polí­tica, el caso de Sebastián Piñera

El balance de la gestión del expresidente chileno, que dejó una economía ordenada en su primer mandato entre 2010 y 2014, pero se enfrentó con estudiantes
20/11/2017 - 17:11hs
Otro millonario metido en polí­tica, el caso de Sebastián Piñera

Sebastián Piñera Echenique proviene de una familia de clase media, cuyo padre fue funcionario y militante de la Democracia Cristiana. El expresidente chileno, que ahora quiere volver a ocupar el máximo cargo político en dicho país, repite cada vez que puede que votó en contra de la permanencia de Augusto Pinochet en el poder en el plebiscito de 1988, aunque enseguida lideró en 1990 la campaña del candidato sucesor del dictador chileno.

Ingeniero comercial con estudios en Harvard, amasó su fortuna a inicios de los ´80 cuando regresó de Estados Unidos con las franquicias de las primeras tarjetas de crédito, al mismo tiempo que se aventuró en la compra y venta de propiedades e inversiones en grandes inmobiliarias, dice un artículo de ABC de España.

A inicios de esa década fue contratado como asesor de un banco del que se hizo socio en poco tiempo. Cuando era gerente general tuvo que enfrentarse a la Justicia, aunque finalmente fue sobreseído.

A partir de mediados de los años ´80 diversificó sus negocios, siempre en el ámbito financiero a través de compra y venta de empresas, con una aerolínea, un canal de televisión y un equipo de fútbol. Hoy la revista Forbes calcula su fortuna en unos 2.500 millones de euros.

Con el regreso de la democracia a Chile, en los ´90 ficha por la derecha y llega al Senado. Desde ahí construye su plataforma para aspirar a la presidencia de Chile.

En 2005 compitió y perdió frente a Michelle Bachelet. Pudo conseguirlo en las elecciones de 2009, cuando se impuso a la alicaída campaña del ex presidente Eduardo Frei, recuerda ABC.

Su primer gobierno alcanzó el punto más alto de adhesión cuando en agosto de 2010 consiguió rescatar a 33 mineros sepultados en una mina, pero su popularidad comenzó a desplomarse con las movilizaciones estudiantiles de 2011, los conflictos de interés propios y de algunos de sus ministros, así como el desarrollo de proyectos energéticos que entraron en conflicto por sus efectos medioambientales. Aun así, dejó una economía ordenada y en crecimiento, además de crear más un millón de empleos.